Hace unos días, el gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri González, anunció que la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) otorgó el permiso para la construcción del Acueducto III, y sólo falta dijo, “apresurar las gestiones con CFE” para saber si el agua se traerá antes que baje de la hidroeléctrica o después. De acuerdo con Luis Alberto Vega, vocal ejecutivo de la CEA, el Acueducto III busca extraer agua desde Tzibanzá para dejar de explotar entre 100 y 120 pozos de la zona metropolitana.
Entre 2006 y 2007, cuando la CEA comenzó la construcción del Acueducto II, para llevar agua a la capital, desde los manantiales del Río Moctezuma en el cañón del Infiernillo y que requería recorrer poco más de 123 kilómetros para dotar del vital líquido a los casi un millón de habitantes que existían en esos años, la paraestatal tuvo que realizar varios compromisos con las comunidades y campesinos que verían afectadas sus tierras por el paso de la tubería, prometiéndoles obras públicas y, por supuesto, agua potable.
El Acueducto II arrancó y las promesas de ese entonces no llegaron, y mientras en la capital, a la ciudadanía se le garantiza el abasto de agua potable, a los habitantes de Cadereyta de Montes simplemente se les mantenía en última prioridad.
Pero a pesar de los constantes intentos de gestión de la población, la situación no cambiaba, hasta que algunos campesinos decidieron organizarse con Antorcha Campesina, lograron encabezar una demanda real y justa para las familias queretanas de aquel lugar.
Con la gestión, de años y no de días o meses, de Antorcha, a través de mesas de trabajo y también de manifestaciones, lograron que los acuerdos prometidos en aquellos años se materializarán en documentos firmados por escrito, el año pasado.
Y dentro de los acuerdos que la CEA firmó con la dirigencia antorchista y algunos líderes de la región serrana de Cadereyta, se establecieron algunos, como la reubicación de algunas familias de comunidades que difícilmente podrían tener servicios básicos pues por su ubicación geográfica es imposible hacerlo, la dotación de agua potable para comunidades de El Doctor y Maconí, la construcción de un sistema de agua para comunidades de la zona norte de aquel municipio y de San Joaquín, así como un disparo de agua desde el Acueducto II a la cabecera municipal. Con tiempos de ejecución y fechas para su realización que al no irse cumpliendo los antorchistas decidían que se volvieran a firmar.
Con la llegada de la nueva administración de la oficina administradora del agua, los antorchistas han solicitado continuidad a los acuerdos firmados anteriormente, pero como los días pasan y las fechas se cumplen, resulta que no “existe dinero que alcance para realización de estos proyectos”.
Por todo lo anterior, y ante el aparente engaño, otra vez de la CEA, los antorchistas decidieron plantarse en Palacio de Gobierno para solicitar a Mauricio Kuri González que intervenga y dote del vital líquido a los cadereytenses, así como de servicios básicos.
Pero nada parece sensibilizar al nuevo gobierno, ¿Qué le espera a la población más desprotegida ante este tipo de injusticias?, ¿Esperar?, ojalá que el gobierno estatal comprenda que, ante la negativa de la CEA a no cumplir los compromisos firmados, no queda otra alternativa que la de la protesta pública.
En Cadereyta los habitantes no tienen agua potable y ya se habla de un Acueducto III, ¿Dónde queda el gobierno para todos?, y de paso, cuando el alcalde, Miguel Martínez va, los antorchistas ya vienen de regreso.
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