Por cuarta ocasión se aprueba un presupuesto federal que va encaminado a conseguir de los mexicanos, la simpatía y el clientelismo mediante programas sociales que llegan a través de tarjetas personalizadas; de igual manera se priorizan obras de relumbrón con presupuestos estratosféricos y que resultan poco rentables para la vida de la gran mayoría de los mexicanos, como son el tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y la refinería de Dos Bocas.
En contrapartida, podemos apreciar que los rubros que prácticamente no sufrieron modificaciones son aquellos que deben ir encaminados a combatir el rezago social, tales como la educación, salud, obra pública, vivienda, y programas de apoyo al campo. El presupuesto de 2022, tal como fue aprobado por los diputados de Morena y sus partidos aliados, resultará más de lo mismo pero ampliado; si alguien se pregunta ¿Por qué no se pavimenta su calle? La respuesta será porque no hay presupuesto, porque no hay un programa de gobierno que pueda destinar recursos para ese fin; si alguien más va a su centro de salud más cercano y no encuentra medicinas ni médicos permanentes, si requiere una cirugía y no se la pueden proporcionar y le ponen de pretexto que es hospital covid; si continúan las manifestaciones de padres que tienen hijos con cáncer porque no se les proporciona el medicamento, esto se debe a que no existen recursos para cubrir las necesidades de salud porque los diputados de Morena no les importó aprobar un presupuesto a ojos cerrados sin modificar ni una coma de la propuesta que les fue enviada desde Palacio Nacional. De igual manera, algo parecido ocurrió con educación donde cancelaron 8 programas, dentro de ellos las escuelas de tiempo completo. Asimismo, México seguirá exportando granos básicos y oleaginosos, pues no se garantiza un presupuesto acorde a las necesidades del campo.
Si bien es cierto que los programas de transferencia monetaria directa (adultos mayores, entre otros), en algo ayudan a solventar las carencias del hogar, están muy lejos de que una familia pueda destinar aunque sea una parte para mejorar la infraestructura de su comunidad o al menos de su calle, en el mejor de los casos cubre una necesidad inmediata y nada más. Con estos programas solo se promueve el consumismo, no así la generación de empleos y los buenos salarios que tanta falta hacen en nuestro país.
En este contexto, estimado lector, no podemos quedarnos cruzados de brazos observando cómo el país se va a pique de forma acelerada. En el Movimiento Antorchista creemos que la alternativa es organizarse, luchar por un México diferente, más justo y equitativo donde todos tengan trabajo y buenos salarios; que pague más impuestos quien tenga mayores ingresos para que un gobierno comprometido con el pueblo destine más recursos a infraestructura social; en fin, hace falta una política redistributiva de la riqueza social que ataque de raíz el gran problema de marginación y pobreza en el que se encuentran decenas de millones de mexicanos. Pero esto sólo lo hará un gobierno salido del pueblo y de gran compromiso con el futuro de México. Construyamos juntos ese gran país que soñamos la mayoría, una patria generosa para todos los mexicanos. Vale.
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