El 3 de agosto pasado, quedaron atrapados, a 60 metros de profundidad, en la mina El Pinabete en una zona anegada, 10 humildes trabajadores mineros, desde entonces ni sus familiares ni autoridades han tenido alguna comunicación con ellos.
Las labores de rescate, al escribir estas líneas hoy 29 de agosto, están prácticamente detenidas por un nuevo plan ideado por las autoridades. El mismo presidente Andrés Manuel López Obrador acaba de decir que los familiares de los mineros accidentados están de acuerdo con el proyecto de hacer un tajo inclinado para que, en aproximadamente un año, sacar los cuerpos.
Esta nueva desgracia, ya sin remedio, nos retrotrae, por fuerza a todos, el recuerdo de los 65 mineros igual enterrados en vida luego de una explosión por acumulación de gas en Pasta de Conchos, en 2006, en Coahuila mismo; para no variar, cuyos cuerpos, López Obrador, en su Tercer Informe de Gobierno,, prometió, a sus deudos, sacarlos para su sepultura, hecho que aún no ocurre por el olvido de quien lo prometió.
La desafortunada noticia de que ya no será posible rescatarlos con vida y las circunstancias bien conocidas y repudiadas del porqué se llega estas situaciones de tragedia pone a México, ante el mundo, como un país con un Estado sin leyes que castiguen la irresponsabilidad de gobernantes, funcionarios públicos, políticos y empresarios que facilitan y permiten que obreros llevados por la más extrema necesidad y pobreza arriesguen sus vidas y la tranquilidad de sus seres queridos al obligarse para huir de la miseria y falta de trabajo a dejar la vida en cualquier momento en los socavones y hoyos de las minas con tal de ganar el sustento de sus familias. Es mayor nuestra desazón e indignación al enterarnos que este último y terrible hecho es solo una cuenta más del rosario de penas que arrastra por más de una centuria la clase trabajadora de esta y otras regiones carboníferas de un estado como Coahuila, asiento de las mayores riquezas mineras de carbón del país.
“La región carbonífera de Coahuila abarca 16 mil kilómetros cuadrados del norte de la entidad en los municipios de Sabinas, San Juan Sabinas, Melchor Múzquiz, Progreso y Piedras Negras, el 90 por ciento de las reservas de carbón en México yacen bajo esta región. Cruces levantadas a flor de tierra o en el interior de los tiros y socavones, (son el) humilde homenaje a los trabajadores que diariamente arriesgan sus vidas extrayendo carbón para generar energía”, Revista Buzos del 25 de septiembre 2021 “Muerte de mineros, historia de impunidad en Coahuila”. Y, agrego yo, dar pingües ganancias políticas y en dinero a una mafia constituida a la cabeza de la cual han estado de fijo los sucesivos gobiernos federales, los gobiernos locales y empresarios bandidos y egoístas.
“En los últimos 15 años 122 mineros más han muerto en Coahuila, los siete de Múzquiz en junio pasado y cerca de dos mil trabajadores muertos por derrumbes, explosiones e inundaciones subterráneas, desde el siglo pasado a la fecha. Organizaciones como Familia Pasta de Conchos ha denunciado la indiferencia de las autoridades de los tres órdenes de gobierno hacia los trabajadores en activo y las familias de los mineros fallecidos desde el accidente de 2006 ya que persisten las mismas condiciones de trabajo y la situación laboral en la que ocurrió aquella tragedia”. (revista Buzos).
A estas alturas, de este último sacrificio de vidas para que otros, los influyentes y poderosos se enriquezcan, se puede descubrir a las claras a los verdaderos culpables directos de la muerte de los diez mineros de El Pinabete. En primer lugar a Manuel Bartlett (priísta de viejo cuño y protegido del presidente de la República López Obrador), director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que dio un contrato por 35 millones de pesos a la empresa causante del derrumbe.
“La conducta de la empresa de carbón es ventajosa, criminal y fuera de la ley por los miserables salarios que paga y la falta absoluta de medidas de protección y seguridad a los mineros que tienen que descender cientos de metros subterráneos para sacar difícilmente el carbón, permanecer en cuclillas entre ocho y diez horas; intoxicarse con gas metano; no protegerse la cara, principalmente los ojos contra el denso polvo del carbón y el no poder usar tapones en los oídos contra los fuertes ruidos que se generan en las minas, ya que les impediría escuchar la ruptura de muros o represas provocada por la presión del agua subterránea. Y todo esto por un salario de dos mil pesos que no alcanza para la familia”. (Revista Buzos).
Otra de las grandes culpables directas de la muerte de los 10 mineros es la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STyPS) del gabinete de AMLO, a cargo de Luisa María Alcalde, hija de grandes personeros de la 4T cuyo único mérito para el puesto que actualmente detenta es haber sido matraquera en la última campaña presidencial de López Obrador, desatiende las demandas para garantizar los derechos laborales de los trabajadores mineros que en cualquier momento pueden ser víctimas de accidentes.
Total, la vida de los mineros en esa parte del país sirve únicamente para engordar las bolsas de los empresarios que se ocupan de mandar a sacar de la tierra su riqueza y explotar inmisericordemente a los obreros que no tienen un Estado protector, unas instituciones que apliquen las leyes defensoras establecidas en la Constitución Política de los mexicanos, defiendan la vida, el salario y la salud de los más humildes y desprotegidos obreros no solo en Coahuila sino en todo el país.
De no cambiar esta realidad injusta de toda injusticia, se repetirán estos hechos como ayer, hoy, delante de nuestros ojos y mañana muy posiblemente las vidas seguirán truncándose, sueños y esperanzas de un pueblo que no merece estas situaciones: una muerte cruel y abandonados, sepultados entre rocas, lodo, gases venenosos y aguas subterráneas que nada saben del dolor humano. La educación política y la organización en un partido de su clase, de las masas obreras cansadas de tanta injusticia, hará el milagro que ya Carlos Marx a mediados del siglo 19 anunciaba: “La liberación de la clase obrera solo puede ser obra de la clase obrera misma”. En ese sentido marcha la historia y en ese sentido marcha el Movimiento Antorchista Nacional, constituir el partido de la clase obrera.
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