En el mito de la caverna de Platón podemos observar, en retrospectiva, el sometimiento de un grupo de prisioneros que se encontraban encadenados detrás de un muro, allí, un fuego iluminaba al otro lado del muro, y los prisioneros veían las sombras proyectadas por objetos que se encontraban sobre este, los prisioneros pensaban que dichas proyecciones eran el mundo real, que solo se limitaba a las sombras. Esta situación no fue permanente, un prisionero logró escapar de la caverna para explorar lo que existía más allá, conoce la luz del sol, las estrellas y la luna, el prisionero regresó a contar los nuevos descubrimientos, los demás cautivos negaban todo descubrimiento y se negaban a aceptar una realidad distinta a la de las sombras. El sujeto liberado avanzó en su conocimiento del mundo y se dio cuenta que las sombras no lo eran todo.
Tan lejos del siglo IV a. de. C, cuando Platón escribió su obra República, pero tan cerca de las sombras que tienen sumida a la sociedad en la especulación. El desarrollo de las ciencias particulares ha permitido al hombre superar los problemas fundamentales de la cognición del mundo, gracias al avance hay planteamientos y dudas que ya no caen en el campo de la suposición, ahora los problemas recaen en el terreno de la práctica, de los resultados que podemos obtener a través de la aplicación del conocimiento acumulado a lo largo del tiempo.
El estudio científico de la realidad ha permitido conocer a plenitud todos los fenómenos sociales que reflejan la situación en un momento determinado de un país determinado, aunque no siempre los resultados son alentadores. Como el caso de México, somos el decimoquinto país con el PIB más grande del mundo según los datos del Fondo Monetario Internacional en 2021, riqueza que no se manifiesta entre los cientos de familias que viven situaciones difíciles día con día. Según los resultados de la ENOA del INEGI en 2021, hay una disminución de 1.6 millones de personas en la Población Económicamente Activa (PEA), al pasar de 57 millones a 55.4 millones. Los datos del Coneval muestran un aumento en el número de mexicanos que se encuentra en pobreza extrema, pasaron de 9.3 a 18.3 millones y también se cuenta con un acumulado de 70.9 millones de personas pobres por ingreso (56.3% de la población). Respecto a la seguridad en el país, tenemos las cinco ciudades más violentas del mundo, Tijuana, Juárez, Uruapan, Irapuato y Obregón, según el Índice de Paz de México 2021. Los datos reflejan la realidad cotidiana de millones de habitantes.
Las cosas no son distintas para el estado de Puebla, la pobreza pasó del 43.5 al 50.1 por ciento de la población; existen dos millones seis mil 612 poblanos empleados de manera informal. El coeficiente de Gini, que es una medida estadística de desigualdad social, es de 0.526; tan solo el 0.5 por ciento de los hogares poblanos pertenecen a la clase alta, 31.6 por ciento a la media, y 68 por ciento a la baja, de acuerdo con el estudio Cuantificando la Clase Media en México 2010- 2020. En tanto, la Encuesta Nacional de Ingreso y Gastos en los Hogares (ENIGH 2020) señala que el ingreso promedio diario por perceptor del hogar en las clases bajas es de 58 pesos, mientras que en la clase alta es de 871 pesos.
Las cosas son graves en nuestro país, nos guste o no, aunque los gobernantes quieran adornarlas para “disminuir” su impacto. En reiteradas ocasiones hemos escuchado con gran “elocuencia y vehemencia” un sin fin de discursos de presidentes municipales, diputados locales, gobernadores, diputados federales, senadores e incluso del mismísimo presidente de la república, diciendo que las cosas van mejorando, que la situación es espléndida para todos, pero aquí sería bueno preguntarnos si lo que dicen refleja lo que realmente ocurre a nuestro alrededor o solo es un discurso que refleja una situación distinta a la nuestra, una situación imaginaria sacada de un cuento de hadas, el problema de reflejar algo distinto a lo que vivimos miles de mexicanos es que las políticas públicas están encaminadas a resolver ese “mundo imaginario” y no el que vivimos. El Movimiento Antorchista Nacional desde hace más de 47 años, como el prisionero que logró escapar de la caverna y conocer el sol, la luna y las estrellas, ha planteado los problemas de los que somos víctimas en el país y la manera en la que se manifiestan en los diferentes sectores, pero no solo se ha limitado a interpretar la situación tan lacerante, eso no basta, se ha puesto manos a la obra para modificarla y construir, en los hechos, una patria distinta, más equitativa y justa para todos los mexicanos, pese a ello, los ataques a la única organización que no a sucumbido, y nunca sucumbirá, a la 4T y su “transformación” ha sido víctima de los más “hábiles” subterfugios para llenar a la sociedad de prejuicios que no tienen ninguna comprobación, porque los ataques son los mismos de hace cuatro décadas y aún no pueden demostrarlos, ¡vaya ‘genios’!
Los mexicanos debemos desarrollar un criterio propio, que esté basado en los datos científicos que reflejen el entorno en el que vivimos, comprender correctamente el origen de los problemas sociales de los que somos víctimas y corregirlos de manera inmediata, juntos, como un solo hombre y un solo ideal, y desterrar a todos aquellos politiquillos de pacotilla, como los de la 4T, que pretenden engañar a la sociedad con datos y juicios que reflejan una sociedad imaginaria, no seamos como los prisioneros de la caverna que se limitaron a las sombras y se negaron a conocer más allá de lo que veían, la situación actual exige que rompamos las cadenas y salgamos de las profundidades, mañana podrá ser demasiado tarde. Que conste.
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