El país enfrenta una dura crisis económica, lejos de atenuarse está cada vez más agresiva, la realidad contradice al presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, quien todos los días anuncia en la mañanera que el país está bien. Sin embargo, el INEGI dio a conocer con puntualidad que la inflación está a una tasa del 7.7%. La crisis económica ha traído como consecuencia el alza de los precios de las mercancías en general, y en particular de aquellos considerados de primera necesidad. Se sabe que la pandemia afectó la economía de casi todos los países del mundo, sin embargo, en aquellas naciones donde los gobiernos aplicaron políticas económicas incorrectas, como es el caso nuestro, las consecuencias han sido catastróficas y la estamos viviendo hoy en día. Pasamos el periodo de estancamiento económico, y estamos en el proceso de recesión que se refleja en el aumento sin control de los precios de los productos; es decir, los mercados son inestables, debido a la oferta y la demanda de las mercancías cuyos precios no son posible controlar de forma inmediata. No hay generación de empleos, no hay inversión extranjera ni nacional y al no haber producción en las industrias, disminuye el producto interno bruto que se refleja en la falta de importaciones y exportaciones.
Este panorama se ha venido observando desde el último semestre del año pasado, acentuándose más en diciembre y los primeros meses del presente año. El alza de los artículos de construcción fue un duro golpe para la industria de la construcción, afectando de manera directa a la clase trabajadora, que de pronto se vio sin empleo por los recortes de personal de las empresas constructoras. Los artículos de consumo fueron los primeros que tuvieron incremento en sus precios, más en aquellos de primera necesidad, tanto los de origen agropecuario directos, como los industrializados, las verduras, frutas, la tortilla y todo tipo de carnes, tanto frescas como industrializadas. El alza de la gasolina, el gas y la energía eléctrica detonaron la escalada de precios en todas las ramas de la producción incluyendo el transporte.
Estando ya en el quinto mes, cuando la situación es incontrolable, se le ocurre al Gobierno poner en marcha un plan contra la inflación. Dicho sea de paso, este plan es demasiado tardío y además inoperante. Es como querer detener la creciente del río utilizando ramas y lodo. Andrés Manuel López Obrador hizo un pacto voluntario, según él, con los empresarios, comerciantes y distribuidores, para que éstos no incrementen el precio de sus productos en seis meses. La función del gobierno, lo dijo el propio presidente, consistirá en persuadir a que estos actores de la economía contribuyan de manera voluntaria, para que no incrementen los precios, durante seis meses y aclaró que no se trata de un control de precios. En esta misma fecha y en el mismo lugar, es decir el 4 de abril en la mañanera, el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, dijo que plantean un aumento en la producción de granos a través de programas diseñados para tal efecto y centrados en la producción de Maíz, frijol y arroz, donde incluyen el fertilizante, inclusos aumentaran la entrega de fertilizante gratuito de tres, a nueve estados. Estas medidas, dijo el funcionario federal, están encaminados a la reducción de costos y de ninguna manera están incidiendo sobre control de precios, sólo se enfocará a estabilizar el precio de 24 productos de la canasta básica a nivel nacional, huevo: leche, aceite, frijol, pollo, tortilla, atún, sardina, entre otros que según ellos no subirán de precio, porque aclaró, la reducción de oferta estimula la competitividad de la industria permitiendo el manejo de la demanda. Estas decisiones tienen que ver exclusivamente con los alimentos, pues en el país no existe otro tipo de problemas, en México aseveró, hay gobernabilidad, hay paz y la inversión extranjera está creciendo y hay récord en generación de empleos.
Ante la imposibilidad de frenar la inflación, el presidente se ve en la necesidad de recurrir a los empresarios y comerciantes, siendo ellos los que, en primer lugar, se han aprovechado del alza de precios y los que más ganancias han obtenido en tiempos de pandemia; si aceptaron gustosos este pacto es porque los precios de las mercancías que ellos producen y distribuyen ya tienen aplicado un jugoso porcentaje de utilidad. Recordemos que el actual gobierno de la 4T, y los empresarios más cercanos al gobierno morenista no están interesados en las necesidades del pueblo. solo tienen intereses, intereses mezquinos y egoístas, los primeros quieren perpetuarse en el poder, los segundos a obtener más ganancia. El pueblo para ambos, son solo carne de cañón. No nos vayamos con la finta de que son acuerdos voluntarios, los mueve la ambición. Por otro lado, este plan de no subir los precios de los productos de la canasta básica es pura propaganda mediática, bien diseñados para hacerle creer a la gente que están tomando acciones serias. Por varias circunstancias, los precios oscilan entre una región y otra, y aun cuando dicen que el peaje no se incrementará, el solo traslado incrementa los costos, y esos no los absorberá ni el productor, ni el distribuidor, siempre sale pagándolos el consumidor. Y si el gobierno los subsidia, de todos modos, el que incrementará sus utilidades sería el comerciante, ni siquiera el productor.
Además, este plan solo contempla 24 productos, todos sabemos que la canasta básica contempla a más de 300 productos que al término de seis meses se dará un alza de precios que nadie podrá controlar, en el remoto caso de que los empresarios y distribuidores respeten el pacto, siempre habrá un vivo que saque utilidad de esto. Con respecto a la iniciativa de incentivar la producción de granos, también es una medida de ocurrencia, se necesita más que solo buenas intenciones, el campo está devastado, son tres años o incluso más que la infraestructura agropecuaria está abandonada por los recortes presupuestales y la desaparición de programas. Los campesinos no podrán hacer producir la tierra con seis bultos de fertilizante que el gobierno les regala, el campo necesita una inversión en serio, no solo para la producción de granos, se requiere un plan global que garantice la autosuficiencia alimentaria.
Ahora es la 4T la que propone este plan desesperado, pero en las condiciones de nuestro país, se requiere algo más profundo, pues son los intereses económicos y políticos los que están por encima y no los intereses del pueblo trabajador. Para hacer una verdadera transformación del país, no solo basta desplazar al morenísimo del poder, es necesario cambiar el modelo económico. Para eso es necesario que el pueblo y todos los hombres y mujeres que queremos este país, nos organicemos y conquistemos el poder para transformar al país de la mano del pueblo.
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