El mensaje pronunciado recientemente por el presidente López Obrador, con motivo del segundo aniversario de su triunfo electoral, llevó a muchos mexicanos a preguntarnos de cuál país estaba hablando, porque la realidad de México dista diametralmente de lo que ahí expuso.
El mensaje presidencial, de por sí empañado por un día de reclamos en las redes sociales, provocado por la insensible respuesta de su cónyuge a una persona que reclamaba ayuda para los niños con cáncer, estuvo repleto de afirmaciones sobre presuntos resultados de su administración, pero de principio a fin brillaron por su ausencia los datos y los hechos verificables y contantes; en su lugar, abundaron las consignas de campaña y el señalamiento de culpas a los que ya no están en el poder.
Muchas de las partes del discurso nos obligan a recordar las promesas que repitió hasta el hartazgo para llegar al poder: el combate a la corrupción y los miles de millones de pesos que el gobierno obtendría simplemente al barrer desde arriba la sucia escalera del poder, el crecimiento económico prometido, un país sin delincuencia, sin pobreza, sin prepotencia gubernamental; todo ese florilegio verbal ha sido refutado por la realidad.Veamos algunos ejemplos:
Resultados del combate a la corrupción: por ningún lado aparecen, en el presupuesto público, los 500 mil millones de pesos anuales prometidos en campaña, que se obtendrían como resultado del combate a la corrupción, de la "austeridad republicana", de la desaparición de programas sociales sospechosos de corruptos y de la venta o remate de aeronaves, vehículos y cuanto cacharro se asociara a gobernantes anteriores.¿No era este el momento adecuado para informarnos de los multimillonarios ahorros obtenidos de la épica cruzada anticorrupción, que ya debería aportar al presupuesto público una suma neta cercana a un billón de pesos, y anunciar en qué se invertiría ese supuesto presupuesto adicional? No existen tales ahorros y todo ha sido puro espectáculo para ganar simpatías, se trata de un burdo engaño al pueblo de México.
Situación económica, empleo, pobreza: Con López Obrador, la economía no ha crecido al 4% anual, como prometió muchas veces, sino que ha decrecido y es el presidente que peor ha conducido la economía en lo que va del siglo; el más optimista de los cálculos de los organismos internacionales (el que hace el Banco Mundial) prevé que el país decrecerá este año hasta un 7.5%.Aunque ahora el presidente diga que eso no importa tanto, cualquier estudiante de secundaria sabe que menor crecimiento significa menos empleo, menos ingresos a las familias y al gobierno y por lo tanto más miseria.Eso de que la economía se reactivará porque están "dispersando" dinero en los programas sociales, es sólo una mentira más, puesto que la suma total destinada a tales programas es tan pequeña, comparada con el tamaño de la economía, que es como querer jalar un tren con una motocicleta.
Las consecuencias están a la vista: estudios serios prevén que casi la mitad de los mexicanos caerá en la pobreza, y el número de personas en edad de trabajar pero que no tendrán trabajo, porque lo perdieron o porque no hay nuevas plazas, supera ya los 34 millones de personas, prácticamente la mitad de la fuerza laboral.No resulta difícil imaginar el sufrimiento que eso representa para millones de familias.
Combate a la inseguridad.Según los datos del propio gobierno federal, durante los primeros 17 meses del actual sexenio fueron asesinadas 53 mil 628 personas en México, lo que supera los homicidios que hubo en el mismo periodo inicial de cada uno de los tres sexenios anteriores.La afirmación del presidente de que "esta nueva política de seguridad empieza a dar resultados: durante el tiempo que llevamos en el gobierno hemos podido mantener, sin aumento sensible, el delito de homicidio y hemos roto la tendencia histórica de su crecimiento", es otra mentira más.
Combate a la pandemia: según el presidente, han sido eficaces las acciones del gobierno para atacar la pandemia.Eso no es verdad, como lo demuestra el creciente número de muertos y enfermos, lo que lamentablemente ha colocado a México entre los primeros lugares del mundo en ambos terribles rubros.
Finalmente, dijo que él era "el presidente más atacado de la historia", algo cuya veracidad es muy dudosa si revisamos las toneladas de ataques que recibieron otros presidentes, muchos de ellos lanzados desde hace años por él y sus chairos.La verdad es exactamente la contraria, AMLO es el presidente que más ha atacado a los mexicanos desde la tribuna presidencial, y de eso no se ha salvado prácticamente nadie: individuos, organizaciones, periodistas, profesionistas, artistas, organismos reguladores, políticos nacionales y extranjeros; la mayoría de los cuales simplemente se han defendido de las agresiones lanzadas abusivamente desde la tribuna presidencial.
La mayoría de las invectivas del presidente son una forma de encajonar a los mexicanos en discusiones que distraigan la atención sobre los malos resultados obtenidos por eso que llaman la "cuarta transformación".No caigamos en ese juego, informemos a millones de mexicanos sobre lo que verdaderamente ocurre y formemos una sola fuerza que derrote en las urnas a Morena, representante de ese neoliberalismo disfrazado de gobierno de los pobres, sin ninguna intención ni plan de hacer de México un país próspero y sin pobreza.
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