Como lo he manifestado en opiniones anteriores, considero que la educación de un pueblo es el pilar de su desarrollo social y económico, y, por tanto, debe ser prioritario diseñar estrategias que permitan el avance continuo de ésta, basadas en el contexto social de actualidad.
Sin embargo, es recurrente pensar que la evolución viene sola con el cambio de modelo o de estrategia, olvidando que también existe la posibilidad de errar, de involucionar, es decir retroceder, ir para atrás.
Una de las características de la Cuarta Transformación es su afán de innovar, sin decir, claramente, el cómo lo logrará.
Por ejemplo, la Cuarta Transformación representada por el presidente Andrés Manuel López Obrador cambió de nombre al sistema de salud para crear el INSABI, que hasta la fecha no ha dado los resultados esperados y tampoco se habla de una nueva estrategia, por tanto, estamos peor.
También cambió el nombre a muchas secretarias y dependencias, que se supone traerían mejores resultados, pero se ha tratado, básicamente, de una reducción de recursos económicos y humanos, pues muchas dependencias desaparecieron, supuestamente para evitar la corrupción, pero, no estamos mejor.
En días pasados, el Gobierno de la mal llamada Cuarta Transformación hizo público el Marco Curricular y Plan de Estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana, que contiene una nueva propuesta para preescolar, primaria y secundaria.
Por lo que se dijo, y lo que entiendo, dicha propuesta radica en eliminar los grados escolares para sustituirlos por fases de aprendizaje; es decir, cambiar de nombre los campos formativos que son cinco, para trabajarlos de forma transversal, y complementarlos con siete ejes articuladores y eliminar las pruebas estandarizadas. Lo que se argumenta ahí, es que la educación, hasta el día de hoy, ha sido fragmentada en asignaturas, e incita al individualismo, que no se presenta la realidad como es al estudiante, sino que se le presenta dividida, y que el currículo actual utiliza un lenguaje neoliberal, por lo tanto, pervierte y corrompe desde temprana edad a los estudiantes.
En el documento de trabajo que presenta la SEP, se realiza un análisis de la educación actual, sus características, deficiencias, posibles causas y se hacen las propuestas que se creen convenientes.
He de decir que reconozco que el análisis del problema es correcto, se definen bien las problemáticas que existen en el sistema educativo mexicano, incluso las posibles consecuencias. Por eso, al analizar la propuesta, es inevitable sentir confusión.
Si por un lado leemos un buen diagnóstico del enfermo sistema educativo mexicano, y por el otro, vemos en el campo de trabajo, en la realidad, cómo es que se provoca la enfermedad. Por ejemplo, uno de los ejes articuladores de la propuesta, llamado fomento a la lectura y escritura pretende que las niñas y niños practiquen la lectura y escritura, (y yo creo que todos estamos de acuerdo en eso); sin embargo, una de las carencias más sentidas en las escuelas, es precisamente la falta de bibliotecas, aunque sea pequeñas, pues al haber otras carencias de mayor impacto, como falta de agua, drenaje y luz, ésta se deja de lado considerándola casi un lujo, para que este eje articule, como es su propósito, necesariamente se requiere de dotar de una biblioteca amplia y selecta a cada una de las escuelas de educación básica, para que se pueda desarrollar la habilidad lectora, además del enriquecimiento cultural. Pero, además, la creación de más bibliotecas públicas y buscar que la lectura se promueva también fuera de la escuela.
Otro de los ejes articuladores, llamado, educación estética, que pretende que el alumno sea capaz de apreciar y practicar la cultura desde sus múltiples formas, requiere indudablemente condiciones en la escuela para que el estudiante practique la cultura en alguna disciplina, ya sea pintura, danza, expresión artística, declamación, canto; sin embargo, recientemente fuimos testigos de la cancelación del programa escuelas de tiempo completo donde era posible promover este tipo de actividades, y en contraparte el gobierno resolvió otorgando dinero en efectivo a los padres de familia.
Los demás ejes articuladores que se proponen tienen posibilidades de mejorar el perfil de egreso de los estudiantes, eso lo sabemos, pero también sabemos que solo serán posibles con mayor inversión. ¿Será que el gobierno de la 4T, se retractará y cambiará la cifra de inversión al gasto de la educación? Nada de eso se dice aun, se está construyendo la otra parte fundamental de la propuesta, es decir, el cómo lo harán.
Está claro, como lo dije al principio, que un simple cambio de nombres, y una nueva forma de presentar los contenidos en el aula, no cambiará el rumbo de la educación, pues el daño es profundo y se requieren medidas profundas para sanear nuestro sistema educativo.
Y aquí esperamos que el gobierno y los especialistas en educación, no dejen de lado el contexto adverso en el que viven millones de niños y niñas en nuestro país; la pobreza, la pobreza extrema, la pésima e insuficiente alimentación que las mayorías padecen, la falta de empleo para sus padres, el problema de falta de vivienda que experimentan, la inseguridad de sus comunidades; pues para eliminar las brechas de desigualdad que se promueven en la escuela, se debe trabajar en la desigualdad que hay afuera de ella, en el otro escenario donde habitan los menores, es decir, su casa, su comunidad, su país.
Es una falacia pretender reducir las brechas de desigualdad solo en la escuela, estandarizar la educación para que todos sean iguales, si finalmente vivimos en un mundo donde lo que determina la vida que tendremos es la clase social a la que pertenecemos.
Ojalá lo tomen en cuenta; de otra manera, volveremos a ser testigos de la ambigüedad con que son tratados los problemas de nuestro país, seremos testigos nuevamente de la ineficiencia del gobierno de la 4T y de la afectación a la formación de casi 30 millones de niños y niñas que son el futuro de nuestro país.
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