*Suena irrisorio, pero, aparte de nada, el pueblo no ganó: ¡más que puras tragedias!
Que tenemos: fueron las elecciones con los tintes de siempre a los que de por sí ya estamos acostumbrados. Bombardeo de spots de los partidos políticos por todos lados, promesas incumplibles de los candidatos, fotos de los mismos con los menesterosos o como se les llama ahora selfies, canciones pegajosas, etc., etc. Baño de pueblo de los aspirantes con la gente más humilde para impactar al electorado y a los posibles votantes. Había que entrarle con todo literalmente, y así fue.
Ganó quien tenía que ganar, ése es un asunto que había que tratarlo aparte, por lo complejo del tema y por el espacio enorme que nos ocuparía. Pero, los votantes que en su mayoría es el pueblo empobrecido, ¿con que se queda?
Veamos nuestra realidad, el desempleo sigue vigente, la pandemia no se detiene, seguimos cosechando muertos por covid-19 sumamos 200 mil muertes al día de hoy, la escasez de medicamentos se agrava, inseguridad por todos lados, los robos están a la orden del día en las casas habitación y el asalto a transeúntes es ahora el pan de cada día; sin contar otro tipo de delitos que han venido creciendo (asesinatos, feminicidios, robos y otras lindezas por el estilo). ¿Qué más? Nos encontramos gente enferma por todos lados, vecinos sin trabajo, familiares o amigos en busca de algún medicamento para curarse, o pidiendo prestado a cambio de sus devaluados muebles, madres de familia solicitando algún apoyo en alimento, leche o pañales. De ese tamaño es nuestra realidad, triste claro está, pero esa es. El pueblo inmerso en una pobreza espantosa, así se vive en muchos lugares de nuestro país, colonias y comunidades sin los servicios más elementales, casas con hacinamientos por la falta de vivienda, colonias enteras malolientes por la falta de drenaje por negligencia de la autoridad. Por doquier, huele a pobreza y sufrimiento de nuestra gente. ¡10 millones más de pobres en el país y contando!
Habría que agregar a la de por sí mala vida que lleva la clase trabajadora, las irresponsabilidades de los gobiernos que, por tolerar a las grandes empresas o malos funcionarios, a la gente pobre le caen las tragedias más dolorosas como la muerte. Sí estimado lector, los accidentes del metro y sus ahora muertos no debieron ocurrir según los expertos en el tema. ¿Quiénes viajaban en el metro? ¿Los ricachones?, ¿los poderosos funcionarios o sus hijos? ¡Claro que no!, viajaba el pueblo empobrecido, los trabajadores mal pagados, desempleados, vendedores ambulantes, la gente más modesta que vive de su trabajo o más, bien mal vive con su magro salario. Los siete mineros sepultados por el lodo en la mina de Múzquiz al norte del estado de Coahuila, eran trabajadores modestos que vivían de su trabajo, pero la negligencia gubernamental en complicidad con los grandes empresarios para no afectar estos últimos en sus ganancias en las mejoras laborales llevaron a los pobres a otra tragedia más. No importa al cabo pobres hay muchos, así razonan los poderosos dueños del dinero.
Pasando a los discursos engañosos del gobierno, por encima de las grandes promesas gubernamentales de “primero los pobres” y el no incremento de los combustibles y energías, vemos como los precios de la gasolina y otros energéticos aumentan en demérito del bienestar de todos los mexicanos, sí, de los que este 6 de junio salieron como “el jibarito” locos de contentos a votar, no importa ¿por qué? o ¿por quién? Sino lo dádiva, ¿quién da más? Así estuvo este proceso electoral, un tianguis donde la mercancía “voto” estuvo a la venta al mejor postor.
¡Bien!, lo hecho, hecho esta. ¿Qué sigue para la gente cuál es su ganancia final? No hay ganancia ni habrá en un buen periodo de tiempo, se le entregó a nuestro próximo gobernante o diputados según sea el caso un cheque en blanco; todo nuestro valor lo depositamos el 6 de junio a cambio de nada, si de nada.
El pueblo como siempre entrego todo su valor sin recibir nada a cambio, ni siquiera la promesa de un porvenir menos amargo, el pueblo solo voto y nada más. El pago está descrito líneas arriba solo pobreza. Qué alternativas hay para los pobres sino son representados por ninguna fuerza política, lamentablemente ninguna, sin salida cuando menos, no a la vuelta de la esquina. El camino por recorrer es muy largo, más largo de lo que se pudiera pensar, pues la gran masa empobrecida carece de una orientación política auténtica hacia la defensa de sus propios intereses, carece de preparación, de educación y sobre toda de una auténtica educación política que le permita discernir sobre los grandes problemas de su comunidad, de su colonia de su país, para elegir el rumbo que lo saque de la miseria en que vivimos la mayoría de los mexicanos. No existe educación política del pueblo pobre, está a merced de los grandes tiburones electoreros que en cada proceso electoral le arrancan su voto, lo más valioso como quien le quita un dulce a un niño, así de grotesco es el comportamiento de nuestro pueblo. Por eso la tarea es titánica, la proeza de educar y organizar al pueblo es una tarea de gigantes, que no cualquiera lo puede hacer para cambiar la suerte de los pobres. Por lo pronto, los antorchistas ya empezamos hace 47 años y lo que nos falta... pero lograremos educar al pueblo, que nadie lo dude.
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