Quintana Roo es uno de los estados más importante del turismo nacional, es el eje articulador de las actividades económicas, al mismo tiempo sus atractivos, hermosas playas y sus majestuosos hoteles, la entidad es de las más preferidas por los turistas nacionales e internacionales. Por ejemplo, en la zona norte del estado se concentra la riqueza turística, hablamos de Cancún, Puerto Morelos, Cozumel, Isla Mujeres, Playa del Carmen y Tulum, en todo 2020, la ciudad recibió 6,8 millones de personas, cuando los últimos dos años había superado los 16 millones, más del doble, dicha visita dejaba una derrama económica de 8 mil 810 millones de dólares.

En el 2020 debido a la pandemia, esta zona turística dejó de generar fuertes ingresos al estado, el duro golpe de la crisis dejó a muchos sin empleo y sustento para sus familias ya que las inversiones extranjeras y nacionales se paralizaron por la poca afluencia del turismo. En el pasado mes de octubre el semáforo epidemiológico pasó de naranja a verde y según los expertos este cambio permitirá que la económica se vaya estabilizando paulatinamente al cierre del 2021.

La riqueza que se genera en la zona norte del estado de Quintana Roo es inmensa, sin embargo muy poco va a parar en manos de los que la generan, esa gente que sufre porque los bajos salarios que obtienen son insuficiente para cubrir los gastos del hogar, tampoco tuvieron apoyo gubernamental para enfrentar la crisis económica que sigue golpeando a sus bolsillos y los que se dicen amigos del pueblo, a alcaldes, diputados y políticos de ellos no se supo nada, ahora en tiempos electorales, ya salen a decir que los trabajadores necesitan ayuda porque son los que generan las riquezas del estado, etcétera.

Mi introducción gira a la inmensa riqueza que genera el estado, y lo ambicioso que puede ser para quienes pretenden gobernarlo en las próximas comisiones electorales, ya suenan nombres de personajes políticos que buscan a toda costa ser el favorito para llegar al poder, porque administrar el estado implica mucho poder económico y político.

Sin duda, el 5 de junio de 2022 habrá elecciones populares en donde se renovará al titular del Poder Ejecutivo, y diputados locales, de los cuales 10 serán por la vía plurinominal y 15 por elección del pueblo.

Y es aquí donde veremos desfilar a muchos políticos dando a conocer sus “proyectos” según ellos para cambiar los problemas que enfrenta el estado, intentarán nuevamente convencer a los electores a través de discursos viejos y desgastados, que no hay mejor candidato al puesto que ellos, que ya en la administración estatal darán prioridad las demandas fundamentales y dolidas del pueblo, y que ellos más que nadie conocen el verdadero sufrimiento que padecen.

La gente ya está cansada de escuchar tantas demagogia que solo son usadas en tiempos electorales para convencer a la ciudadanía, quienes al ganar dejan a un lado las promesas de campañas y el traje de ovejas buenas, para pasar hacer lobos feroces que al sentarse en su silla de mando desconocen al obrero, al campesino que le otorgaron el voto de confianza.

Me sumo al llamado que le hace al pueblo el Ing. Aquiles Córdova Morán, líder del antorchismo nacional, cuando afirma que hay que aprender a medir el calibre intelectual, la cultura universal, el desinterés, la honestidad, la sinceridad, la laboriosidad y la definición ideológica de quien pide nuestro voto para poder gobernarnos. Si no cumple con estos requisitos mínimos, debemos negarle el voto. De esa manera, comenzaremos a construir una nueva manera de hacer política, es decir, que entre la clase trabajadora tiene que surgir a los líderes que dirija al pueblo, de luchar por el poder político, para que a través de esa vía se defienda y se proteja los intereses de los pobres, sólo así habrá una transformación y justicia social.