Hace algunas semanas la SEP puso a disposición de los docentes el libro titulado: “México. Grandeza y diversidad” en el que se abordan temas de historia nacional.
De acuerdo con la SEP, el libro será distribuido entre los profesores de nivel secundaria y, de acuerdo con la secretaría, este texto servirá de engrane para fortalecer la educación del país. A propósito de tal afirmación cabe preguntarse: ¿para fortalecer la educación lo que se necesita es un nuevo libro de Historia? Veamos.
¿Para que estudiamos Historia en las escuelas? La respuesta más elemental es: para que los estudiantes conozcan su pasado y para lograr ese cometido se usan diferentes medios, uno de ellos, el más importante, es el libro de texto. Cabe señalar que el uso del libro de texto en la ensen?anza de la Historia se remonta a ma?s de doscientos an?os atra?s; al respecto, Raimundo Cuesta nos dice que el te?rmino «libro de texto» se utilizó por primera vez en 1836, aunque hay constancia de su existencia desde finales del siglo XVIII. En México los libros de texto aparecieron por primera vez gracias a la iniciativa de Adolfo López Mateos, quien creó, por decreto, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg). No obstante, está no era una inicitaiva nueva, pues, desde el porfiriato y en los gobiernos de Álvaro Obregón, Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho se realizaron esfuerzos para proveer de materiales de lectura y cartillas de alfabetización a las escuelas del país.
En la edición del libro de historia de la 4T, el capítulo 43 inicia con una rómantica descripción de la noche del 1 de julio de 2018, día del triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador que lo llevó a la presidencia de la república. Acto seguido el autor del mismo señala al priismo como el causante de todos los males que viven los mexicanos- el filósofo Armando Bartra confunde esencia con fenómeno, pues las desgracias que vive el pueblo mexicano son producto del sistema económico que no distribuye correctamente la riqueza-, para luego hacernos aparecer al gobierno de López Obrador como la transformación que los mexicanos estabamos esperando y, antes de recitarnos una lista de objetivos cumplidos con los que pretende sostener su afirmación, nos dice el autor -como dudando de lo que él mismo defiende- si el Gobierno de Lo?pez Obrador inauguro? o no una nueva e?poca en la historia de Me?xico, el tiempo lo dira?. Y, para mí que el tiempo ya habló y habló para demostrar que este gobierno va de fracaso en fracaso, de mentira en mentira. Para muestra solo tres botones.
En el mencionado libro dice: a los reclamos obreros se respondio? con aumentos histo?ricos del salario mi?nimo; pero, dicho aumento en nada ha servido para mejorar la calidad de vida los mexicanos, así lo ponen de manifiesto datos irrefutables: de acuerdo con el monitoreo quincenal del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), para la adquisición de la canasta agroalimentaria, al cierre de 2021, un mexicano necesitaba desembolsar en promedio 2 mil 549 pesos; un año antes lo hacía con 2 mil 207 pesos, es decir, en 2021 requirió 342 pesos adicionales. Dicha cantidad, para una familia que percibe el salario mínimo, representa dos días más de trabajo. Con el aumento de este año, el minisalario en México es de 172.87 pesos diarios, ¿dónde esta el beneficio para la clase obrera? ¡Por ningún lado!
A renglón seguido el libro dice: lo prometido a los jo?venes se tradujo en programas de becas. Sin embargo, la SEP reconoce que en el nivel medio superior, dichas becas no sirvieron para evitar que 800 mil estudiantes abandonaran la escuela. Esta situación pone en claro que las becas no son la garantía para concluir su educación; en cambio, que es un medio que ha usado el presidente para beneficiarse en tiempos electorales.
En el mismo párrafo habla de las 100 escuelas superiores, llamadas Universidades para el Bienestar “Benito Jua?rez Garci?a”, que harían realidad el derecho de los jóvenes a la educación superior; no obstante, dichas universidades son de pésima calidad, asi lo puso de manifiesto una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), pues dichas Universidades funcionan en terrenos baldíos, unidades deportivas, salones municipales, oficinas de gobierno local, casas ejidales, bibliotecas municipales, locales comerciales, casas de la cultura, ¿en universidades sin infraestructura se podrá educar dignamente a la generación de técnicos y científicos que México reclama? Evidentemente, no.
El capítulo y los parrafos ya citados, son puras mentiras, mentiras que tienen una doble intención: por un lado engañar al lector y por el otro adoctrinar a los mexicanos y en particular a los estudiantes para así afianzar el dominio de la 4T y al mismo tiempo ensalzar la figura de López Obrador como el “salvador de los mexicanos”, para que de ello el pueblo deduzca que este es el mejor gobierno y, por tanto, el único que hará que México siga por la senda del progreso. Por lo visto lo que el régimen actual busca es perpetuarse a como dé lugar y para ello no reparará en echar mano de todos los recursos que estén a su alcance.
Ante el uso faccioso que López Obrador hace de la educación, los maestros tenemos la obligación de defender la cientificidad de los contenidos de la Historia para que esta ciencia sea usada por el pueblo para que el mismo pueblo pueda entender su pasado y presente, y así poder transformar nuestra sociedad en una sociedad en la que la educación sea usada como motor del desarrollo de los pueblos y no para satisfacer los intereses y caprichos de un hombre con infulas de mesías.
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