Vladimir Ilich Uliánov, también conocido como Lenin, fue el militante revolucionario comunista más influyente en la historia de la humanidad. Fue impulsor de la Revolución rusa de 1917, líder de los bolcheviques y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas a partir de 1922.
Proveniente de una familia de clase media, Lenin, desde pequeño fue un ávido lector y considerado por muchos como un genio, convirtiéndose años después en uno de los intelectuales comunistas más destacados de la época al hacer grandes aportaciones teóricas al pensamiento marxista.
En su libro ¿Qué hacer?, publicado en 1902, planteó la necesidad de construir un partido de revolucionarios profesionales, una herramienta para la organización y educación de los trabajadores, capaz de liderar a las masas en la lucha por la construcción del comunismo.
En 1916, después de que estallara la Primera Guerra Mundial, Lenin comienza a investigar sobre el imperialismo y posteriormente escribiría un folleto popular que hoy en día lleva el título El imperialismo: fase superior del capitalismo; se trata de un análisis de la fase moderna del desarrollo del capitalismo, en el cual se describen las cinco particularidades del imperialismo:
100 años después de la muerte de Lenin, seguimos recordando y honrando su memoria, difundiendo entre el pueblo sus ideas
1) La concentración de la producción y los monopolios:
A partir del desarrollo tecnológico y la eliminación del mercado de los capitalistas más débiles a través de la competencia se agudiza la concentración de la producción en empresas cada vez más grandes, impulsando el crecimiento de grandes monopolios en sus diferentes formas (cárteles, sindicatos, trust, consorcios) y que controlan cada sector de la producción, imponiendo precios y haciendo cada vez más difícil la competencia.
2) Los bancos y su nuevo papel:
Los bancos inicialmente eran pequeños prestamistas, pero a medida que aumentan las transacciones utilizan en capital monetario del que disponen para convertirlo en activos financieros y generar rendimientos, agudizando la concentración del capital; se convierten en monopolistas del capital monetario y en agentes imprescindibles tanto de la producción como de la economía de cada país debido a la información que poseen de las empresas (cuentas corrientes). Se acelera el proceso de concentración de la industria y de la banca, abriendo paso a la dominación del capital financiero.
3) El capital financiero y la oligarquía financiera:
A partir del aumento de la concentración de la producción y del capital en un grado muy elevado los monopolios y la banca van tomando fuerza, dando paso a la fusión de los bancos con las industrias. El sistema de participación de asociaciones de diversas empresas, a través de acciones, permite que aumente el poder de los monopolistas en la toma de decisiones de la rama productiva en cuestión, además que les es posible llevar a cabo malabares financieros, como desvío de recursos.
4) La exportación de capital
Los países donde el capitalismo se desarrolló rápidamente y al capital le hace falta campo para su inversión lucrativa generalmente exportan capitales (a diferencia del viejo capitalismo en donde se exportaban mercancías) a los países atrasados donde el precio de la tierra, de las materias primas, salarios e impuestos es relativamente pequeño, obteniendo ganancias elevadas —lo que no se traduce en una elevación de la calidad de vida de los habitantes, existe sin duda desarrollo, pero los habitantes originarios no se benefician—. De esta forma, el capital financiero va adquiriendo presencia en todo el mundo.
5) El reparto del mundo entre las asociaciones capitalistas y entre las grandes potencias:
El grado de concentración al que han llegado los monopolios ha obligado a los capitalistas a repartirse el mercado, primero el interior e inevitablemente el exterior. A partir de la exportación de capitales se han creado relaciones (basándose en el sistema de participación principalmente) entre las naciones de todo el mundo, en donde aumenta cada vez más la presencia de los monopolios de diversas ramas fundamentales de la producción; y no sólo en los distintos mercados del mundo, sino también en los grupos políticos, de manera que puedan repartirse territorios e incluso iniciar guerras por su control.
Un ejemplo de ello es la Primera Guerra Mundial, que fue una guerra imperialista que buscaba resolver la disputa por el mercado mundial entre el bloque encabezado por Alemania, que exigía un reparto de dicho mercado, y entre el bloque encabezado por Inglaterra, que defendía el reparto existente porque favorecía sus intereses.
Al ser la etapa superior del capitalismo, Lenin señaló que la contradicción fundamental de este sistema (la contradicción entre el carácter cada vez más social de la producción y el carácter cada vez más privado de la apropiación de la riqueza) se agudizaría cada vez más, dando origen a las múltiples crisis que hoy en día podemos observar y que necesitamos resolver antes de que los capitalistas y sus guerras acaben con nuestro mundo.
100 años después de la muerte de Lenin, seguimos recordando y honrando su memoria, difundiendo entre el pueblo sus ideas y trabajando todos los días por la construcción de una sociedad más justa.
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