En materia de política fiscal, la apuesta del gobierno actual de México ha sido la austeridad. La propuesta es atractiva si pensamos en aquellos que viven en un estado derrochador y corrupto; pero antes de aplaudirla sin más reflexión que la del enojo y desprecio a los gobernantes anteriores, habría que preguntarnos si esta postura es toda virtud dada la situación económica de nuestro país.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó los indicadores macroeconómicos de 2018 del sector público. La producción bruta del sector público en México en 2018, que comprende la actividad de las empresas públicas y el gasto del Gobierno federal representa el 16 por ciento del nacional. El Estado mexicano es ya de por sí pequeño en comparación con otros; además de los de las economías más desarrolladas también estamos por debajo de países latinoamericanos como Brasil y Uruguay, en los que la actividad del gobierno representa una porción mayor del Producto Interno Bruto (PIB) que en México en casi 10 puntos porcentuales.
Uno de los principios económicos de la política neoliberal es la reducción del gobierno a su mínima expresión económica y funcional. Los gobiernos mexicanos paulatinamente han ido retirándose de la actividad económica en general. Desde 2003, su participación en el producto global ha perdido siete puntos porcentuales al pasar de 23 al 16 por ciento, ya mencionado. La austeridad no hace más que profundizar este proceso.
Así, más austeridad implica mayor penetración del capital privado en la satisfacción de las necesidades de las personas. Es decir, dejar que sean los intereses privados los que determinen qué mercancías se producen y quiénes pueden acceder a ella, mediante la fijación de los precios. Hay que agregar que esta política se refuerza con la política social basada en transferencias monetarias directas, pues deja a los beneficiarios a la suerte de los mercados.
Para nadie es sorpresa el estancamiento de nuestra economía. El sector privado no está invirtiendo a pesar de las promesas y compromisos que ha hecho públicamente. Y con la política de austeridad, ¿cómo va a responder el gobierno mexicano a las necesidades de nuestro desarrollo?
*Con autorización del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales
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