Allí donde el mando es codiciado y disputado no
puede haber buen gobierno ni reinará la concordia.
Platón
No cabe duda de que México tiene al Presidente más mentiroso en la historia, que se aprovechó de las ganas de salir adelante de los mexicanos para asestarnos un gancho al hígado con sus mentiras interminables, las cuales han tenido un gran costo socioeconómico en la vida de todos los mexicanos.Su actuar se corresponde al de un mitómano psicológicamente probado y analizado por especialistas, lo que nos lleva a concluir que no podemos permitir que el país quede en manos de un hombre mentiroso y de pocos valores morales para gobernar.Veamos.
AMLO mintió al decir que México saldría de la pobreza pues nos ha llevado a la pobreza lacerante, en menos de 19 meses de su gobierno el país ahora se encuentra en recesión tota.También mintió al decir que el sistema de salud mejoró con la llegada del Insabi, todos sabemos que el sistema de salud es ineficiente y que no cubre ni el 20 por ciento de las necesidades del país.Mintió también al decir que hay abasto de medicamentos, sabemos perfectamente que nuestros hospitales están sin medicamentos, ni siquiera hay cubrebocas para el personal médico.AMLO también mintió al prometer que habrá dos millones de empleos en nueve meses, pero más de dos millones de empleos se han perdido desde que llegó a la silla presidencial; mintió al asegurar que se ha dejado de violentar los derechos humanos, cuando él es el primero que avasalla los derechos de los defensores de la tierra y del pueblo migrante.
Sin embargo, su mentira más lacerante es su lema de campaña, misma que aún sigue vendiendo ante el electorado: "Por el bien de México, primero los pobres".Pero una vez en la silla presidencial, Andrés Manuel López Obrador ha clavado una puñalada en la espalda de los pobres con los recortes del presupuesto destinado para obras y servicios, el principal afectado de la cancelación de programas, del abandono alimenticio, infraestructura y educación, es el pueblo pobre de México.El resultado ha sido extraordinario en el costo económico para México, pues el Coneval estima que en 2018 había 61.1 millones de personas en situación de pobreza (aquellos cuyo ingreso es insuficiente para comprar alimentos y ciertos bienes y servicios básicos); para 2020 ese número ha aumentado a 70 millones.El número de mexicanos en pobreza extrema se estimaba en 21 millones hace dos años; ahora podrá llegar a los casi 50 millones.
Hay más.AMLO prometió no aumentar impuestos y bajar el precio de la gasolina, producir en México toda la gasolina requerida, construir dos refinerías: Campeche y Tabasco, a un costo de 420 mil millones de pesos, reconfigurar las refinerías de Tula, Salina Cruz y Salamanca, con inversión superior a 50 mil millones de pesos; pero nada de esto ha sucedido.El Presidente se dedica a repetir que va a mejorar el nivel de bienestar y cambiar el estado de ánimo de los mexicanos, que va a erradicar el hambre y pobreza extrema en México con becas, apoyos a la población y obras con costo de 550 mil millones de pesos, para que la compra del voto sea solo un mal recuerdo.Sin embargo, él es el principal orquestador del trabajo electorero en el país; así que sus promesas son solo mentiras, falacias de un gobernante sin escrúpulos.
Para poder comprender la personalidad psicológica del hombre que nos gobierna, agrego el análisis de una reconocida especialista, la doctora Gaby de la Barra, quien ha seguido de cerca la vida del presidente; esto es lo que diagnostica: "El señor tiene un sentimiento de superioridad ante los demás (todos se equivocan menos él), es egocéntrico (todo gira a su alrededor), explota y se aprovecha de los demás para su beneficio (léase chairos), es arrogante y de naturaleza agresiva, a veces muy sutil con apodos y chistes como "me canso ganso", "el pueblo se cansa de tanta pinche transa", "lo que diga mi dedito", "el que no quiera ver fantasmas que no salga de noche", y un largo etcétera.Es decir, es incapaz para empatizar con otras personas (solo con los que lo apoyan), tiende a ser provocador, insulta, cree que siempre tiene la razón y que los demás están equivocados.
Ejemplo de lo narrado fue lo que pasó con la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM)."Utiliza la ira y el abuso verbal para asustar a sus competidores (actitud burlona y descaradamente desafiante), hace todo lo necesario para ganar (promesas de campaña que tropezó con incumplimientos como el hecho de no habría desempleo), tiene ideas delirantes como creerse Dios o un profeta (el mesías), cree que posee una capacidad mayor de la que realmente tiene (eso hizo que llegara a la presidencia, con base a las sistemáticas mentiras)", dice la especialista.Además de estas características, las personas narcisistas pueden ser afectadas por el Trastorno de Personalidad Paranoica y una bipolaridad impresionantemente peligrosa, hostilidad con el entorno (quien no piensa como él, es su adversario, que tendería a peligrar sus vidas por la necedad de un autócrata), AMLO tiene incapacidad para la autocrítica (prensa fifí), no acepta razones diferentes a las suyas, aunque le demuestren lo contrario (NAIM vs Santa Lucía), dos proyectos que ante sus acciones retrógradas.
Un personaje con el poder absoluto y sin contrapesos, eso es lo que tenemos como Presidente, un truhan cuyas aventuras no han terminado.El pueblo necesita organizarse, ser analítico del poder que tenemos en las manos al elegir a un representante en las urnas, no debemos dejarnos llevar por charlatanes de la 4T, que solo quieren saquear al país y hundir a su gente, debemos elegir bien, unirnos y no equivocarnos más.Como dice Platón, "Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia".
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