En días pasados fue aprobado, bajo una polémica ¿discusión?, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el ejercicio fiscal 2022, el cual contempla un gasto total de 7.08 billones de pesos, catalogado como el mayor de la historia. Una vez más, para desgracia de muchos, el presupuesto fue aprobado sin cambiarle si quiera una coma, a pesar de las cerca de 2 mil reservas presentadas por las diferentes bancadas de representantes legislativos, mismas que terminaron siendo rechazadas. En un país donde el partido gobernante se vanagloria de la democracia que ha podido establecer como en ningún otro régimen, llama la atención que los diputados federales morenistas no hayan pensado en analizar –menos todavía en discutir- si las propuestas presentadas en el PEF realmente eran las adecuadas o no para garantizar que las mayorías empobrecidas puedan mejorar sus condiciones de vida y dejar atrás el rezago social en que se encuentran; por el contrario, decidieron votar a favor todo el proyecto de López Obrador. ¿Y qué contempla el PEF 2022 o por qué es tan malo? Veamos los números de los principales indicadores.
En lo que respecta a salud, se contemplan 794 mil millones de pesos, 105.2 millones más que para 2021, lo que en términos reales representa un incremento de 15.2%. De acuerdo con el proyecto, dichos recursos serán utilizados para enfrentar los estragos ocasionados por el covid-19 y el fortalecimiento del personal de salud que tiene tan ardua tarea. A primera vista parece un dato favorable, pero el incremento establecido se irá, en su mayoría, a adeudos con el IMSS e ISSSTE (27.3%), actividades de apoyo administrativo (19.7%) –que, dicho sea de paso, prioriza al personal eventual, esquema tan rechazado por el ejecutivo federal- y el programa de vacunación (26.5%). ¿Dónde queda la atención a otras enfermedades que requieren con urgencia atención, como por ejemplo la diabetes? ¿Dónde quedan los medicamentos o tratamientos que tanto han solicitado los niños con cáncer y sus padres? ¿Dónde queda la inversión física en infraestructura para construir o mejorar hospitales y clínicas? ¿Qué se dice de su equipamiento? Muy poco o casi nada.
La educación es otro sector importante que tiene un incremento de apenas 1.9% respecto al año anterior, quedando en 827 mil millones de pesos. ¿A dónde va este incremento? Principalmente a becas escolares que, si bien es cierto son becas útiles y fundamentales para que miles de jóvenes puedan concluir sus estudios, éstas no tienen el seguimiento adecuado o terminan siendo utilizadas en cosas ajenas a la educación, además de que solo se centran en la población de educación media superior, potenciales votantes que bien podrían abonar a que Morena mantenga el poder en 2024, dejando rezagados a los estudiantes de educación básica y superior. Además, en tiempos en que se habla de un posible retorno a las aulas para la toma de clases presenciales, ¿por qué no contemplar recursos para el mantenimiento o adecuación de escuelas? ¿Acaso no se piensa invertir en la construcción de más centros educativos? ¿Existe entonces, verdadero interés en la preparación académica o solo estamos viviendo una compra de votos anticipada? Juzgue usted.
Uno de los pilares de este gobierno es la ejecución deprogramas de asistencia social que también este año tuvieron un incremento significativo en su presupuesto, de los cuales destacan las pensiones para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente, sumando 2 mil millones de pesos (30% más); Fertilizantes, que aumentará 173% para llegar a 5 mil 200 millones de pesos; y Jóvenes Construyendo el futuro con 500 millones de pesos adicionales. Una vez más vemos el reparto descarado de dinero a diestra y siniestra sin que se llegue de fondo a la raíz del problema para encontrar la mejor solución.
Y como cereza del pastel, las obras faraónicas emblema de la 4T. El Tren Maya obtuvo un aumento de 74.2% en términos nominales al pasar de 36 mil 509.1 millones de pesos a 63 mil 231.6; y el Proyecto de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec, al cual se le aumentaron 10 mil millones de pesos más, 174.8% de incremento real. Mientras que para la educación el aumento alcanza el 1.9%, para los caprichos del presidente hay 74.2% y 174.8% adicionales.
Entre los grandes perdedores se encuentra el Instituto Nacional Electoral, quien pierde cerca de 5 mil millones de pesos; y aproximadamente 3 mil millones al poder Judicial. Esto no es más que una muestra del intento desmedido del Presidente de la República para desmantelar nuestros órganos autónomos y ejercer el control absoluto de los mismos. ¡La “dictadura perfecta”!
Y sí, una vez más no se contemplan recursos para la tan importante y necesitada obra social. Los pueblos y colonias marginadas tendrán que esperar un año más para poder tener agua, drenaje, electricidad, alumbrado, pavimentación, escuelas, hospitales, clínicas, unidades deportivas, centros culturales, techados, etcétera; todo porque los diputados que deberían servir al pueblo que los favoreció con su voto, prefirieron jugar como míseros y serviles humanos y arrodillarse ante su gran mesías.
El PEF 2022 le apuesta, pues, una vez más y con mayor recurso, a la construcción de obras de dudosa utilidad y la repartición desmedida de dinero a los “más pobres”. Pero está histórica y científicamente comprobado que los programas de asistencia social, o de transferencia monetaria directa, no van a aminorar ni erradicar la desigualdad y la pobreza; sino que las aumentan. Por ello, el pueblo tiene que darse cuenta de que en realidad están viendo afectados sus intereses, de que Andrés Manuel López Obrador lejos de ayudar a los pobres los está afectando gravemente, y, por supuesto, de que tienen que levantar la voz y exigir que se resuelvan sus carencias más elementales y las necesidades más sentidas de sus comunidades. Muchas veces se quedan inertes pensado que es una situación que no se va a remediar, que nadie habrá de escucharlos, pero por eso existe Antorcha, para ayudarles y enseñarles a luchar, a organizarse y abrir los ojos. Hace mucho que esto pasó a ser una necesidad inaplazable, es urgente actuar; después, como dijo Neruda “el mar es duro. Y llueve sangre”.
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