Nadie duda que la educación juega un papel preponderante en el crecimiento económico, pero sobre todo, en el desarrollo de un país. El proceso de educación, coinciden los pedagogos, propone el aprender en cada etapa escolar, detallando los conocimientos, habilidades y actitudes que deben adquirir los estudiantes, lo cual se ve reflejado en planes de estudio, los cuales elabora y lleva acabo, en nuestro país, la Secretaría de Educación Publica (SEP).
Después de la ardua labor de José Vasconcelos como Secretario de Educación, durante 1921 a 1924, en que se sentaron las bases para poner en primer plano a la educación, permitió dar los antecedentes para la elaboración de una política educativa con la intención de lograr que México se desarrollara en diversos ámbitos; cuestión que fue retomada y durante el mandato de Adolfo López Mateos como presidente, de 1958 a 1964, donde se implementó el primer Plan Nacional de Educación, denominado “Plan de once años”, que pretendía la expansión de la educación primaria en todo el territorio nacional proporcionando los libros de texto de manera gratuita. Posteriormente, con Carlos Salinas de Gortari como presidente de 1988 a 1994, se da el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), en cual se manifestaba que se otorgaría a la educación la mayor prioridad del gasto público; dicho acuerdo se mantuvo vigente hasta el año 2000, pues con el sexenio de Vicente Fox Quesada, se elabora el documento denominado “Bases para el programa sectorial de educación 2001-2006”, con este, se propuso generar cambios drásticos en el sistema educativo, dentro de los cuales nuevas formulas de combate al rezago educativo, integración y capacitación de los adultos, fomento de la investigación y la innovación educativa; este programa sectorial tuvo vigencia hasta el fin de sexenio de Enrique Peña Nieto, en 2018.
Es necesario señalar que, aunque los planes se implementaron no existía ningún instrumento con el cual se midieran los resultados, los alcances o las deficiencias del plan; pero fue a partir del año 2000 en que inicio la evaluación con 28 países, dentro de ellos México, mediante el Programa para la Evaluación Internacional de alumnos (PISA) regulada por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), encargada de medir los conocimientos bases que todo joven al termino de secundaria debiera tener. Dicho examen se realizaba cada 3 años en 137 países. La última evaluación a estudiantes mexicanos se aplicó en 2018, la cual reveló que sólo 55 por ciento de los estudiantes lograron aprendizajes suficientes en lectura, 53 por ciento en ciencias y 44 por ciento en matemáticas; esto nos colocó en la posición 102 de 137 países evaluados.
Este es el último que conocimos, pues la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador renunció al organismo y por tanto ya no realizamos tal evaluación; esto lo hizo argumentando que era incorrecto, en su lugar, la entonces Secretaria de Educación Delfina Gómez, propuso un nuevo plan de estudios, para acabar con el modelo neoliberal, homofóbico, individualista y patriarcal que, a juicio de las autoridades educativas, nos regía en sexenios pasados, planteando, ahora, enfocarnos en valores colectivos frente a enfoques individualistas, a fin de sustituir los valores de la competencia por aquellos que favorezcan la colaboración. Este tiene como objetivo promover la formación integral y humanista en las y los estudiantes, se implementó en agosto del 2022, sólo como prueba piloto, será hasta este próximo ciclo escolar en el cual se implementara en su totalidad.
Ver la deficiencia dejada por los planes anteriores y las nuevas consecuencias que esta trayendo este, como lo son el rezago educativo que dejó la pandemia y la deserción de mas de 5 millones de estudiantes, no se trata de acabar con un modelo neoliberal heredado del pasado, lo que se necesita es un sistema educativo que funcione y que prepare a los estudiantes tanto en lo académico, como en la cuestión deportiva y cultural, necesitamos lograr lo que han hecho países como lo es China, Singapur, Hong Kong, Estonia y Canadá, países con mejores calificaciones PISA, nos encontramos lejos de llegar a esos niveles.
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