Chihuahua, Chih. Diana Aracely Hernández Andrade trabajaba en un asilo de ancianos, y debido a la pandemia, a todos los que laboraban ahí los "descansaron" y los enviaron a su casa.
El paro forzoso es ya un fenómeno habitual en Chihuahua.Hay estimaciones acerca de cuántos empleos se perdieron ya."En la entidad, entre el 13 de marzo y el 6 de abril quedaron desempleados 9 mil 949 personas de acuerdo con la Secretaría del Trabajo e información del Instituto Mexicano del Seguro Social".Así lo consigna la nota de El Heraldo de Chihuahua del pasado 9 de abril, es decir, de hace casi un mes, por lo que las cifras actuales del desastre están por conocerse todavía.
Para Diana, el problema no es de cifras, sino más cercano a su corazón y a su bolsillo: "el Gobierno nos está pidiendo que nos quedemos en casa, pero la realidad es otra, no podemos mantenernos en casa porque nos quedamos sin trabajo, muchos no tenemos un recurso para poder solventar esta crisis".
Les dicen que no salgan, "pero si no salimos, no comemos", dijo.En su caso, Diana Aracely tiene una niña de 16 años que padece de anemia crónica; "entonces yo tengo que moverme para que ella tenga atención y que tenga comida".
¿Cómo les pinta el futuro a estos chihuahuenses con covid-19 y sus consecuencias? De acuerdo con Desarrollo Económico del estado de Chihuahua A.C.(Desec) y un cierre de 36 mil micro y pequeñas empresas al finalizar el 2020, afectará a más de 50 mil personas en toda la entidad.
¿50 mil desempleados en el estado de Chihuahua?
"Somos muchas familias de aquí de la colonia Punta Oriente que estamos en la misma situación, unas más que las otras", dijo Diana Aracely Hernández Andrade.Y por esto mismo, ella y sus vecinos "le pedimos al señor Presidente de la República que se dé una vuelta por acá, que voltee a vernos y que no se olvide de los que vivimos en la periferia…, que nos ayuden y nos apoyen con una despensa para que nosotros podamos solventar esta crisis".
Comida y empleo, pero no como limosna.Estos trabajadores orgullosos de sus fuerzas no piden la comida y el empleo como dádivas, sino como derechos consagrados en la letra de la Constitución, y con recursos de la propia gente del pueblo, que el Gobierno sólo administra se supone- en beneficio de quien en teoría debe mandar en una democracia: los ciudadanos.
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