Debajo de la aparente estabilidad social y orden cotidiano, de la supuesta justicia social y del pregonado bienestar en que vive la gente en las colonias, comunidades y ejidos, hay un sinnúmero de problemas reales diariamente y carencias materiales que los humildes de Sonora conocemos muy bien: males sociales de todo tipo, falta de oportunidades, inseguridad, pésimos salarios, desempleo, mal servicio de salud, educación de mala calidad, falta de acceso a alimentos de calidad, a la cultura y al deporte masivos, mercancías caras, servicio de transporte pésimo, falta de oportunidades a nuestros jóvenes, empleo informal, servicios básicos de malísima calidad —si es que se tienen, porque en varios lugares carecemos de ellos—.Esta realidad vergonzante en la que todos vivimos debe ser la razón, el germen de la convicción para decidirnos de una vez por todas a luchar juntos, para sacar del atraso a nuestras colonias y comunidades que hasta ahora carecen de condiciones sociales que nos permitan vivir dignamente.
El empobrecimiento imparable de los sonorenses se ve por todos lados.La explotación de la clase trabajadora ha llegado a límites vergonzantes, a tal grado que los millones de mercancías que producen los trabajadores del campo y la ciudad, no pueden ser adquiridas por los que las produjeron, debido al ínfimo salario que recibe el trabajador por su fuerza de trabajo, que no le alcanza para poder adquirir esas mercancías, valores de uso que necesita para poder vivir dignamente.La desigualdad social está muy marcada, eso es lo que vemos en las colonias de la periferia de las ciudades, o en las comunidades y ejidos de las provincias.
Pero sabemos que estos problemas que lastiman y laceran a nuestro pueblo todos los días, no se erradicarán por decreto, haciendo nuevas leyes, o por cambio de gobernantes o de partido político en el poder, no: para hacer este gran cambio que esperamos todos los mexicanos necesitamos instaurar un nuevo modelo económico, que reparta de forma más equitativa la riqueza.Para lograrlo,debemos dejar de ser espectadores y convertirnos en agentes activos, en verdaderos transformadores, empezando porque todos los días nos eduquemos, nos organicemos y luchemos, para empezar a exigir lo que por derecho nos corresponde y que hasta ahora solo ha quedado en el papel, porque en la realidad a los que les va mejor es los que tienen el poder económico y político en nuestro país.
Veamos si no: en México el hombre más acaudalado gana en una hora 2.3 millones de dólares, es decir 41 millones de pesos, mientas 23 millones de mexicanos viven con menos de dos dólares al día.Según datos de la CEPAL, de todos los países de América Latina, México es el país donde menos crece el salario de los trabajadores.México y Estados Unidos son los países donde es más grande la brecha entre lo que gana un empresario y lo que gana como salario un ayudante general o trabajador del más bajo rango.No es casualidad que México esté entre los cuatro países donde más desigualmente se reparte la riqueza: E.U, Chile, México y Turquía.Por lo visto, hay una gran contradicción en la economía; por un lado, el freno al crecimiento de los salarios de los trabajadores y, por el otro, el desenfreno de las ganancias de los más adinerados. Es decir, en este país, los potentados, los ricos están haciendo bien lo suyo, cuidando y acrecentando su fortuna, controlando en su totalidad el poder económico, político e ideológico; podríamos decir que están cumpliendo su propósito con resultados muy exitosos. Pero, nosotros, qué estamos haciendo para un día cambiar nuestra vergonzosa y lacerante realidad: tristemente muy poco; pero nunca es tarde para comenzar.Por eso, ¡manos a la obra, antorchistas sonorenses!
Sostenemos que una de las tantas formas de repartir la riqueza de un país, es que las diferentes instancias de gobierno inviertan un porcentaje significativo del gasto público en obra social, donde más se necesite: pavimentos, encementados, guarniciones y banquetas, agua potable, drenaje, electricidad, parques recreativos, centros de desarrollo comunitarios, aulas, bardas perimetrales escolares, módulos de seguridad, programas sociales, becas escolares, proyectos productivos, mejoramiento a la vivienda y lotes para vivienda, jornadas médicas, alumbrado público, entre otras necesidades. Este es el motivo que nos convoca el día de hoy a reunirnos todos, para hacer entrega de nuestro pliego de peticiones, plasmadas en un documento que contiene necesidades de obra social y servicios básicos que faltan en cada una de las comunidades y colonias y que es prioridad atenderlas y resolverlas.
Por eso, el día de hoy venimos a tocar la puerta de los palacios municipal y estatal, para entregarles a las autoridades respectivas nuestros pliegos petitorios, apelando a su sensibilidad y capacidad política para revisar y contemplar las obras que solicitamos en sus programas de obra anual 2019.Conocemos nuestros derechos y por ellos luchamos todos los días.
FRATERNALMENTE
MOVIMIENTO ANTORCHISTA DE SONORA
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