Este año los habitantes de Tabasco sufrieron diversas inundaciones a causa de tormentas y frentes fríos que ocasionaron severas afectaciones a miles de personas. Hoy muchas personas siguen aún bajo el agua, por lo que causa enojo que los gobiernos federal, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, y estatal, Adán Augusto López Hernández, no atiendan con celeridad y urgencia las necesidades de los damnificados.
Indignación provoca el maltrato y las violaciones a la dignidad humana de las personas. Aunado a ello, miles de individuos afirman que el censo de afectados levantado por los llamados "siervos de la nación&rdquo, está mal elaborado pues no contempla a todos los verdaderamente afectados durante las inundaciones. El enojo de miles de afectados que no fueron incluidos en el censo generó bloqueos carreteros en distintas zonas del estado como medida de denuncia por esas irregularidades, pero en vez de obtener respuestas favorables o atención a sus quejas, el gobierno les respondió con represión y cárcel.
Todo esto sucede en un estado en donde el 53 por ciento de sus habitantes viven en pobreza, ¡la entidad ocupa el primer lugar nacional en miseria! Ese deshonroso lugar obedece a que miles de humildes tabasqueños viven con muchas carencias, principalmente de alimentación, eso revela el escalofriante Informe de Pobreza y Evaluación 2020 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social que indica que cerca de un millón 151 mil 100 personas carecen de alimentos, además, este organismo señala que al cierre de este 2020, Tabasco se colocará por sexto año consecutivo en el primer lugar nacional en tasa de desocupación.
Esos niveles de pobreza se dispararán, no cabe la menor duda, por los efectos de las inundaciones, la crisis económica y la pandemia. Por ello los habitantes exigen un plan hídrico integral que evite o al menos minimice los riesgos de quedar bajo el agua, porque no es posible que la gente viva con el temor, ante cualquier fuerte lluvia, de quedar inundados y perderlo todo de nuevo. El Gobierno debe emprender acciones para brindar seguridad a sus gobernados.
En ocasiones pasadas, los gobiernos en turno habían entregado a los damnificados vales, dinero, ayudas diversas que sirvieron para paliar la dificilísima situación en que quedaron las familias después de un impacto de esa magnitud; hoy, el problema de las inundaciones en Tabasco no se ha atacado ni siquiera con este tipo de apoyos, ni con toda la fuerza y los recursos con los que cuenta el Estado.
Las inundaciones que en Tabasco, aparte de ser ocasionadas por fenómenos naturales y por el calentamiento global, nos indica que las autoridades no dan prioridad a salvaguardar a la población; escatiman recursos para implementar un verdadero plan hídrico integral que tenga como objetivo mantener a salvo a todos los tabasqueños, no solo a su capital Villahermosa.
Pues bien, las inundaciones de noviembre de 2020, según los registros, son las más graves de los últimos 50 años, y tiene la peculiaridad de que solo afectó las partes más bajas, desprotegidas y de "menos importancia” de la ciudad Villahermosa. Los grandes comercios, el centro histórico y Tabasco 2000 ya "no se fueron al agua” como sí ocurrió en el 2007. En contraparte, se decidió inundar prácticamente todo el estado; los municipios de la región de Los Ríos, La Sierra, la Chontalpa y de la región de los Pantanos fueron los más afectados.
Por ello, el gobierno federal debe elaborar los proyectos correspondientes y destinar todo el dinero que sea necesario para la ejecución de obras de calidad para evitar nuevamente que Tabasco se vuelva a inundar asimismo llamamos al pueblo, a todos los sectores de la sociedad tabasqueña y del país entero a que conformemos un gran frente común para exigir a López Obrador haga caso al llamado popular porque la solución no está en darle a los damnificados un pequeño paliativo económico y, que a la vuelta de algunos años, se vuelva a presentar dichas afectaciones.
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