Hace un año Cuauhtémoc Blanco prometió reactivar y hacer más competitivo al campo morelense.Ante cientos de productores dijo: "se terminaron los intermediarios y ahora el apoyo es recibido por los propios productores".La máxima del Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, se convirtió pronto en la del ex futbolista profesional del Club América hoy convertido en gobernador del estado de Morelos.Pero, igual que años atrás, aun cuando ha iniciado el ciclo agrícola primavera-verano, y México se encuentra en plena crisis sanitaria derivada de la nueva enfermedad covid-19, el Gobierno estatal no ha entregado ningún insumo ni directa ni indirectamente y los campesinos morelenses se encuentran ante un panorama doblemente crítico.
Del año 2010 a nuestros días, 16 por ciento de la población de Morelos es rural (Inegi, 2011).Los pequeños productores morelenses, por herencia o necesidad, se han aferrado a la siembra de sus tierras para el autoconsumo o, eventualmente, para el comercio al menudeo.A pesar de la reforma al Artículo 27 constitucional, aún sobreviven 201 ejidos y 33 comunidades agrarias, en cuyas 205 mil 592 hectáreas parceladas trabajan 64 mil 157 ejidatarios y comuneros y 14 mil 47 posesionarios (Guzmán y León, 2012).
Aunque ha venido disminuyendo la población rural en la entidad en las últimas cuatro décadas, miles de familias morelenses continúan dependiendo de la agricultura.No obstante, históricamente, el apoyo gubernamental al campo ha sido diferenciado entre los grandes productores y ejidatarios y los campesinos minifundistas.El 27 de febrero de este año, un mes antes que se decretara la pandemia en nuestro país, el gobernador realizó la única entrega en lo que va de su administración- de apoyos económicos, maquinaria y herramientas de trabajo a productores agrícolas pertenecientes a la Unión de Ejidos Emiliano Zapata y ante ellos aseguró: "aquí todos parejo, todos somos seres humanos e hijos de Dios, aquí no vale más uno que otro; no voy a permitir más abusos en contra de ustedes que se sacrifican para sacar a sus hijos adelante", pero fue a los únicos que les dio.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 61 por ciento de los mexicanos pobres y pobres extremos se encuentra en las zonas rurales y varios miles de ellos son campesinos.El profesor investigador de la División Económica del Centro de Investigación y Docencia Económicas, John Scott, concluye en "Subsidios Agrícolas en México, ¿quién gana y quién pierde?" que los productores de grano en gran escala reciben la mayor parte de los apoyos sin evidencia de que éstos tengan un impacto significativo en la productividad o el empleo" y el Coneval, en su "Diagnóstico de la productividad en México 2018", asegura que la desigualdad económica se incrementa por el desequilibrio en los subsidios productivos al campo, pues no estimula las actividades en regiones marginales o indígenas".
Asimismo, aunado a este apoyo desigual a los que se dedican al campo, en 2019 el presidente López Obrador ordenó la eliminación de varios programas agrícolas, entre los que destaca el que transfería ayudas monetarias por ciclo agrícola, Proagro; el de Concurrencia con las Entidades Federativas; el de Fomento a la Agricultura, el de Productividad y Competitividad Agroalimentaria; disminuyó la aportación de otros como Programa de Apoyos a la Comercialización , y de los 150 programas sociales federales que existía eliminó 18 varios de los cuales contribuían al gasto familiar y a sentir menos dura la miseria que asuela en los hogares mexicanos,y creó otros 14; sin embargo, los nuevos programas relacionados con apoyo al campo, significan un retroceso con respecto a los ya existentes, pues de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación: "se crearon sin diagnóstico, no se entregaron a la población objetivo y, por tanto, es imposible medir su impacto y no se puede conocer el destino de los millones de pesos gastados"; pero no sólo eso, ahora están a cargo de los llamados "servidores de la Nación", mexicanos perfectamente identificados con el Nuevo Gobierno de extracción morenista; contraviniendo la entrega imparcial de los apoyos institucionales.
En Morelos, luego de que por décadas los campesinos probaran que de manera individual no lograrían nada, se organizaron y desde hace algunos años, unidos, se hicieron escuchar por las autoridades en turno y obtuvieron subsidios que aligeraban la inversión, producían más y mejoraron su calidad de vida.Este año, la petición no fue la excepción y una representación de labriegos adheridos al Movimiento Antorchista acudió el 14 de mayo al Palacio de Gobierno y entregó un oficio donde presentaron y solicitaron ser "tomados en cuenta para la recepción de documentos y posterior entrega de fertilizante UREA y 18-46 00", proyectos productivos, maquinaria, pencas de nopal y plantas frutales (aguacate, durazno, higo, etc.)", para cinco mil productores de granos básicos.
La respuesta de la titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario del estado de Morelos, ingeniera Katia Isabel Herrera Quevedo, no difirió de la de sus jefes estatal y federal y agregó: "háganle como quieran, me importa poco que las organizaciones estén haciendo sus solicitudes; nosotros no vamos a tratar con organizaciones sociales".
Para los antorchistas este tipo de desplantes de las autoridades no es nuevo, pero no deja de ser lamentable y grave, no sólo porque el Gobierno no está ayudando a nadie ni a grupos ni a individuos en lo particular,sino porque miles de campesinos no comenzaron la siembra de temporal (que normalmente inicia en febrero) por no contar con la mayoría de insumos necesarios para lograr una cosecha decente que les permita sobrevivir durante el año algunos de los cuales eran subsidiados por el Gobierno estatal- y se vieron obligados a abandonar sus tierras y salir a buscar empleo en medio de la pandemia; otros más, no tuvieron de otra que vender sus parcelas o endeudarse.
El presidente López Obrador prometió en campaña por la presidencia de la república: "ahora va a haber apoyo del Gobierno para sacar a los campesinos, a los productores de la pobreza y de la marginación y nadie va a verse en la necesidad de dedicarse a actividades ilícitas porque van a tener trabajo"; por su parte, el gobernador Cuauhtémoc Blanco reconocía a las familias que se dedican a trabajar la tierra: "son muy valiosas y no las vamos a abandonar, siempre van a tener el apoyo del Gobierno del estado".Han transcurrido 18 meses del Nuevo Gobierno y tres meses y medio de pandemia y las promesas del gobernador y del presidente de la república no las han visto materializadas ni con intermediarios ni sin ellos- los ejidatarios ni los pequeños productores del estado.En sus manos, señor gobernador, está de por medio la vida de miles de morelenses, de por sí víctimas de la crisis económica y ahora de la crisis sanitaria por covid-19.
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