El pasado 31 de marzo, en lo que fue el último acto público del presidente López Obrador antes de los comicios el próximo 6 de junio, vimos de nueva cuenta la inconformidad materializada en forma de protesta, en comparación de sus primeras vistas en el estado donde por lo menos la mitad de los que acudían a su llegada era para saludarlo o en apoyo del mandatario, en esta ocasión vimos que todos los presentes en espera a que saliera el jefe del ejecutivo gritaban al unísono “queremos solución”, “necesitamos que nos atiendas y no te escondas”. Trabajadores del sector salud, amas de casa, obreros e, incluso, los propios “servidores de la nación” esperaban con ansias el momento en que López Obrador saldría a su encuentro para plantear sus problemas y recibir probables soluciones.
Los servidores reclamaron que fueron despedidos injustificadamente -según manifiesta María del Carmen Campos Campos-; a dos años y medio de estar laborando solo le avisaron de un día para otro que ya no iba a trabajar como servidores públicos, sin previo aviso, sin ningún documento donde le den las razones del despido y tampoco con ninguna indemnización.
María del Carmen menciona: “lo que existe en la Secretaría de Bienestar es puro amiguismo, un trato de compadres, hay en la nómina funcionarios que ni siquiera conocemos si realmente existen, por eso pedimos que hagan una auditoria a esta dependencia pues la corrupción que hay en ella es mucha”. Pero la ansiada salida del presidente no ocurrió, cuando terminó el informe en el hangar del aeropuerto internacional de la cuida de Villahermosa, el gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, y el secretario de Bienestar, Javier May Rodríguez, salieron “supuestamente” a negociar con los inconformes, pero ese momento fue aprovechado por López Obrador para salir por una puerta que daba a un camino de terracería; el plan de entretener al público inconforme les funcionó bastante bien pues mientras el secretario de Bienestar se hacía de palabras con los quejosos, y el gobernador se enfrentaba a empujones, el mandatario federal estaba cada vez más lejos de la central aeroportuaria y del problema de las familias tabasqueñas fue ignorado.
Es evidente que las protestas en el edén tabasqueño son más frecuentes y con un mayor número, pero a diferencia de las protestas de hace más de 20 años (que encabezó el mismo López Obrador de 1992 al año 2000), ahora se utiliza al cuerpo policiaco de forma descarada para repeler y amedrentar todo tipo de manifestaciones que exijan justicia y solución a sus demandas en obras públicas o para que se incluya a los tabasqueños dentro de los programas gubernamentales. Tal es el caso de la delegada de Huapacal 2da. sección del municipio de Cunduacán, quien fue detenida junto con otras tres persona, o en caso de los campesinos de Simón Sarlat, quienes fueron agredidos en octubre del año pasado, además de la reciente detención de tres manifestantes en el aeropuerto de Villahermosa el pasado 31 de marzo, todos ellos por exigir que se les tome en cuenta en los programas que prometió en mismo gobierno federal, de apoyar a todos los damnificados con vales de 10 mil pesos y enseres domésticos. Cosa que, como vemos, no ha ocurrido.
A pesar de todas las barbaries cometidas por la 4T, Morena busca ganarse el voto de los ciudadanos llenando nuevamente de promesas, mismas que desde el inicio de esta administración no han cumplido ni cumplirán. ¿Cómo le cumplirán al pueblo todas las promesas si ni siquiera entre ellos pueden ponerse de acuerdo, si andan destrozando sus propias oficinas? Como vimos en las pugnas internas por las candidaturas donde claramente se vio reflejada en la confrontación y actos vandálicos suscitadas semanas atrás en el edificio sede de Morena, en pleno centro de Villahermosa. Morenistas irrumpiendo a golpes contra personal de vigilancia, cristales rotos, la puerta de acceso principal destrozada como forma de protesta por irregularidades en el proceso interno para definir candidatos. O la amenaza entre ellos de impugnar si llegan a poner tal o cual candidato.
¿Cómo confiar en ellos? Si en dos años los presidentes todos de extracción morenista adquieren deudas muchas veces impagables, dinero que tampoco se ve reflejado en obra pública, atención de la pandemia o apoyos durante los dos meses que estuvieron entre el agua cientos de comunidades. De acuerdo con el Registro Público Único de Financiamientos y Obligaciones de Entidades Federativas y Municipios, a cargo de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, al 6 de abril del 2021 se reporta una deuda de 454 millones 402 mil pesos, contraída por los ayuntamientos de Comalcalco, Centro, Balancán, Paraíso y Nacajuca. Solo por mencionar algunos de los hechos más notables, entonces ¿que debe de hacer los tabasqueños? la tarea de todo aquel que tenga oídos para escuchar y realmente quiera cambiar la situación de miseria en que vive la gran mayoría, es juntarse y construir una fuerza social, concientizada de porque tiene que luchar y saber hacia dónde vamos, que se necesita, que rumbo y que pasos debemos de seguir, solo así podemos asegurar que la suerte de los menesterosos ha de cambiar.
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