Falta exactamente un año para las elecciones del 2021, en las que a nivel federal se renovará la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y en el caso de Veracruz se elegirán a nuevos diputados locales y ayuntamientos en los 212 municipios de la entidad.Será la primera elección que enfrentarán los morenistas desde el poder y lo harán con la popularidad de su movimiento desplomándose entre amplios sectores de la población.La gran mayoría de las casas encuestadoras del país informan que más de la mitad de los mexicanos no están conformes con la gestión del presidente López Obrador y eso evidentemente les preocupa.La gira presidencial por el sureste del país, desangelada y opacada por la tormenta tropical Cristóbal, fue con tintes políticos, el inicio formal de la campaña electoral rumbo a 2021.
Pues la pandemia de covid-19 ha venido a acelerar el desencanto de millones de mexicanos hacia la 4T, que creyeron que realmente transitaríamos hacia una transformación profunda, seguramente Morena ya se recuperará de este descalabro. La crisis sanitaria ocasionada por la falta de insumos y personal en el sector salud, los miles de contagios y decesos y, sobre todo, la total desatención a la población que perdió sus fuentes de ingreso, calculado en más de 12.5 millones de personas por el INEGI, ha aumentado el desencanto social.Millones de mexicanos se han dado cuenta que el slogan de campaña "primero los pobres" resultó ser una farsa, pues se les abandonó a su suerte mientras pasaban hambre por la falta de dinero en sus hogares.
Pero no debe olvidarse que el deseo de AMLO y su partido de perpetuarse en el poder a toda costa es innegable.Se ha estado preparando el terreno para concentrar más el poder en la persona del presidente, se han nulificado a los organismos autónomos y a los poderes de la Unión: el legislativo y el judicial, sometiéndolos a los designios de López Obrador, tal y como sucedía en los viejos regímenes priistas, no se tolera el derecho a la libre expresión de las ideas, pues todo crítico del gobierno es convertido en enemigo público y, lo realmente grave, se pretende pulverizar la fuerza organizada del pueblo, se intenta coartar los derechos de asociación, gestión y manifestación de los mexicanos, sobre todo de los más humildes.Señales indiscutibles de que marchamos hacia una dictadura.
Así las cosas, es natural que el pueblo salga a inconformarse.El pasado sábado 30 de mayo, vimos como protestaban caravanas de automovilistas en más de 72 ciudades del país, los manifestantes exigían la renuncia inmediata del presidente López Obrador, la demanda es justificada, no es la solución al problema.Primero, porque es poco probable que López Obrador abdique del poder por sí mismo, es un dictador; y segundo, porque en el caso remoto de que ocurra, ¿quién quedaría en su lugar?, seguramente otro morenista.
Además, aunque tal manifestación fue convocada por el Frente Nacional Anti-AMLO (FRENAA), que se auto declara apartidista y abierto a todas las corrientes ideológicas sin distinción de edad, raza, creencia religiosa u orientación sexual, algunos de los cabecillas de este grupo, destacan por su retórica agresiva, intolerante y neofascista; uno de ellos, Gilberto Lozano, ex directivo de grupo FEMSA y fundador del Consejo Nacional Ciudadano, ha llamado en múltiples ocasiones a las Fuerzas Armadas a la insurrección golpista, su discurso de odio recuerda las frases supremacistas, racistas, machistas y homófobas que en su momento utilizara Jair Bolsonaro para llegar a la presidencia de Brasil.
Claramente, buena parte del núcleo de FRENAA la conforma la ultraderecha más recalcitrante y conservadora, que aunque busca el apoyo de las capas populares no representa sus intereses genuinos.Seguramente la inmensa mayoría de los mexicanos que participaron en estas manifestaciones no saben lo que se escondre tras esa retórica supuestamente incluyente.Pero es necesario estar alertas, pues la mala gestión del presidente López Obrador puede ser capitalizado por estos grupos de ultra derecha, que en caso de ganarse el respaldo de la población pueden conducir al país a un destino peor del que ahora vivimos.
Ni la renuncia del presidente, ni la revocación de mandato son la solución.Si por la vía democrática López Obrador y Morena llegaron al poder, por ese mismo camino deben salir, es la ruta menos riesgosa y más legítima.Solo la conjunción de todas las fuerzas progresistas de México y de todos los inconformes con el régimen puede hacer frente a las pretensiones dictatoriales del presidente.
Sin embargo, nadie debería olvidar que Morena arrasó en las elecciones pasadas debido a la terrible desigualdad social que azota al país, a la pobreza que viven decenas de millones de mexicanos, a la crisis de violencia que golpea al país y, por supuesto, también al despilfarro de los recursos públicos que hicieron priistas y panistas por igual, su discurso capitalizó el descontento de las masas populares y es ese mismo descontento el que ahora mueve al pueblo a repudiarlos.Los problemas que ya enfrentaban las clases populares continúan presentes, en demanda de ser atendidas.
Por ello, una alianza nacional de partidos y organizaciones de la sociedad civil que ignore estas demandas y que pretenda regresar al pasado está igualmente destinada al fracaso.Solo un proyecto de nación que se proponga combatir la miseria y el atraso del pueblo mexicano recibirá el masivo respaldo popular.El Movimiento Antorchista Nacional, en voz de nuestro Secretario General, Ing.Aquiles Córdova Morán, ha reiterado este llamado: Antorcha Revolucionaria está dispuesta a aportar toda su fuerza organizada a un gran frente común en rescate de México, a condición de que sean atendidas las necesidades del pueblo pobre al cual pertenecemos.De ello depende arrebatarle a Morena la mayoría en la Cámara de Diputados en 2021 y la presidencia de la República en 2024.Cualquier otra cosa será estéril.
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