Las desgracias de cientos de miles de tabasqueños afectados por inundaciones son un espejo en el que debemos mirarnos. Abandonados a su suerte y no atendidos ni ayudados ni por su gobierno estatal, ni por sus alcaldes, pero sobre todo por el Gobierno federal, los tabasqueños en desgracia son una muestra de lo que ocurre a nivel nacional y también en Sonora.
En aquella tierra inundada del Sureste se ha demostrado insensibilidad, cinismo y un descuido imperdonables para manejar los desbordamientos ríos y presas por parte del gobierno federal, sobre todo de la presa Peñitas. La misma actitud gubernamental hemos sufrido en Sonora, aquí también cientos de miles de familias no han recibido una sola despensa federal desde que fuimos confinados a nuestras casas, y ahora que el hambre nos ha echado a la calle, se lavan las manos y no hay gobiernos por ningún lado que nos garanticen empleos, educación, salud. El descuido con que Morena maneja la pandemia ya es famoso a nivel internacional.
En Tabasco Morena decidió no invertir un solo peso en obras de infraestructura hidráulica para proteger a la población. A Sonora nos recortó los presupuestos, todos, y condenó a cientos de miles de humildes a vivir sin infraestructura de agua potable, sin maestros bien pagados, sin medicinas y sin clínicas funcionales. Las peticiones del pueblo humilde sonorense para construir infraestructura social y dotar de servicios básicos a colonias y comunidades sólo reciben negativas con el argumento de que no hay presupuestos ni para copias. Así sucede en prácticamente todos los municipios donde los antorchistas hemos encabezado las demandas populares y donde algo se ha conquistado ha sido con grandes esfuerzos de gestión y de insistencia, no tanto por la voluntad política de resolver. Los municipios están atados de manos por la falta de presupuestos, producto de los recortes. El "no hay, no hay, no hay” ahoga al pueblo.
Pero cuidado, nos quiere encandilar con unos cuantos cientos de pesos semanales y ya no debemos volver a caer en la trampa. Se podría decir que quién te da 200 o 300 pesos a la semana. Pues sí, nada más que hay que pensar en lo que a cambio estamos perdiendo y la falta de infraestructura de Tabasco que condujo a esas desgracias, nos lo está enseñando.
Como en Tabasco, aquí estamos inundados por la inseguridad, casi no hay día que las madres buscadoras no hallen huesos de víctimas. Morena nos prometió que en tres años habría paz en México, pero no nos dijo que sería la paz de las tumbas clandestinas y los crímenes van en aumento. Como el agua de Tabasco daña a los humildes, acá, en Sonora, la inseguridad se nos cuela por todas las rendijas, también nos tiene inundados. Fue falso lo que prometieron, engañaron al pueblo.
Sonora es regularmente seco y desértico en su mayoría, donde se encuentra la mayor parte de su población, a pesar de lo cual cuando llueve algo fuerte el pueblo padece lodazales y encharcamientos que duran a veces meses, siendo focos de infección para colonias populares que carecen de pavimentaciones y de sistemas de drenaje, además de incomodidades sin fin. Y cuando llueve más fuerte, los desbordamientos de canales arruinan caminos y el agua fría se cuela por las endebles casas del pueblo más humilde, a pesar de lo cual los apoyos de láminas y material para mejoramiento de vivienda se entrega a los solicitantes a cuentagotas, con fines electoreros, o simplemente no se entrega a la mayoría. Cientos de miles de sonorenses viven empantanados en las desgracias de la pobreza, acentuadas por el descuido oficial.
Hemos padecido en Sonora durante estos dos años de gobiernos morenistas ilegales cobros de impuestos y "derechos municipales” que ya han sido denunciados y prohibidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, resolución a la que sólo se podría dar gracias, pero es inevitable preguntarnos pero por qué tan tarde. La respuesta nos golpea la cara: porque carecemos de suficiente organización popular que defienda eficazmente a los más humildes de esta entidad: no basta con las buenas acciones de los jueces, es necesario complementarlas con el único antídoto eficaz contra los abusos que anegan la vida social sonorense.
Volteemos la mirada hacia Tabasco, ayudemos a nuestros hermanos, denunciemos su doble desgracia: padecer de infraestructura hidráulica adecuada y de un gobierno federal que los sacrifica en aras de sus proyectos electoreros. Pero no olvidemos que si ellos deben comprender que ante el abandono en que los tienen las clases poderosas sólo les queda organizarse en comités por todo Tabasco y actuar fraternalmente unidos por su propia cuenta, nosotros también debemos hacer lo mismo: mirémonos en el también por eso Tabasco es nuestro espejo, también debemos comprender que necesitamos formar urgentemente comités en Sonora y actuar.
Y también debemos de comprender que no podemos ni debemos volver a confiar en Morena. ¿Para que nos haga otra vez lo mismo? No, ya no.
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