Desde el majestuoso Teatro de La Paz, miles de potosinos y ciudadanos de distintos estados del país tendremos la oportunidad de asistir, nuevamente, a la XXIII edición del Encuentro Nacional de Teatro organizado por el Movimiento Antorchista Nacional.
Un certamen que convoca, sin distinción, a compañías comprometidas con esta expresión artística milenaria, cuyo objetivo ha sido, desde siempre, representar en un escenario los problemas más relevantes que ha experimentado la vida humana.
En el teatro exponemos nuestras emociones para sentir lo ajeno como propio y experimentamos esa catarsis capaz de transformarnos
Se trata de ofrecer un momento de esparcimiento en el que, a través de la obra de los mejores dramaturgos de la historia, podremos contrastar, reflexionar e identificar, desde nuestra realidad, situaciones que han ocupado el interés de la humanidad, así como conflictos en los que, como espectadores, nos involucramos para luego encontrar respuestas y plantearnos nuevas interrogantes.
Porque en el teatro exponemos nuestras emociones para sentir lo ajeno como propio, y entonces experimentamos esa catarsis capaz de transformarnos; dejamos de ser espectadores para convertirnos en protagonistas del cambio que se necesita en la vida real, en el día a día, para garantizarnos un mejor futuro.
Tal vez nos preguntemos: ¿esto se logra con el teatro? Y el arte nos responde con un sí. Porque el teatro es arte, pero, como casi todo lo que la mayor parte de la humanidad ha producido, también el arte se ha convertido en una mercancía exclusiva, en un producto del que se puede obtener una utilidad monetaria, un producto que da “estatus” sólo a excéntricas élites sociales que pueden darse el gusto de apreciarlo porque pueden pagarlo.
Aún más, la minoría que concentra toda la riqueza material e inmaterial creada por la mayoría de seres humanos también elige qué debemos consumir en materia artística y qué debemos olvidar, qué obras hay que montar para el consumo popular y cuáles hay que ocultar u olvidar.
Y es en ese punto donde vale la pena destacar el importante papel que juega el gran esfuerzo del Movimiento Antorchista para recuperar y producir, desde su modesta trinchera, el arte que necesita nuestra sociedad para ser transformada: traer al Teatro de La Paz, uno de los más bellos escenarios de Latinoamérica, a los mejores dramaturgos de la historia, representados por artistas del pueblo, con el único propósito de lograr ese efecto purificador y liberador que causa la tragedia o la comedia en los espectadores, suscitando la compasión, el horror y otras emociones que seguramente despertarán y arrebatarán la ovación de aquellos a quienes les ha sido negado el arte por su condición social.
De eso se trata también este certamen, en el que a lo largo de 23 años, el pueblo potosino ha reconocido el esfuerzo y la calidad artística de los participantes, actores, directores y compañías generosas que buscan el aplauso como premio a su trabajo, a cambio de permitirles decir, a través de cada personaje, que esta sociedad puede y debe cambiar.
En ese diálogo íntimo que cada puesta en escena establece con los espectadores, también está presente un acuerdo al que seguramente hemos llegado quienes hemos presenciado alguna vez este concurso: el arte es del pueblo y para el pueblo, nunca nos lo podrán arrebatar mientras lo promovamos quienes tengamos el valor y el medio para disfrutarlo.
En próximos días, uno de los tesoros más emblemáticos de San Luis Potosí, el Teatro de la Paz, abrirá de nuevo sus puertas a todo el que desee apreciar la obra de los más importantes dramaturgos de la historia de la humanidad.
El Movimiento Antorchista Nacional tiene el honor de invitarles a su XXIII Encuentro Nacional de Teatro, que se llevará a cabo los días 22, 23 y 24 de noviembre. Esta es primera llamada.
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