El presidente de México habla mucho y hace poco. Desde que inició su sexenio, Andrés Manuel nos despierta con sus ya famosas “mañaneras” en las que la mentira es el pan de cada día: de las 740 “mañaneras”, ofrecidas hasta noviembre de 2021, el señor mintió 66,868 veces; es decir, en cada una de ellas López Obrador dijo 90 falsedades o mintió una vez cada minuto con 12 segundos. Pero sabe cómo hacer que sus mentiras lleguen a los oídos de todos los mexicanos, en “forma de verdad”. Ha contratado con la prensa espacios para la difusión de las mentiras presidenciales. Un reporte de Reforma, publicado el 6 de abril, sostiene que los medios mejor pagados por Palacio Nacional son los siguientes: a La Jornada le han dado 181.5 millones de pesos, a Tv Azteca 154 millones, a Televisa 137.5 millones a Telefórmula y Grupo Fórmula 107.6 millones de pesos. Con estos, y otros medios nacionales y locales, es como “la mañanera” llega a todas las casas de México. La mentira presidencial trabaja de sol a sol.
Una de esas farsas impulsadas por Morena y Palacio Nacional es la sonada consulta para la revocación de mandato, ordenada por López Obrador al INE y en la que se gastarán innecesariamente mil 500 millones de pesos que bien pudieran servir para construir escuelas, bibliotecas, laboratorios o muchas otras cosas que le hacen falta a los mexicanos. Hemos visto que el partido del presidente, a medida que se acerca al 10 de abril, día de la consulta, ha desatado una campaña violatoria de la ley que llama a los mexicanos a votar en favor del presidente con espectaculares, pintas, volantes, vinilonas, así como la movilización casa por casa de los funcionarios y brigadas de lopezobradoristas en todo el país, para amenazar a la gente beneficiaria de los programas clientelares para que acudan a votar y muestren pruebas de “su lealtad” al presidente que les da dinero en efectivo o, de lo contrario, les quitarán el apoyo.
¿Y es cosa de vida o muerte ir a votar el 10 de abril? ¿Se trata en verdad de un “ejercicio democrático”, como propalan los morenistas recalcitrantes? ¡No! Ni de lejos. La Consulta para la revocación de mandato del presidente de México es “una farsa del partido Morena para legitimar al presidente”, dijo hace unos días el líder del Movimiento Antorchista, Aquiles Córdova Morán, en un video que se puede ver en Facebook. Y agregó: “Es un engaño total, pues como ya vimos, a los morenos les urge una votación copiosa, abundante, para legitimar al presidente y al gobierno de la 4T. Quieren fortalecer a su líder para que siga gobernando en la forma despótica, arbitraria y equivocada en la que la ha hecho hasta hoy”. Por lo tanto, el líder antorchista convocó “a los mexicanos a no prestarse al juego de este engaño y, por lo tanto, no acudir a votar”.
Los “analistas” pagados por AMLO se lanzan en la prensa y en las redes llamando a la gente a la “fiesta democrática”. ¿Pero es necesario ir a votar? No. No es necesario. Es más, no ir a votar es un acto de libertad y sienta una posición con respecto a la consulta. Hace unos días, un analista nacional que se ha convertido en la estrella de “las mañaneras”, decía lo siguiente: “En las elecciones para presidente, gobernador, alcaldes, senadores o diputados, el que se abstiene de no votar no hace ninguna diferencia: vayan los que vayan a las urnas, se cuentan los votos de quienes sí acudieron y gana la persona que tenga más votos. El que no va a votar se vuelve irrelevante. No es lo mismo con el ejercicio de revocación de mandato: la Constitución señala que para que el resultado de la consulta sea obligatorio de acatar, debieron haber acudido a las urnas al menos el 40% de los ciudadanos empadronados. Así que el que decide no ir a votar está expresando una opinión democrática y constitucionalmente avalada: no quiero que se junte ese 40%, esta consulta es irrelevante para mí. (…) La Constitución otorga al abstencionismo un papel central en una consulta como la revocación de mandato.” (El Universal, 07 de abril de 2022).
Al presidente de México le urge que el 40% vaya a la consulta para que ésta sea válida y, además debido a los grandes problemas por corrupción y mediocridad en su gobierno, le urge que más de 30 millones de mexicanos (cifra con la que ganó) aprueben su estancia en el poder. Por eso Morena está en campaña a toda su capacidad. No lograr 40%, no lograr 30 millones de votos y ver las casillas vacías y la indiferencia de los mexicanos serán un indicador de cómo el país desprecia a un presidente que nos dejó morir de Covid, que no lograr dar empleo a todos, que ofrece salarios de hambre, que no frena la inseguridad, que nos quita la educación y que ha revolcado al país en el peor de los escenarios posibles. Los mexicanos decidirán este domingo 10 de abril.
En Puebla, en las elecciones de 2018, el presidente logró más de un millón 700 mil votos y arrasó por completo. Sin embargo, en 2019, en las elecciones extraordinarias (debido al raro “accidente” de la gobernadora Martha Érika Alonso), no votó ni el 34% del padrón electoral y Barbosa apenas logró 682 mil votos (un millón menos que AMLO el año anterior). De acuerdo con proceso.com.mx, “682 mil 245 votos que representan el 14.8% de la lista nominal de electores poblanos que, de acuerdo con el INE, es de cuatro millones 588 mil 753”. Y, según el columnista Ricardo Morales, “en 2021, en la elección local estando en juego las presidencias municipales, Morena solo obtuvo poco más de 680 mil sufragios”. El 15% de la lista nominal obtenido por ese partido en las últimas dos votaciones no les sirve para apuntalar a un presidente mentiroso y charlatán.
Además, en Puebla Morena sigue dividido entre los seguidores de Nacho Mier, los de Armenta, los de Claudia y los de Barbosa. Y ninguno de ellos se junta ni para ayudar a su líder moral, por una razón: se acercan las elecciones a gobernador y… ¡todos se ven en Casa Aguayo! ¿Por un presidente tan vulgar o un partido que traicionó “primero a los pobres” usted saldrá a votar este domingo? Yo no le veo ningún caso.
Lo que los mexicanos progresistas debemos hacer es unir fuerzas, ser millones, crear el partido de los pobres y lanzarnos a tomar el poder para cambiar todo lo malo, que es mucho. Lo demás, sinceramente, no sirve para nada.
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