Emiliano clamaba por su vida. Él fue llevado a un hospital en Tabasco por heridas graves de bala, que según testigos señalan, secuestradores habían lanzado en su abdomen al pequeño de once años cuando se resistió a ser subido a un coche en un claro intento de secuestro, afuera de la casa de su abuela, a donde había ido para esperar a su madre, la cual trabaja en Pemex.
Emiliano no quería morir, Emiliano merecía vivir una vida tranquila, educarse, crecer, ser un ciudadano que sirviera a la patria, pero las balas enemigas, las balas de delincuentes, le arrebataron su joven vida. Emiliano recibió tres tiros sin compasión. Y todo acabó a sus escasos once años.
Emiliano hoy es el ejemplo vivo de que en México te pueden matar sin que nadie pueda hacer nada, y que quienes pueden frenar esta ola de crímenes, las autoridades, solo alcanzan a pregonar como loros “abrazos no balazos”, los delincuentes tienen derechos y hasta sentimientos.
Con motivo del asesinato del pequeño Dante Emiliano, el presidente salió a descalificar a quienes se atreven a cuestionarlo, a quienes se atreven a exigir justicia.
Tampoco los más de 180 mil mexicanos asesinados con violencia en distintas circunstancias en México debían morir, pero esta es la herencia que ha dejado la administración actual por culpa de la ineficiencia y nulos resultados en el combate de la violencia, un asesinado cada quince minutos.
Pero, curiosamente, el presidente de la República se señala como la víctima en toda esta ola de violencia, porque todo el mundo lo acusa, lo ofende y le dice que se ponga a trabajar, que actúe, que ya no pierda su tiempo, que ya no puede seguir haciendo como que no pasara nada, cuando México, bajo su mandato, se ha convertido en un mar de sangre.
Según su cerebro torcido, los familiares de las víctimas de violencia se están confabulando para atacarlo y los acusa de desestabilizadores, de golpistas, por revelar cifras de niños y adolescentes asesinados en su sexenio, una dramática cifra de 12 mil personas entre cero y diecisiete años.
Con motivo del asesinato del pequeño Dante Emiliano, el presidente salió a descalificar a quienes se atreven a cuestionarlo, a quienes se atreven a exigir justicia por todos los niños asesinados en México y para esto ponen los puntos sobre las íes, recuerdan las dramáticas cifras, no están inventando nada, estas cifras son públicas, solo las recuerdan a las autoridades insensibles, que no han movido ni un dedo para hacer justicia, ni para evitar que estos crímenes horrorosos sigan ocurriendo.
Eso es lo que le molesta a AMLO, nada más. Es increíble observar a un jefe de Estado de tal calaña, al que no le conmueve nada y menos la muerte violenta de un niño, es más, ni la muerte de 12 mil que han ocurrido en su sexenio. O sea, que según la lógica del presidente, todos debemos quedarnos callados, hasta los familiares de las víctimas.
En México no debes alzar la voz, calladito te ves más bonito. Aunque la realidad grite, como lo hizo con el pequeño Dante Emiliano, cuyo suplicio, cuyos últimos minutos de vida quedaron plasmados en un video que rápidamente se hizo viral en las redes sociales.
El presidente, en vez de ofrecer resultados y comprometerse con una sociedad lastimada por la violencia y delincuencia, que está atacando a lo más sagrado, nuestros niños, se ofende y lanza injurias, como al que le atacan su orgullo y le demuestran con hechos que no sirve para mucho.
¿Esto es lo que queremos para México? Que las cosas sigan de mal en peor y que cada día que pasa la violencia se vuelva insostenible. ¿Qué futuro nos espera, qué futuro les espera a nuestros niños, a nuestra gente si las cosas siguen como hasta ahora?
Es algo que realmente debemos reflexionar y no quedarnos callados, eso es lo peor que podemos hacer, debemos alzar la voz ahora, mañana puede ser demasiado tarde.
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