El Movimiento Antorchista de Zacatecas inició una serie de eventos municipales, donde los líderes comunitarios se están reuniendo para ratificar su compromiso de seguir encabezando la lucha por la justicia social.
Esta tarea sigue vigente en México porque a pesar del discurso centrado en la democracia por parte de los gobernantes que han alternado en la presidencia de la república, la pobreza, la marginación y los abusos de las clases poderosas siguen presentes.
La actividad de los antorchistas zacatecanos y de todo México se está desarrollando en el marco de los cinco años del sexenio de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien al asumir el poder federal en 2018 decretó la extinción de los movimientos sociales, entre ellos a Antorcha, asegurando que ya no serían necesarios porque todos los problemas “se acabarían” con la política de primero los pobres.
A pesar del éxito político electoral de los programas del Bienestar, la 4T presume como su mayor logro social, el principal problema del país, la pobreza, no se resuelve, porque el dinero está destinado sólo al consumo, es decir, a la compra de alimentos o medicinas que no tienen las instituciones de salud pública, pero que no cambian la forma como está organizada la sociedad.
Además, con la entrega de dinero, se ha logrado que la gente esté contenta con Morena a pesar de tener ante sus ojos a un país que se desangra y pierde a su juventud en la violencia generalizada.
En México existen dos clases sociales bien definidas: explotadores y explotados. Esto trae como consecuencia la enorme brecha de desigualdad entre ricos y pobres, que renegaron de los gobiernos anteriores y buscaron en la democracia otra opción política que se vendió como la panacea social a mexicanos que cayeron en el engaño.
Ahora queda muy claro que el Gobierno de AMLO fue una estrategia de la clase capitalista nacional para darle salida a la presión social que estaban sufriendo con gobernantes de los partidos que formaron el bloque conocido como el PRIANRD.
Los poderosos del país ocupaban una figura que aglutinara a las masas y vieron en López Obrador a la persona ideal para encabezar la “transformación” por lo que dejaron a su servicio todo el aparato para ganar, incluidos los medios de comunicación y el dinero.
Durante cinco años fue el propio jefe del Ejecutivo, AMLO, quien se lanzó con todo su poder para aplastar a la verdadera organización de los pobres de México: el Movimiento Antorchista.
En realidad el mandatario morenista nunca representó un riesgo para las familias poderosas del país; luego del jaloneo con un sector de empresarios vivieron las negociaciones, asignaciones directas y contratos millonarios quedando todos en paz y acuerdos. Así quedó en claro que AMLO podría disponer de los recursos del erario para los programas del Bienestar, pero sin tocar los intereses de los empresarios nacionales y extranjeros.
Así, todos contentos, López Obrador tuvo la libertad de entregar dinero a los pobres, que además le garantizan votos y continuidad en el poder. Mientras tanto, los ricos siguen explotando a los trabajadores e invirtiendo su capital una vez que comprobaron que no estaban en peligro. Con ello, han alcanzado ganancias en mejores condiciones tras el señuelo del aumento salarial logrado con los supuestos humanistas de México.
Una vez que se arregló con los ricos, el presidente intentó por todos los medios acabar con el antorchismo nacional: hizo acusaciones desde la máxima tribuna de la nación, nos señaló de corrupción e intermediarismo, fiscalizando todas las actividades relacionadas con nuestra gestión y medios de financiamiento económico necesarios para la labor organizativa.
En cinco años aguantamos todas las formas de represión oficial; nada nuevo, porque con gobiernos anteriores también se dieron acciones similares. La diferencia ahora radica en que antes se designaba a los funcionarios que harían el trabajo sucio para el mandatario, pero aquí fue el propio jefe del Ejecutivo quien se lanzó con todo su poder para aplastar a la verdadera organización de los pobres de México.
Hace ya casi 50 años que surgió el Movimiento Antorchista Nacional (MAN). Desde entonces, quedó claro que intentar una sociedad más justa implicaba desafiar lo establecido por el sistema. Se enfrentaron circunstancias adversas como respuesta del poder económico, político e ideológico y aquí seguimos.
A López Obrador le queda tan sólo un año de poder; en cambio, los antorchistas tenemos la satisfacción de salir triunfadores y fortalecidos de otra batalla. Estamos convencidos de que luchar por la emancipación de los pobres de México es la tarea histórica más importante que nos ha tocado enfrentar.
Siempre supimos que no nos iban a llover rosas ni claveles; sin embargo, seguimos luchando contra la injusticia y viendo cómo se acaban los días grises de la 4T.
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