Esta semana, los mexicanos fuimos conmocionados por una tragedia de grandes dimensiones. La madrugada del pasado 4 de mayo, colapsó un tramo de la vía elevada de la Línea 12 del metro de la CDMX, cuando un vagón de tren cruzaba por ese punto. Hasta el momento, de manera oficial se han contabilizado a 26 víctimas mortales del accidente y 79 heridos, aunque diversos investigadores y periodistas independientes calculan que son muchos más los fallecidos, aunque las autoridades intentan ocultar las cifras reales.
Esta tragedia, que cobró la vida de gente humilde y trabajadora que volvía a sus hogares después de extenuantes jornadas laborales, ha desnudado la ineficacia de las administraciones de “izquierda” y del grupo político que ha gobernado la Ciudad de México desde hace 25 años y pone en el banquillo de los acusados a Marcelo Ebrard, jefe de gobierno de 2006 a 2012 y actual secretario de Relaciones Exteriores, y a Claudia Sheimbaum, actual jefa de Gobierno, ambos aspirantes a la sucesión presidencial en 2024 y en quienes el presidente López Obrador ha puesto su confianza para dar continuidad a su “Cuarta Transformación”. Por eso, los morenistas no han podido culpar a los gobiernos del pasado puesto que ellos mismos, bajo otras siglas y colores, han gobernado en el pasado.
Lo que pasó en la Línea 12 es un catálogo de mal gobierno: mala planeación, negligencia, decisiones apresuradas, acusaciones de corrupción y desvío de recursos e impunidad. Se trata de la línea de tren más nueva, apenas lleva 10 años de haberse construido. Aunque su construcción fue apresurada, pues Marcelo Ebrard quería utilizarlo como plataforma política, por lo que al año y medio de haberse inaugurado tuvo que ser clausurada la mitad de la vía por fallas de diseño y construcción.
Durante la administración de Miguel Ángel Mancera, se denunciaron diversas irregularidades en la Línea 12; la supuesta mejor infraestructura del mundo resultó con vías chuecas, curvas pronunciadas, trenes sin funcionar y la sospecha de corrupción sobre Marcelo Ebrard hizo huir a éste al extranjero, pues rentaron los trenes de la línea y les costaron 3 veces más de lo que hubieran pagado si los hubiesen comprado de contado. Sin embargo, a pesar de los errores estructurales, Mancera reabrió la Línea 12 y avaló su funcionamiento dos veces, la segunda vez fue en 2017 tras los sismos de septiembre, a pesar de las denuncias de cientos de vecinos de Tláhuac en redes sociales, sobre que se abrieron grietas en diversos puntos del tramo elevado y otras partes de la estructura.
Durante los 2 años de gobierno de Claudia Sheimbaum y a pesar de que siguieron las denuncias, no se le ha dado manteniendo al metro, al contrario, se le recortó presupuesto a este rubro y actualmente se encuentra en su nivel más bajo en los últimos 6 años. Además, durante esta administración se han suscitado 3 incidentes graves en las instalaciones del Metro y en todos ha habido fallecidos: un choque en la estación Tacubaya, un mega incendio en el centro de control que dejó sin servicio las líneas más transitadas y el terrible accidente del martes pasado. Todos han quedado en promesas de investigación y nadie ha sido castigado por esta negligencia.
En esta última ocasión tampoco ocurrirá, pues este 6 de mayo, la mayoría morenista del Congreso de la Ciudad de México, votó en contra de que se abriera una investigación para castigar a los responsables de que no se atendieran las fisuras y deficiencias infraestructurales de la Línea 12, a pesar de todas las quejas de los usuarios.
Pero lo ocurrido en el Metro, debe ser una señal de alarma para todos los mexicanos que aún tienen dudas sobre el verdadero carácter falso y oportunista de los morenistas. Pues lo que hicieron con el Metro es lo que están haciendo con el país: destruirlo aceleradamente y dejarlo en pedazos.
Desde que Morena llegó a la presidencia de la República y se hizo con la mayoría de los diputados federales y senadores del Congreso de la Unión, las cosas en México han ido de mal en peor. Prometieron que iban acabar con la corrupción y ésta ha crecido; que iban acabar con la pobreza, pero en lugar de disminuir se ha incrementado alarmantemente, tan solo en 2020 más de 10 millones de mexicanos cayeron en pobreza extrema; hay muchísima gente que perdió sus empleos y fuentes de trabajo con la pandemia y no vimos al gobierno actuar y más de 200 mil mexicanos han fallecido porque no se actuó correctamente ante la covid-19.
Destruyeron el aeropuerto de Texcoco, una obra magna que resolvería los problemas de comunicación aérea que existen hoy en día solo por capricho del presidente. Están destruyendo las empresas que producen energías limpias lo que incrementará la contaminación en el territorio. Están destruyendo los bosques y selvas con el programa Sembrado vida; los fideicomisos que apoyaban la ciencia, el deporte, el cine, el fondo de desastres naturales; acabaron ya con los ahorros del país, como el fondo de estabilización; etc.
Además, para mantenerse en el poder, Morena está concentrando todo el poder en manos del poder Ejecutivo, nulificando a los poderes Legislativo y Judicial, golpeando a los órganos autónomos como el INE, a los que quieren destruir porque no se someten a los designios del presidente López Obrador y, lo más grave, calumnian y agreden a las organizaciones sociales, los medios de comunicación, los partidos de oposición y a todos los que se oponen al ejercicio de un poder autoritario y despótico que pretende eliminar los derechos constitucionales de organización, gestión, manifestación pacífica, libertad de expresión y de pensamiento.
Hay que evitar que Morena continúe destruyendo México, para lo cual debemos impedir que los mexicanos sean víctimas de la manipulación mediática y económica, a través de los programas sociales, de la que echan mano los morenistas para convencer, sobre todo, a las sectores que los reciben. Debemos denunciar todos los hechos que los revelan como oportunistas, mentirosos e ineficientes. La tragedia del Metro es una prueba, no deseada y dolorosa, pero contundente de lo poco que les importa la vida y el destino de los sectores trabajadores del país.
Es una tarea de los mexicanos progresistas, que no queremos que la situación de México se siga agravando y que buscamos construir un país más próspero y justo, en el que la riqueza nacional se reparta en forma más equitativa, evitar que Morena y sus aliados ganen la mayoría de los escaños en la Cámara de Diputados y eso solo será posible no votando por sus candidatos este próximo 6 de junio. Veamos el papel que éstos han hecho, al ponerse de tapete del Ejecutivo, traicionando a sus representados.
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