Yucatán se caracteriza y se diferencia de los demás Estados del país por su gran abastecimiento de tierra fértil, además de mantener una fauna de gran diversidad, en donde la generación de los productos agrícolas, tendría la capacidad de abastecer las necesidades alimentarias de la población rural. Su producción de maíz, calabaza, frijol, lenteja, chile, frutas y verduras en general, cubriría en gran parte las demandas de la población para su alimentación y ejecutaría la reducción de los índices de marginación alimentaria.
Los campesinos: agricultores, apicultores y ganaderos, quienes se dedican a la siembra y la cosecha, a la producción de miel, a la generación de carne no industrializada, al impulso de granjas de traspatio, llevan a la mesa un alimento más nutritivo, y realizan una producción de auto sustento para sus familias sin tener una formación profesional.
Esta actividad que realizan, se presenta no por la enajenación al trabajo de las industrias, pues comprende un alto precio de su integración a la misma, además de que se presenta como un factor para la alimentación propia y la familia. Esta misma integra también su importancia para el abastecimiento de los mismos productos que cosechan dentro de la sociedad.
En tal caso, me permito referir, que, entendido por la gran mayoría de la gente esta cuestión, principalmente por los políticos y servidores públicos, el tema sólo se queda en trabas de palabras o de visiones sin acciones. Que la población rural, definida como campesinos, se han mantenido en limitaciones de producción, lo que genera, el no poder cubrir el alimento sano en ese sector de la población, generando también, como peor el peor de los casos, la deficiencia y marginación alimentaria.
Reforzando el mismo argumento, cito los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval): “en el año 2018, Yucatán comprendía el 21.4% de su población dentro de las cifras de carencia al acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, con un total de 483.1 mil yucatecos, cosa que se agudiza en el 2020 ante la pandemia, pues las cifras se elevan a 24.6% de la población, que en números se despliega a 575.4 mil personas. 3.2 puntos más solo en dos años”.
La alta marginación alimentaria, sólo tiene una explicación simple: la entidad no carece de tierra fértil, sino que le sobra, sin embargo, ante la limitación de la capacidad de producción, no se alcanza generar los productos agrícolas suficientes para el consumo.
En contrario, el gobernador del estado, Mauricio Vila Dosal, menciona siempre que ha habido un apoyo a este sector de la población, que la misma marginación, tanto alimentaria como de producción campesina, se viene combatiendo, reduciendo en cifras. La pregunta es, ¿si se está apoyando al sector campesino, porqué entonces las cifras son bastantes altas y van cada vez en aumento? ¿El campo que dice apoyar no será el de los millonarios de grandes tierras? Es claro y reafirmado por los yucatecos, que este mismo argumento son falacias que el mandatario surte en sus informes, pues en el sur y oriente de Yucatán, los campesinos: agricultores, apicultores y ganaderos, siguen con las mismas pérdidas que provocó la pandemia y las tormentas tropicales.
Además, cabe mencionar, que el Movimiento Antorchista en Yucatán, entregó un Pliego Petitorio que comprende también, en dotar de insumos y medios de producción a los campesinos desde inicios de la administración, cosa que se ha mantenido en puros compromisos de atención por los funcionarios del Gobierno del Estado. Que el mismo interés en apoyar a los campesinos que necesitan, es actuado, lo que ha quedado en últimas instancias, la denuncia por parte de la misma gente a través de mítines, marchas, cadenas humanas como la que realizó Antorcha el pasado 23 de febrero en cabeceras representativas como Mérida, Kanasín, Izamal, Tizimín, Valladolid y Peto, que no se dejarán de hacer si continúan las mismas políticas.
En síntesis, el nulo apoyo de los funcionarios públicos ha generado la reducción en mayores niveles de producción de campesinos, trayendo como consecuencia la marginación alimentaria, aunado por igual la falta de empleo y de ingresos de las familias en la entidad. Lo que sólo se puede remediar si la gente se organiza y lucha para que sus necesidades, que se integran en peticiones y demandas, sean atendidas por quienes les prometieron apoyar en cuanto estén en silla de cabildos.
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