La educación es uno de los rubros más importantes para el desarrollo social, científico y económico, y es que tras tres años de pandemia fue claro el evidente abandono que sufrieron miles de instituciones en todo el país y en el estado de Tamaulipas. Sin embargo, todos esos rubros fueron desatendidas por el gobierno debido al desuso por el confinamiento.
En cifras, Tamaulipas tiene un promedio de cuatro mil 700 escuelas en educación básica, y por lo menos un 40% de ellas requiere apoyo económico por parte de los tres niveles de gobierno para su mantenimiento. Pero esto no sucede.
Debido a la falta de estudiantes, docentes y personal (en el tiempo de pandemia), la consecuencia fue prácticamente su abandono total, dejando a las escuelas expuestas a la falta de mantenimiento, al vandalismo, robo (sustracción de tubería, cables o mobiliario), todo esto en los distintos niveles educativos que comprende la educación básica y media superior. Ahora, con el regreso a las clases, las consecuencias se presentan más agravantes.
En respuesta ante las peticiones de los padres de familia y la población, el actual gobierno y quienes comprenden a la nueva administración estatal, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), anunciaron un paquete de apoyo económico que consta de 47 millones de pesos destinados, únicamente, a ciertas escuelas de educación media y media superior. Dejando en el olvido a muchas instituciones y sin resolver el problema; con esto también se deja a su suerte a los estudiantes, maestros y personal que tiene que lidiar, día a día, con los problemas que se presentan.
Los daños van desde la falta de mobiliario, paredes vandalizadas, grietas en paredes, filtración de agua, ventanas rotas, robos de equipos, exceso de humedad, plagas de animales, entre otros problemas que se agudizaron.
Al ser un tema de responsabilidad de los municipios y el Estado, se esperaba una respuesta efectiva y lo más pronto posible. Pese a ello, lo único que la población obtuvo fue que, de las casi cinco mil escuelas de educación básica, muchas no contarían con algún apoyo económico, y si a esto se le suma que, en noviembre de 2022, la Comisión de Programación y Presupuesto había dado a conocer que dentro de su paquete de gasto para este año 2023 se contemplaba cero pesos para infraestructura educativa.
Es de notarse que, en caso de no concretarse una inversión fuerte a las escuelas de la entidad durante el presente año, quienes tendrían que hacer dicha inversión serían los propios padres de familia, directores y maestros, aunque ellos viven al día. Ahora hay que sumarle el cargo que tienen que hacer de una responsabilidad que corresponde al gobierno, haciendo mejoras a los planteles con sus propios recursos. Esto está ocurriendo en muchos lugares, no solo en Tamaulipas.
El Movimiento Antorchista tiene claro el problema y por eso, desde hace ya 48 años, ha impulsado la educación, tomando la iniciativa. Prueba de esto es el trabajo que realiza junto a los estudiantes, maestros, padres de familia y personal; es decir, con todo el pueblo organizado para así luchar y exigir que se mejoren las condiciones educativas de nuestro país.
Compañeros antorchistas, queridos lectores, los invitamos a no rendirse y continúen peleando por lo que actualmente es una necesidad básica, que al gobierno parece no importarle, a pesar, incluso, de que estas condiciones pueden causar desinterés entre los estudiantes y por tanto, un abandono inminente de sus estudios. Por suerte, estos estudiantes optimistas junto con nosotros aún no nos rendimos, hasta obtener una educación de calidad en instituciones con la infraestructura óptima que no impida ni límite la abducción de conocimiento.
Para hacer valer el artículo tercero de la Constitución mexicana, para ser jóvenes con mayor preparación, para continuar con la educación, para que tengan las armas necesarias para salir adelante y, sobre todo, para que juntos, como organización, podamos seguir contribuyendo a nuestro pueblo, en este caso a la gente de nuestro Estado. ¡Ánimo, compañeros!
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