Los centros de Estudios Básicos del Estado de Chiapas (Cebech) de la colonia El Porvenir en Ocozocoautla de Espinosa, entregan una generación más de jóvenes y niños prestos a seguir con su labor educativa.
Este año, hemos enfrentado diversas vicisitudes que, para propios y extraños, con la ayuda del Movimiento Antorchista, salimos avante:
Las autoridades que nos rigen y gobiernan hacen caso omiso al deber cívico que tienen con las juventudes deseosas de aprender. No se invierte en infraestructura, salarios dignos para maestros ni cultura y deporte.
Logramos hacer el pago de 114 mil pesos para maestros, a quienes la Secretaría de Educación lleva ignorando desde hace ya varios años.
Participamos con los estudiantes en el concurso estatal de coros que se llevó a cabo en el municipio de Chiapa de Corzo, trayéndonos la presea de primer lugar.
Participamos en aniversarios y luchas estudiantiles y logramos ejecutar 200 mil pesos en el kínder para su mantenimiento y remodelación.
Todo esto se logró, como ya lo dije antes, con la ayuda del Movimiento Antorchista y también con la colaboración de los padres de familia, organizados en Antorcha, que han sido el pilar de nuestra institución.
A pesar de haber enfrentado dos años de la pandemia, que paralizó al mundo, la situación no ha mejorado. Quienes sufrieron un estancamiento en el área educativa fueron nuestros infantes y, si sumamos que muchos de ellos viven en colonias marginadas, donde la educación, la ciencia y la tecnología no han evolucionado, nos daremos cuenta de las adversidades a las que nos enfrentamos día con día.
Las autoridades que nos rigen y gobiernan hacen caso omiso al deber cívico que tienen con las juventudes deseosas de aprender. No se invierte lo necesario en infraestructura, no se les da un salario digno a los maestros ni se invierte en cultura y deporte.
Pero, sobre todo, se han fijado como meta exterminar cualquier indicio de organización que no esté de acuerdo con sus intereses, intentando convencer a todos los mexicanos de la idea de programas asistencialistas, asegurando que saldremos todos adelante, y la realidad ha golpeado a la puerta.
No, no debemos dormir tranquilos. Para nosotros debe ser un duro golpe ver tanta deserción estudiantil o, peor aún, ver a niños de quince años cruzar la frontera yéndose de braceros buscando el sueño americano.
Sintamos orgullo patriótico y apoyemos a estos jóvenes que hoy egresan, pues a pesar de ser pocos, tenemos la confianza puesta en ellos y estamos seguros de que darán buenos resultados a futuro, poniéndose de ejemplo y ayudando a sus hermanos de clase.
Sigamos adelante, jóvenes, ni un paso atrás ni para tomar impulso, pues ya lo dijo el poeta mexicano Gregorio de Gante:
“Apóstol, tras tu paso, la humanidad avanza persiguiendo la luz de tu esperanza; y la razón – un niño todavía- sueña en la fortaleza de tu mano, que guía para leer secretos en el libro de la naturaleza”.
¡Adelante!
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