La tarde del pasado 9 de mayo, cuando una comisión de campesinos regresaba a la cabecera municipal de Coyomeapan, Puebla, después de haber asistido a una reunión en la comunidad de Tequitlali, fueron interceptados por un grupo de policías armados hasta los dientes, que iban en cinco patrullas de la Policía Estatal de Puebla.
Los uniformados, quienes iban en los vehículos policiales, les bloquearon el paso a los campesinos y comenzaron a dispararles. La agresión de los gendarmes fue brutal: dispararon sus armas a quemarropa matando a tres personas, dos en el momento de la agresión y otro murió posteriormente, uno de ellos era menor de edad (15 años), además, hirieron de gravedad a 6 integrantes de la comitiva y detuvieron a otros.
Después de haber masacrado a los campesinos, los policías huyeron del lugar, dejando abandonada una de las camionetas en las que se trasladaban; prueba fehaciente de quienes son los autores materiales del vil asesinato.
Como es su costumbre, el Gobierno del estado emitió un boletín de prensa en el que, pretendiendo lavarse las manos, culpó a los campesinos de estos trágicos acontecimientos, aduciendo que los campesinos de Zoquitlán agredieron a la indefensa policía estatal y que, al repeler la agresión, hirieron a siete personas, además negó que hubo muertos.
Esta versión queda plenamente refutada, al resultar que todos los muertos y todos los heridos son campesinos, que según la versión oficial son los agresores; mientras que, los policías y sus vehículos resultaron sin ningún rasguño.
¿Cuál es la razón que motivó esta brutal agresión? Que la población de Coyomeapan, desde hace siete meses, inició un movimiento de lucha política que exige como única demanda la realización de elecciones extraordinarias porque el presidente municipal electo, Rodolfo García López, del partido de Morena, no ganó las elecciones de manera legítima, sino que, con triquiñuelas, maniobras y en contubernio con el Instituto Electoral del Estado (IEE) y el respaldo del gobierno del estado fue impuesto.
No obstante, el munícipe espurio no ha podido gobernar porque, el pueblo no le ha permitido ocupar la presidencia municipal, pues está cansado de los abusos que durante once años se han cometido en agravio de la población por la familia Celestino, de la que es parte.
Rodolfo García es esposo de la anterior alcaldesa de Coyomeapan, Araceli Celestino, ahora diputada federal por el PT y es cuñado de David Celestino quien fue presidente municipal en dos ocasiones.
Rodolfo García, alcalde impuesto por el gobierno morenista, no es aceptado por el pueblo porque no ganó las elecciones, lo han rechazado y seguro que ante la imposibilidad de ejercer o utilizar, como siempre lo han hecho, para su beneficio el presupuesto del ayuntamiento de Coyomeapan, los caciques, los celestinos respaldados por el gobierno del estado, agreden a quienes les exigen cuentas.
No es el único hecho, desde el año pasado tienen detenidos con delitos inventados a cuatro líderes del Movimiento Antorchista y cómo de manera valiente el pueblo coyomeapense continúa su lucha, ahora la agresión fue más brutal. Seguro que la Unidad de Coyomeapan continuará hasta que se elija a un presidente legítimo y se castigue a los autores materiales e intelectuales de la brutal agresión que sufrieron.
Es de subrayarse que el gobernador del estado, Miguel Barbosa Huerta elogió el desempeño del jefe de la policía estatal, Daniel Iván Cruz Luna, el mismo día de la agresión. Según la propia declaración del gobernador, prácticamente habla varias veces al día con su titular de la Secretaría de Seguridad Pública.
¿Será que el elogio y reconocimiento del gobernador del estado de Puebla a Daniel Iván Cruz Luna es también una garantía de su impunidad?
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