Honor a quien honor merece, dice una frase ya muy trillada pero cierta.Hoy quiero felicitar a todos mis compañeros, a los maestros y maestras de Manzanillo de Colima y de todo el país, por su loable e incansable labor de educar.¡Feliz día del maestro!
De pequeña, siempre imaginé ser maestra.Hoy recuerdo que me gustaba mucho jugar en el patio de mi casa, correr, saltar, trepar árboles y perseguir animales pequeños, pero cuando mi mamá me regaló un pizarrón con una cajita de gises, mi felicidad no tuvo comparación.Desde entonces, mi diversión favorita fue jugar a ser maestra.Con los años estudié Pedagogía, y ahora aquí estoy: soy maestra.
En la Facultad, leí a Paulo Freire y me atrajeron sus ideas.Freire decía, en alguna de sus obras, que "enseñar no es trasferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción".Opino que esto, sin duda, exige sentido común del maestro para conocer al alumno de manera personal, y exige también conocer el hábitat de los estudiantes, es decir, su contexto social.
Cuando empecé a trabajar como maestra en la zona rural del municipio de Manzanillo, me topé con la dificultad de aterrizar el programa de estudio tal como se marcaba en el Plan oficial, porque no había condiciones en la escuela.Más tarde entendí que tampoco había las condiciones en las casas ni en las comunidades donde vivían los alumnos.Se me dificultó dar la clase porque me empeñaba en hacerla así, como decía en el papel.Pero comencé a convivir con los estudiantes, a observarlos, a escucharlos; eso provocó que me relacionara con sus padres y a su vez que me relacionara con la comunidad y sus problemas.Pude entonces diseñar una estrategia mejor, una personal adaptación al contexto.Confieso que muchos maestros me criticaron por relacionarme con las familias, pues muchos confunden su profesión con un calendario, con un horario, con un aula y nada más; fuera de eso, no conciben su profesión como un proceso permanente de enseñanza-aprendizaje, que lo mismo se puede cumplir entre muros que fuera de ellos.Incluso desde la esfera oficial, se considera que salir de la escuela y relacionarte con la comunidad, es un despropósito, una pérdida de tiempo que no va a ser remunerada.Algo en lo que no estoy de acuerdo.Porque, ¿cómo podríamos crear al hombre nuevo, si no conocemos cómo es que vive el hombre viejo, lo qué es su familia, lo que es su cultura?
En este sentido, yo creo que la educación es una práctica política.Es decir, sostengo que, como parte de la sociedad, el maestro debe ser también político.De otra manera, considero una hipocresía enseñar al alumno matemáticas, sin enseñarle que en el país estamos en números rojos en economía, en violencia, e incluso en la misma educación; o enseñarle ética, sin hablar de los miles de abortos que hay al día, u homicidios, o feminicidios; o enseñarle ciencias naturales, sin hablarles de los múltiples problemas ecológicos que acontecen en el mundo; etcétera.Urge enseñar al alumno a formarse un criterio propio al respecto, para que, por lo tanto, pueda generar una solución, de lo contrario, la educación pierde su valor social, ético y hasta su valor humano.
Urge que en el magisterio entendamos, que es necesario un rediseño en el modelo educativo, un rediseño en las bases, en las formas, incluso en la asimilación del término.En primer lugar, debemos entender que no podemos seguir repitiendo como grabadoras, un discurso que sabemos de antemano, no abrirá la mente de nuestros alumnos, sino que sólo los domesticará para que sigan durmiendo en sus laureles, y sigan formándose como maquinitas, que más adelante servirán sólo a los intereses de la clase económica que hoy nos domina.No podemos permitir que la juventud pase por nuestras manos, sin que logremos despertar sus conciencias.La esencia del conocimiento es la transformación; y la curiosidad provoca el cambio, permitamos que la juventud sea curiosa, que pregunte, que descubra y que forme sus propias ideas; y para ello, debemos saber que nuestra tarea no acaba nunca, debemos ser maestros dentro, pero también fuera del salón; en sábado, domingo y en días festivos.Pero además, comprendamos que nuestra preparación no finaliza con el título, que debemos prepararnos día con día, cada vez con mayor ahínco y de manera integral, porque las condiciones de ahora, con toda la acumulación tecnológica, así nos lo exigen.Seamos ejemplo en todo momento.
En segundo lugar, debemos también luchar para dignificar al magisterio.No es posible que los formadores de las generaciones futuras de la patria, tengan que abandonar el aula, por falta de un ingreso digno y suficiente para el sostén de su familia.Urge protestar para defender nuestro derecho a educar.No hacerlo es dar un muy mal ejemplo a las generaciones venideras, es una incongruencia en nuestra práctica, porque como dice el dicho popular: "educa más, el hacer que el decir".Y en tercer lugar, urge también protestar por mejores condiciones educativas para nuestros alumnos.Es decir, luchar por mejores aulas, más libros, laboratorios, bibliotecas, espacios deportivos de calidad, etcétera.No promovamos el conformismo entre la juventud estudiosa.Los gobiernos deben invertir mucho más en educación, si en verdad quieren resolver los grandes problemas sociales que padece la patria.
Finalmente, digo aquí como decía también Freire: "sería una actitud ingenua esperar que las clases dominantes, desarrollasen una forma de educación que permitiese a las clases dominadas, percibir las injusticias sociales en forma crítica".Los maestros conscientes de todo esto debemos actuar, pero ya.Es cierto que la pandemia nos separó de nuestra materia prima, que son nuestros alumnos; pero ellos, ahora mismo sufren hambre y también las otras enfermedades traídas por el coronavirus.Sus padres se encuentran en la disyuntiva de morir por coronavirus o morir por hambre en sus casas; urge que asumamos un papel activo en los problemas sociales que padecen nuestros alumnos, urge que entendamos que nuestro papel como maestros también es político.Nos debemos al pueblo y es a él a quien tenemos que servir con honor y compromiso.
Los maestros que simpatizamos con Antorcha Magisterial entendemos la importante labor del magisterio.Reconocemos el papel histórico de los maestros y las maestras que ha sido reconocido por generaciones enteras de la humanidad.Y entendemos que la creación del hombre nuevo que necesita la patria para mejorar su situación social, solo puede ser posible con la participación organizada de todo el magisterio del país.Adelante compañeros maestros, hacen falta más soldados para dar esta batalla ideológica, para conseguir un cambio que nos beneficie a todos.
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