Este fin de semana, gritos de protesta y solicitudes de personas provenientes de Puebla, Tlaxcala, Veracruz e Hidalgo, damnificadas por el huracán “Grace”, increparon a López Obrador por haber sido excluidos del censo. La desaparición del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) complicó toda la ayuda porque los siervos de la nación solo apuntan “casa por casa” a gente que votó por Morena en las elecciones pasadas, aun así, los apoyos no llegan. “Somos el pueblo encabronado”, dijo uno de los miles de afectados ante las pérdidas de sus viviendas, cosechas, caminos y de su escaso patrimonio. López Obrador los bateó en Huauchinango y luego hizo mofa del incidente en otro evento público.
¿La pandemia en el país? Galopante. Ayer sumaba 278, 801 muertes y 3,681, 960 casos confirmados.
Mientras, el partido en el poder sigue su típica guerra de tribus y “todos aquellos que están haciendo públicas las diferencias internas, serán llevados ante la CNHJ-Morena, para definir su situación”, dijo uno; “empieza la cacería de brujas”, dijo otro. “Y es que cuando la perra es brava hasta a los de la casa muerde”.
Afuera hay malas noticias para los admiradores del estilo de vida norteamericano: el Covid-19 acumula 2,116,028 fallecidos y 43,349,211 contagiados; la tensa polarización política sigue en aumento y la mayoría de los votantes del expresidente Donald Trump quieren que los estados republicanos salgan de la Unión; en paralelo, más de 6 de cada 10 electores de Trump o de Biden consideran que EE. UU. no es una democracia representativa, sino más bien “un sistema que es gobernado y amañado para el beneficio de los ricos”. Y sí, el dominio de unos cuantos multimillonarios que aplican el modelo económico neoliberal a nivel mundial jamás dañará las utilidades del capital, para ello alimentan a ese Moloch con los métodos más terribles, a costa de millones y millones de muertes por la pobreza, sobreexplotación de la mano de obra, pandemias, hambre, violencia, narcotráfico y guerras.
Es importante ver que, aunque EE. UU. provoca militarmente en el mar del Sur de China, su miedo lo delata. Hace semanas, el general John E. Hyten, vicepresidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, dijo: "Nuestro objetivo debe ser nunca ir a la guerra con China, nunca ir a la guerra con Rusia porque ese día es un día horrible para los Estados Unidos”; en los últimos meses se ha difundido que el Dragón construye silos nucleares en una dimensión y velocidad que el jefe del Comando Estratégico de Estados Unidos, Charles Richard, definió como "impresionante", aunque admitió en el 24 Simposio Anual de Defensa Espacial y de Misiles que esa palabra puede ser insuficiente; el almirante estadounidense retirado y exjefe del Comando del Pacífico de EE. UU., Harry Harris, dijo que "es muy importante que hagamos todo lo posible para evitar una escalada y una guerra abierta" con China.
En síntesis, el sentimiento de superioridad estadounidense se viene abajo, completamente, y lo ha hecho en el terreno militar, en el cual se suponía que mantenía una amplia superioridad que avalaba su autoestima. Lo cierto es que China se mueve con gran soltura y firmeza, no le está temblando el pulso, y este aplomo tienen sus raíces en la convicción de que el Dragón marcha por delante del Águila en rubros económicos y militares muy importantes, decisivos en los próximos años. Quienes luchamos por una patria y un mundo mejor vemos con gran optimismo la caída de un mundo unipolar.
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