Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente
hay una cierta complicidad vergonzosa”
-Víctor Hugo-
Quintana Roo es espejo de la polarización evidente de la inequitativa distribución de la “riqueza”, que es producto del sudor, esfuerzo y energía vital del pueblo trabajador. En esta entidad, el esfuerzo de la clase trabajadora para extraer la riqueza de nuestros abundantes recursos naturales, no está proporcionalmente recompensado con el salario que obtienen los miles de empleados en la llamada industria sin chimeneas, es decir, de las actividades económicas derivadas del turismo.
A pesar de que en su quinto informe de gobierno de Carlos Joaquín González enmarcado por el lema “Con el esfuerzo de todos”, ha mencionado los millones de ingresos económicos producidos por el trabajo de los quintanarroenses, no nos dice a donde va a parar dicha riqueza, aunque podemos deducir que seguramente va a manos de los ricos y poderosos (nacionales y extranjeros) que representan una diminuta porción de la población, quienes, sin asumir el esfuerzo del trabajo arduo y el desgaste de la energía vital de cada trabajador en su mayoría en condiciones de pobreza, gozan el incremento millonario de sus fortunas, dejando las miserias para el pueblo trabajador.
En este sentido, es bien reconocido que nuestra entidad destaca por su abundante riqueza natural y por ser una economía en constante diversificación y desarrollo que ha sido posible mediante el despliegue en la zona norte de la explotación del turismo, la cual ha puesto en los ojos del mundo las ventajas competitivas con las que se cuenta y que nos consolida como estado como la principal industria turística en América Latina.
Al respecto, cabe resaltar que Quintana Roo es el tercer estado con mayor crecimiento económico en el país, con un 4.1% registrado en el 2018, en este mismo año con más de 10 mil 700 millones de dólares (MDD), fue el principal captador nacional de divisas por turismo, según lo informó el propio gobernador Carlos Joaquín González. Asimismo, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Producto Interno Bruto (PIB) Estatal en el periodo 2019 fue de 290,341 millones de pesos, de los cuales más del 87% fue producido a través de actividades del sector terciario, donde se encuentra el turismo. Ahora, analicemos, cuanta obra pública no se haría con una porción representativa de estos dividendos, cuanta vivienda, escuelas de calidad, instituciones de salud con servicios completos, alimento suficiente para todos.
Por otra parte, se destaca que por el potencial de generación de riqueza con el desarrollo de las actividades turísticas mediante la explotación de nuestros recursos naturales existen en la entidad inversiones millonarias que vienen de otros países, al respecto observamos que durante el 2020 los principales países inversores en la entidad fueron España con 138 MDD, Japón con 21.2 MDD y Canadá 21.7 MDD, pero esta inversiones no son gratuitas, sospechamos que seguramente estos inversionistas son los principales beneficiarios de la riqueza que se produce con el trabajo y el patrimonio de todos los quintanarroenses.
Contradictoriamente a lo antes expuesto, a pesar de las cifras alegres, positivas y de éxitos que informa el Gobierno del Estado a través del mismo Carlos Joaquín, nos enfrentamos a una situación muy diferente para la mayoría de la población que experimentamos, en carne propia, es decir, en la realidad de nuestra vida cotidiana, donde la verdad se refleja con un alarmante incremento de la pobreza en la actual administración estatal, lo anterior, verificado por la información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) que revela que en 2015, 30% de la población de Quintana Roo vivía en condiciones de pobreza, mientras que en 2020, esta situación alcanzó al 60% de la población. Asimismo, un informe reciente de la Secretaría del Bienestar detalló que en 2020 se contabilizaron 892 mil 875 habitantes de Quintana Roo en condiciones de pobreza, en contraste con los 474 mil 800 que hubo dos años previos.
En conclusión, en esta clara y evidente contradicción de un estado que destaca por la generación de abundante riqueza, la consecuencia principal de este incremento desorbitante de la pobreza que tiene a millones de familias padeciendo por la imposibilidad de la satisfacción de sus necesidades básicas teniendo a los trabajadores viviendo en condiciones pésimas de marginación y vulnerabilidad; esto ante el insuficiente salario percibido por su trabajo, la falta de poder adquisitivo de sus percepciones económicas, el constante aumento de los precios de la canasta básica y la incapacidad del estado para garantizar la atención prioritaria de sus principales demandas como la alimentación, vivienda, salud, seguridad, educación, entre otros; es debido al desigual reparto de la riqueza.
Lo anterior, toda vez que existe una situación de discrepancia social que se viene arrastrando por mucho tiempo, donde un pequeño grupo se está enriqueciendo muchísimo, mientras la mayor parte del pueblo está sumido en la pobreza, el hambre y la miseria; ante el consentimiento y complicidad del gobierno, el cual debiera proteger los intereses y el bienestar del pueblo trabajador, pero con estos resultados y con la realidad en que vivimos día a día, observamos que no es así.
Pero esto no será así para siempre, el mundo avanza y la sociedad, como todo lo que existe, se mueve y se transforma constantemente, por ello en el Movimiento Antorchista nos preocupamos permanentemente por conocer y comprender mejor la realidad junto con el pueblo educado y organizado, para que con una mayor conciencia y responsabilidad social, podamos actuar proactivamente y luchar para cambiar esta situación de desigualdad y crear las condiciones para construir un país donde todos tengamos las mismas posibilidades de acceder a una mejor calidad de vida.
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