MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Pandemia y capitalismo

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Para mucha gente es un hecho inobjetable que el mundo es y será injusto. No podemos negar que nuestra vida actual está condicionada  por el sistema económico imperante y ese sistema es en definitiva injusto. La mayoría de habitantes de nuestro planeta vive bajo el sistema  capitalista y aunque se le intente esconder bajo eufemismos y palabras dulces como economía de mercado, economía liberal o sociedad globalizada permanecen en ella los rasgos esenciales del capitalismo. Hay incluso quienes pretenden esconder sus cualidades inmanentes tratando de hacer sinónimos capitalismo con democracia, pero en definitiva son solo intentos de esconder la naturaleza injusta y errores de este sistema. Viene esto a cuento porque con toda esta verborrea es fácil confundirnos y dejar de lado algunos hechos que parecieran no tener vinculación. La pandemia de covid-19 nos ha dejado un nuevo ejemplo del funcionamiento del sistema capitalista a nivel global.

La médula del sistema capitalista es la propiedad privada, la competencia y el lucro. No solo de los medios de producción (tierras, fabricas, maquinaria, y fuerza de trabajo) sino de la propiedad intelectual. ¡Como si las ideas simplemente brotaran de la cabeza de una persona cual Palas Atenea de la cabeza de Zeus y no provinieran y se alimentaran de una realidad de la cual el individuo solo es el encargado de darle una forma final en el capitalismo esta premisa se lleva al extremo. 

Al inicio de la pandemia fuimos testigos de una carrera protagonizada por los grandes laboratorios y farmacéuticas en búsqueda por desarrollar fórmulas de vacunas contra el nuevo virus. Un afán no de ayudar y evitar el dolor que la humanidad estaba padeciendo por el número de muertos (que ya ronda los 3 millones y medio en el momento de escribir estas líneas) sino de obtener patentes que les permitieran obtener las mayores ganancias posibles. El resultado es que 9 personas han incrementado su fortuna a niveles multimillonarios como resultado de la venta de las vacunas reporta Russia Today citando a la Alianza Vacuna para el Pueblo, una organización que pugna por el derecho al acceso global a las vacunas. Los directores de Moderna, Stephan Bancel, y BioNTech, Ugur Sahin, incrementaron sus fortunas personales en al menos 4000 millones de dólares. De los otros  referidos, 3 son accionistas de Moderna, 3 son los cofundadores de CanSino Biologics, y por último el presidente de la empresa responsable de envasar y distribuir la vacuna de Moderna. El patrimonio total de ellos asciende a 19 mil 300 millones de dólares, cantidad suficiente para vacunar a toda la población de los países con los ingresos más bajos, reporta la mencionada alianza.

Por otro lado es necesario recordar que  en el mundo  se han aplicado poco más de 300 millones de dosis frente a una población de 7,700 millones de personas lo que nos restaría 7 400 millones equivalente al  96% de la población mundial sin vacunar y que no están cerca siquiera de ser candidatos a dicha inoculación. Es también evidente que los países pobres tienen una capacidad menor para hacerse en su poder de esas vacunas. Los países de ingreso más bajo referidos por la alianza para las vacunas y que según la iniciativa Covax de naciones unidas suman 92 apenas han podido hacerse con el 0.2 % de la producción mundial de vacunas y por si esto no fuera suficiente podemos añadir que aún existen países donde no se ha recibido una sola dosis de vacunas, principalmente en África donde países como Libia, Botsuana, Burundi, Tanzania y Madagascar figuran en este listado.

La tecnología para elaborar las vacunas y sus componentes también están en manos de propietarios privados que buscan lucrar con ellos  dando así al traste con iniciativas como la llamada  Covax  de la Organización de las Naciones Unidas que busca hacer llegar las vacunas a los países más pobres pero que topa con la muy baja cantidad de producción de vacunas no solo por el monopolio de patentes sino por el monopolio de tecnologías. Es decir, que aunque se liberaran las patentes y se hicieran públicas las fórmulas para que otros laboratorios fabricaran las vacunas no se podrían fabricar por que dichos laboratorios no dispondrían de la tecnología para fabricarlas. Esto es porque en el capitalismo como hemos mencionado el conocimiento también es un bien privado que tiene como fin último el lucro. Dicho sea de paso, el argumento de la falta de tecnología les queda como anillo al dedo a las grandes farmacéuticas para preservar sus fórmulas como un secreto que nadie más pueda explotar.  

En plena pandemia fuimos testigos de la imposibilidad de muchas familias para quedarse en casa pues no cuentan con seguridad laboral que les garantice siquiera un salario estable o ya siquiera un salario. Quienes más sufrieron los efectos de la pandemia fueron aquellos que se vieron en la disyuntiva de quedarse en casa y morir de hambre o salir a ganarse el pan y arriesgarse a morir por la enfermedad. Al respecto solo el Movimiento Antorchista exigió que se hiciera un plan de ayuda para estas familias mediante despensas o apoyos pero como siempre topando con la poca respuesta de la mayoría de autoridades.

En otros casos las vacunas pasan al mercado negro pues es también una excelente manera de hacer dinero. Aquí los casos van desde el robo de vacunas hasta  la falsificación de las mismas.  Pero que también pone de relieve que son quienes tienen el poder económico los que pueden acceder  estas vacunas a costa de  infringir las leyes pues estas vacunas en el mercado negro oscilaban entre 500 y mil 500 dólares.

Así tenemos que aunque aún no baja la marea después del tsunami llamado covid-19 ya podemos apreciar algunos de los estragos y no son las muertes por la pandemia los únicos, estos estragos son pobreza, desempleo e inseguridad sanitaria y laboral. No son consecuencia de la nueva enfermedad sino de la mala organización de la sociedad que en definitiva no estaba preparada para este acontecimiento. Es momento de que vayamos mirando hacia un nuevo sistema, más humano y racional, que permita que todos disfrutemos de las bondades y el desarrollo que ha alcanzado la humanidad y no sólo unos cuantos. ¿Cuantos de nuestros políticos que se lanzan en esta época de campaña serán los que en su trayectoria y mientes tendrán esta consigna?

Hecho verdaderamente inobjetable: el mundo cambia y poco a poco se acerca ese momento.

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