El Día Internacional de los Trabajadores o también conocido como el Día del Trabajo se celebra el primero de mayo para conmemorar, a nivel mundial, al movimiento obrero y la fuerza laboral, como reivindicativo de diferentes causas relacionadas con el trabajo.
Hace poco más de 200 años, las fábricas eran centros de trabajo en las que trabajaban por igual hombres, mujeres, niños y ancianos, con jornadas de más de 12 horas diarias. Esta extenuante jornada laboral no daba opción a las personas de recuperarse, descansar ni disfrutar de un tiempo de ocio.
Mucho tuvieron que luchar los trabajadores durante años para conseguir una jornada laboral de ocho horas, incluso a costa de sus propias vidas. Actualmente, el Día de los Trabajadores se ha convertido en una efeméride festiva, pero no hay que olvidar que esta fecha rinde homenaje a aquellos que lucharon por una vida digna para todos los trabajadores y trabajadoras.
Aun con esa lucha, en México los obreros siguen sometidos a la explotación, enajenación y manipulación de su conciencia por la clase capitalista en el poder; el recuerdo de este día, son los festejos del Día del Trabajo; día de asueto, de fiesta y de borracheras organizadas por los sindicatos charros y, en algunos casos, para mostrar el beneplácito y servilismo de los líderes sindicales con los gobiernos en turno, para ello llevan a los agremiados a desfilar por el centro de la ciudad para que pasen a saludar a los mandatarios.
La mentira y tergiversación respecto a la conmemoración de esta fecha tan importante para la clase obrera, se originó con la idea de desarticular a la organización de los trabajadores en el mundo, del impulso que le dio el ideólogo del proletariado mundial, Carlos Marx, con la formación de la Primera Internacional Socialista, organización obrera que se creó en el Congreso Socialista de Francia en 1899, y fue en esta reunión a la cual asistieron proletarios de varias partes del mundo, donde se acordó que el primero de mayo, todos los obreros del planeta debieran de salir para luchar por mejores condiciones de trabajo, jornada de ocho horas y salarios bien renumerados; además para manifestarle a los capitalistas de todo el mundo, que la clase obrera estaba lista y tenía capacidad para detentar el poder político en sus países de origen, por una sociedad más justa en beneficio de los sectores laborantes.
Hoy se impone la necesidad de esa conciencia revolucionaria de los obreros, ante todo lo mal que se vive en el país y en el mundo, donde impera la dominación del capitalismo neoliberal e intervencionista, como lo demuestra el imperialismo de los EE. UU., que mete sus narices en todo el orbe, para imponer su política guerrerista, desplegar sus mercados, explotar las riquezas y mano de obra en los países débiles sojuzgados.
Hoy hace falta la unidad, la organización y lucha de la clase obrera mundial para cambiar el actual modelo predominante del capitalismo, para imponer un nuevo orden social más humanista y de justicia social para todos los seres humanos del planeta.
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