En lo que a mí respecta, “Don’t look up” o “No mires arriba” resultó ser una grata sorpresa en cuanto a calidad y relativa profundidad contenida en una cinta de producción norteamericana. Sin lugar a dudas, atractiva visualmente, un elenco especial y una trama que puede enganchar al espectador rápidamente. Veamos.
Estrenada el 5 de diciembre de 2021, No mires arriba es una película producida por Netflix, escrita y dirigida por Adam McKay, estadounidense nacido el 17 de abril de 1968 en Denver, Colorado. Mckay es un guionista y director reconocido en Estados Unidos por su obra cinematográfica quien, junto al también estadounidense Will Ferrel, han escrito algunas de las cintas más criticadas y aplaudidas por su enorme contenido satírico que, justamente, retrata la absurdísima cultura política, social y económica de la sociedad estadounidense. Algunos de sus trabajos son: “El reportero: la leyenda de Ron Burgundy” (2004), “Rick Bobby: loco por la velocidad” (2006) y “Policías de repuesto” (2010), entre otras.
Así pues, la cinta de Mckay se desarrolla en el género de la comedia, cayendo muchas veces intencionalmente en lo absurdo, teniendo como único propósito evidenciar las costumbres superfluas y contradictorias de los Estados Unidos; haciendo del filme un chiste cuyo ritmo no decae y por lo contrario, se intensifica conforme avanza y encuentra su remate en la escena final.
Durante su estancia en un observatorio, la joven estudiante Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) descubre la aproximación de un cometa hacia la tierra, desconcertada, comparte la información con su profesor, el Dr. Randall (Leonardo DiCaprio) quien mediante una ecuación concluye la veracidad de las sospechas de Kate. Se encienden las alarmas. Más pronto que tarde, se comunican con el Departamento de Defensa Planetaria de los EE.UU.. A su llamado contesta su director, el Dr. Teddy Oglethorpe (Rob Morgan IV). Tras analizar las investigaciones, los tres astrónomos, alarmados, viajan a Washington D.C. para entrevistarse con la Presidenta de EE.UU. en la Casa Blanca. Finalmente, los recibe la presidenta Jean Orline (Meryl Streep) y su Jefe de Gabinete, Jason Orlean (Jonah Hill). ¿Cómo recibirán la noticia?
“No mires arriba”, como escribí hace unos renglones, acierta y logra una enorme crítica humorística hacia el sistema capitalista de producción, sus gobernantes, medios de comunicación y el pueblo estadounidense sometido a dichas estructuras. El Armagedón, por mero sentido común, debe ser motivo de profunda histeria, desconcierto e indignación de las mayorías, pero, a su vez, motivo de organización y solidaridad de las masas para enfrentar un mal común -en este caso, el fin del mundo y la humanidad- sin embargo, nada de esto sucede en la película, por lo contrario, vemos a los estadounidenses y algunos pueblos del mundo estupefactos por la enorme farándula y mercantilización que trajo consigo la inminente catástrofe.
Adam Mckay no tiene ninguna intención aparente de politizar al espectador, no obstante, a mi parecer, lo logra con sutileza al poner en evidencia la incontenible codicia del capital capaz de permitir la destrucción de nuestro planeta de manera explícita con tal de aumentar sus “asquerosas ganancias” como dijese Kate Dibiasky en la escena situada en el local de mariscos.
Otra lección importante que tiene cabida destacar es la decadencia del imperio estadounidense al ya no ser en el mundo real, la potencia hegemónica de nuestro planeta. La ausencia de China y Rusia en la cinta, puede ser una navaja de doble filo para el espectador, ya que, sin estos en escena y por ende, sin relevancia alguna para el desarrollo de la trama, podría pensarse que los Estados Unidos es la única nación capaz de decidir el futuro de la humanidad, lo cual es falso, porque habitamos un mundo multipolar cuyas naciones se organizan de manera distinta para vivir de manera distinta en comparación con la nación aludida en la cinta. Si usted gusta del humor inteligente, crudo y sin escrúpulos, vea “No mires Arriba”, no se arrepentirá.
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