Hasta antes de la pandemia de origen y dimensión aún desconocida por la que atraviesa el mundo, la contienda electoral programada para julio de 2021, a pesar de ser elección en la que no se elegirá Presidente de la República apuntaba a ser inédita, de las más concurridas y disputadas en la historia político electoral de México, porque su padrón será de 96 millones de personas, 6 millones más que en 2018 y porque se disputarán alrededor de 3 mil 500 cargos, 260 más que hace dos años.Poco antes de la elección de 2018 en que se eligió al actual presidente, la encuestadora "Parametría", que dirige Francisco Abundis, publicó los resultados de una de sus consultas ciudadanas sobre esas elecciones.Encontró que el 42 por ciento, poco más de cuatro de cada 10 ciudadanos manifestaron interés en política y participar en los comicios que se avecinaban, contra más de la mitad, el 58 por ciento, que aceptó que la política es un tema que les interesa poco o nada.
La encuesta arrojó también que "si bien el porcentaje de interesados en participar en las elecciones puede considerarse bajo, hubo un incremento pues al compararlo con la encuesta realizada en 2012, cuando se eligió a Peña Nieto, sólo el 30 por ciento de los entrevistados manifestó que la política era un tema que le interesaba".Así, en 2021 es posible un incremento sustancial de interés ciudadano por emitir su voto, con riesgo para el partido en el poder ante su pésimo desempeño al frente de la administración del país.
Este panorama, sin embargo, enfrenta el peligro de no consolidarse si los candidatos, sobre todo si los de Morena, desaniman al electorado a acudir a las urnas utilizando la guerra de descalificaciones, como lo hemos visto en todas las campañas anteriores, con muchas críticas y escasas propuestas para mejorar el rumbo, que estaba mal y en poco tiempo se ha empeorado ostensiblemente, pues son a quienes menos les conviene que asista masivamente la ciudadanía por la visible caida de la aprobación del gobierno del presidente López Obrador, debido a lo mal que se ha tratado el tema de la pandemia y su nulo apoyo a la población para soportar el "quédate en casa", pero sin alimentos.
A la guerra intestina de los jefes de las tribus morenistas en su intento por sacar adelante sus intereses personales; la caída como nunca de la economía, conservadoramente calculada en más de 7 por ciento; la desaparición de todos programas sociales en perjuicio de las familias más empobrecidas; el incremento de la violencia contra las mujeres y del crimen organizado que mata más que el coronavirus; el vergonzoso entreguismo del gobierno de la 4T de nuestra patria, al presidente estadunidense Donald Trump, con todo y Pemex, a cambio de sus limosnas para cuidarle la frontera con más de 26 mil efectivos de la Guardia Nacional, para impedir el arribo de migrantes centroamericanos, de su ambición de monopolizar el egreso, por decisión unipersonal de López Obrador, aprovechando el argumento de la pandemia, y un muy largo etcétera de fallas.
Es probable, pues, que Morena intente desanimar e influir en el electorado para evitar que en la próxima elección pierda la mayoría absoluta del poder legislativo, ya que sería el primer paso para que AMLO tire de su propia cuerda y se haga efectiva su propuesta de revocación de mandato en 2022, sobre todo si tomamos en cuenta que ya sólo el 46 por ciento de la población aprueba su gobierno.No se trata de ir contra la corriente, de un deseo perverso e irracional tipo "chairos", esperando que le vaya mal al gobierno de la 4T, aunque le vaya mal a México; por el contrario, como a los enfermos, se trata de sacarlo del estado de coma en la tienen sumida López Obrador y Morena.
Conviene que en 2021 y 2022 los más de 80 millones de ciudadanos mexicanos de la lista nominal no nos dejemos confundir, que descubramos en los discursos y propuestas de los candidatos de todos los partidos, cuáles son sus intereses y a quién representan, y actuemos con responsabilidad anteponiendo siempre el beneficio de las grandes mayorías sobre los intereses personales y grupos.
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