"Por el bien de todos, primero los pobres&rdquo, fue el eslogan de campaña de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), para llegar a gobernar el país después de 18 años de haberlo ambicionando. Muchos mexicanos, hartos de las políticas fallidas de sexenios pasados, decidieron darle su voto de confianza a un proyecto que supuestamente apoyaría a las mayorías. Y lo primero que hizo fue el "combate a la corrupción&rdquo, que resultó ser un pretexto para eliminar programas sociales: estancias infantiles, comedores comunitarios, Progresa, Seguro a Madres Trabajadoras, apoyo a la vivienda, empleo temporal, apoyos para el campo, apoyos en fertilizante y semilla, Seguro Popular, etc., que en algo ayudaban a las familias mexicanas a mitigar un poco su pobreza.
Por otro lado, está el mal manejo que AMLO y Morena le han dado a la pandemia por la covid-19, se perdieron 12 millones de empleos informales y más de un millón de formales. Según estimaciones del Inegi en 2020, en México hay 127.8 millones de habitantes, de los cuales el 47% -que en números concretos son 60 millones de mexicanos- viven con alguna situación de pobreza sobre sus espaldas, ya sea pobreza moderada o extrema, sumando los 13 millones que perdieron su empleo, hablamos que el porcentaje de pobreza aumentó a 57.12%.
Sumado a estos males, en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2021, la mayor parte de los recursos destinados a infraestructura son para tres grandes obras: Tren Maya (36 mil 287 millones 961 mil 985 pesos), refinería de Dos Bocas (45 mil 050 millones de pesos) y el aeropuerto de Santa Lucía (21 mil 315 millones de pesos); en total suman 102 mil 652 millones 961 mil 985 pesos, que en poco o nada benefician a los mexicanos.
Además, eliminaron de golpe, también con el pretexto y falso argumento de que eran cuevas de bandidos, 109 fideicomisos entre los cuales, destaca por su importancia en estos días, el Fondo de Desastres Naturales (Fonden). Así es, hoy, con las inundaciones en Tabasco queda en evidencia la urgente necesidad de un fondo como éste que Morena mandó al basurero junto con otros muchos fideicomisos que sufrieron la misma suerte. El 8 de octubre, recordemos, López Obrador volvió a decir sus mentiras en su conferencia mañanera, y dijo con total desenfado que él aseguraba que esas cuevas de Alí Babá no merecían otra suerte que la de ser decomisados sus recursos y cambiarlos de manos (ese dineral, ya en las manos santas de los ángeles cuatrotés se iba a transformar en dinero santo para causas divinas, como por ejemplo comprar votos ciudadanos en las siguientes elecciones federales a favor de ya saben quién).
A los mexicanos, en general, les ha quedado claro que se necesita una nueva clase en el poder y, además, que sólo políticos emanados de las entrañas del mismo pueblo podrán hacer algo por las mayorías empobrecidas y saquen a este país del atraso medieval al que lo están llevando a pasos acelerados. Sólo así se puede asegurar que el país camine por la senda correcta del progreso y desarrollo.
Por todo lo anteriormente descrito, AMLO, Morena y la 4T han quedado exhibidos ante los ojos del pueblo como insensibles ante estos problemas que afectan directamente a los mexicanos, y ya quedó también muy claro que se han aprovechado del poder para su propio beneficio. Y piensan seguir haciéndolo a costa de lo que sea.
Ante este panorama, es necesario que, en las elecciones venideras, los mexicanos razonemos nuestro voto, porque sólo las mayorías organizadas y conscientes podrán acabar con este flagelo que lastima a los más pobres. ¡Ni un solo voto para Morena!
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