En sus memorias, Gonzalo N.Santos, el Alazán Tostado, describe una anécdota que atribuye a Plutarco Elías Calles, en la que el político toma una gallina en sus manos y la despluma sin piedad, ante los estupefactos presentes, "ayudantes y secretarios", para luego soltarla y llamar la atención del público, toma un puño de trigo para tirarle a la gallina, la cual, pese al dolor causado por su torturador, lo perseguía por todos lados buscando el trigo.Luego, Gonzalo N.Santos, le atribuye la siguiente explicación: "Así de fácil se gobierna a los estúpidos.¿Ven cómo me persigue la gallina a pesar del dolor que le he causado? Así son la mayoría de los pueblos, siguen votando a sus gobernantes y políticos a pesar del dolor que les causan por el simple hecho de recibir un regalo barato, una promesa estúpida o algo de comida para uno o dos días".La veracidad de la anécdota ha sido cuestionada y más de uno mañosamente se la adjudica a otros personajes de la política mundial para desacreditarlos, pero sin duda revela el pensamiento del autor quien nunca dudó en demostrar su apego a esta forma de pensar.
No son pocos los líderes que piensan y actúan así, aunque algunos son menos sinceros y más marrulleros.Este desliz (que sería el primer yerro a destacar y el más singular de los insultos) de creer que "así son la mayoría de los pueblos", irracionales como una gallina o "estúpidos", falso a todas luces, tiene su origen en esa costumbre que nació desde que surgió la democracia, de comprar las voluntades y el favor de los votantes con la dádiva, desvirtuando una práctica necesaria como política de estado, dada la existencia innegable de la pobreza y de los hoy llamados sectores vulnerables, quienes realmente necesitan ayuda para sobrevivir en su pobreza extrema.
Desde el 140 a.n.e.los políticos romanos regalaban comida barata y entretenimiento, «pan y circo», como la forma más efectiva para subir al poder, y los ciudadanos "renunciaban a su derecho de nacimiento para hacer política", lamentaba y criticaba el poeta romano Décimo Junio Juvenal.Desde esas épocas, Julio César mandaba distribuir trigo gratuitamente o muy barato a los más pobres, y tenía un padrón de unos 200 mil beneficiarios.El circo consistía en espectáculos para que la gente se divirtiera, y el principal era el sacrificio de los "enemigos del pueblo" arrojándolos a los leones hambrientos, provocando el éxtasis del "respetable".Estas prácticas se perpetuaron durante siglos en Roma y hoy las repiten, en forma moderna, muchos políticos, algunos razonando como N.Santos.
Pero la parábola de Gonzalo, tal vez por sincera, debería servirnos ahora como un acicate de la consciencia que necesita comprender que, en efecto, hay políticos que así nos ven y así nos tratan, que no siempre la política social de apoyo a los menesterosos es resultado de una visión de estadista, solidario con los más necesitados y del deseo sincero de ayudar "primero a los pobres", sino recurso populista y mañoso para encaramarse en el poder y conservarlo, manipulando las necesidades de la gente.En estas circunstancias, la pobreza es una aliada conveniente, a la cual se la debe eternizar para mantener amarrados al carro electoral del político a los votantes, al igual que el control exclusivo de la entrega de las dádivas, que deben aparecer como una acción de poder a la que debe someterse el menesteroso, seguir dócil al político, so pena de quedarse sin trigo; o como un regalo del noble y bondadoso gobernante, y no como su obligación institucional, ni mucho menos como fruto de la gestión y la lucha de esos ciudadanos organizados.Los modernos N.Santos son enemigos contumaces de la lucha del pueblo y de su organización independiente.
Por ello, el político mañoso no va a combatir a la pobreza, no va a intentar disminuirla, va a trabajar desde su propio poder para mantener empobrecido al pueblo para asegurar así su clientela electoral y su poder, para lo cual debe alabar a la pobreza, apelar a la "austeridad", aunque él en la vida cotidiana no la practique, y va a perseguir con todo su poder, legal o ilegal, a todos los que intenten contradecir su política de engaño y manipulación.
Y de este populismo que regala trigo, o dinero y persigue opositores, al N.Santos que concibe a "los pueblos" como estúpidos y es capaz de desplumarlos como a una gallina, para después contentarlos y arrastrarlos a donde quiera precisamente con el trigo, y que asesina a sangre fría a sus oponentes, ¿habrá mucha distancia? Por supuesto que ese político no lo va a confesar.Si lo hizo N.Santos en sus memorias fue por cinismo y sabiendo que en nada le iba a perjudicar, más allá de la memoria con la que sería recordado.
El actual presidente de la república Andrés Manuel López Obrador también será recordado por haber hecho similar confesión, en dos ocasiones, como si la primera no hubiera sido suficiente.Dos veces dijo que sus programas sociales son "alimento que él les da a sus fieles mascotas".Ya expliqué en una colaboración anterior porqué miente el Presidente, pero hoy pongo énfasis en hacerle ver al pueblo mexicano, sea beneficiario o no de "los programas de AMLO", que este nos quiere tratar ni más ni menos como Calles y N.Santos a la gallina de la anécdota.
El Presidente ha agarrado a los mexicanos por el cuello y arrancado sin piedad el plumaje al eliminar la mayoría de los programas sociales, al cancelar la obra pública y dejar de construir drenajes, aguas potables, electrificaciones, caminos, escuelas, hospitales, etc., al eliminar comedores comunitarios, el seguro popular, Prospera, Procampo, Progan, Pimaf, etc., al recortar recursos (¡vea si es o no desplumar a los mexicanos!) a educación, arte, salud, medio ambiente, investigación, etc., al quitar recursos a los estados y ayuntamientos (es decir, a todos los mexicanos a quienes están dirigidos esos recursos), al causar el desabasto de gasolina, de enseres a hospitales, de medicamentos, provocando la muerte de niños con cáncer, personal médico que combate a la pandemia (¡20 por ciento de médicos muertos en el mundo por covid-19 son mexicanos!), más de 650 mil contagiados y 70 mil muertos… todo esto, ¿para qué?, para ahorrar dinero, argumentando la hipócrita Austeridad Republicana (en los bueyes de mi compadre), para, en el momento oportuno, tomar el puño de trigo y llevar a la gallina por donde él quiera… votar por Morena, por ejemplo.El símil es ofensivo, pero así lo está haciendo el Presidente y su bola de oportunistas aglutinados en el partido Morena, y no se ruborizan al llamarnos "mascotas", o tal vez, para él, sus mascotas son los solovinos y los demás somos la gallina.
Déjeme decirle, con todo respeto, amable lector, que, cuando empiece la campaña del proceso electoral en el 2021 y veamos todos cómo surgen las dádivas y los "programas" para "levantar la economía desde abajo" y los más necesitados (y los no tanto) corran atropellándose buscando el grano de trigo, deberíamos recordar esos abusos de los morenistas a lo largo y ancho del país, e indignarnos de su iniquidad, de su corrupción, de los recortes, de esas muertes injustificadas e innecesarias, del mal manejo de la pandemia, del deseo enfermizo de "ahorrar" dinero, de los niños sacrificados, de los médicos muriendo en el frente de batalla para salvarnos del Coronavirus, acordarnos del dolor infligido por la mano cruel que nos desplumó, cual gallinas indefensas… y encabronarse y demostrar, por lo menos en la actitud y en las correspondientes acciones, que el pueblo de México ni es gallina ni es mascota del poderoso.
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