Vivimos en un país convulsionado por una crisis económica causada por el mal manejo del gobierno mexicano, pomposamente autollamado de la Cuarta Transformación. Los actuales malos gobernantes, quienes en su propaganda electoral se presentaron con imagen impoluta, limpia, sin mancha; pero ahora que gobiernan se desenmascaran y el pueblo descubre que sus gobernantes pertenecen a una caterva de hombres perversos y malandrines que están haciendo mucho daño a todos los mexicanos.
Para empezar, en el caso del manejo de la pandemia y sustentados en la austeridad republicana, el gobierno dejó morir, según datos oficiales, a 333 mil mexicanos; aunque algunos analistas sostienen, que las muertes por coronavirus o por secuelas, fue de más de 600 mil, colocando a México en el quinto lugar mundial en decesos por la pandemia.
Recordemos, sólo como ejemplo, que, en este periodo, el organismo social, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), denunció que una empresa, propiedad de León Manuel Bartlett Álvarez, hijo del director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Barlett Díaz y exgobernador de Puebla, vendió al gobierno del estado de Hidalgo ventiladores respiratorios para atender a pacientes con coronavirus a un precio más alto que el del mercado, el contrato fue de 31 millones de pesos por 20 ventiladores. ¡Negocio redondo!
Recordemos también, que, en este mismo periodo, la prensa dio a conocer varios actos de corrupción de los principales funcionarios del gobierno actual, entre los que se encuentra el director de CFE, Manuel Barlett Díaz, propietario de una fortuna 16 veces mayor a la reportada a la Secretaría de la Función Pública, con valor de 800 millones de pesos, entre las que se incluyen 23 casas y 12 empresas.
También se conocieron, a través de los medios de comunicación, hechos repudiables como los videos que evidenciaron a los hermanos del presidente de México, Pío y Martín Jesús López Obrador, recibiendo dinero en efectivo presuntamente para la campaña presidencial de 2018. Andrés Manuel López Obrador salió a defender a sus hermanos, afirmando que no se trataba de un asunto de corrupción, sino que la entrega del dinero en efectivo que eran aportaciones para fortalecer su movimiento, haciendo caso omiso, de que ese dinero se había escamoteado de las finanzas gubernamentales. Y para mal, de males, los hermanos López Obrador ya fueron exonerados.
Otro caso, también denunciado es el de la ahora, ex secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, quien supuestamente, debía vigilar que los funcionarios públicos se condujeran con honradez, pero, a ella y a su esposo John Ackerman, se le encontraron seis propiedades con valor 60 millones de pesos, pagadas en efectivo, cuando sus ingresos no justifican la adquisición de tantos bienes inmuebles.
Hay corrupción en el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, el llamado Indep. El titular de esta institución Jaime Fernando Cárdenas presentó su renuncia, tras haber encontrado graves irregularidades y falta de apoyo para corregirlas, denunciando así mismo, que el secretario particular de Andrés Manuel López Obrador era la fuente de los males, pues solapaba actos de corrupción, en los cuales se robaban y desvalijaban el patrimonio a subastar.
Otros hechos viles, son por ejemplo, el caso del hijo de Andrés Manuel López Obrador, José Ramón López Beltrán quien sin justificar actividad laboral vive como rico en Estados Unidos, en la famosa “Casa Gris”, cuyo valor está determinado en 20 millones de dólares, cuenta con sala de cine privada, alberca, jardines.
También, se ha denunciado como acto de corrupción, la constitución de la fábrica de chocolates Rocío, propiedad de los hijos del presidente, pues, fue vinculada a los beneficios del Programa Sembrando Vida, denotando, el mal manejo de este; además de los contratos de Pemex con Felipa, la prima del presidente.
Otro escándalo de corrupción, es la estafa maestra de la Cuarta Transformación que se da en Segalmex, y que asciende a 15 mil millones de pesos más lo que se descubra; hubo contratos sin licitar, sin cumplir; gastos sin comprobar, inversiones en bonos y valores; pérdida de estados financieros y que conste, se trata de una institución cuyo objetivo es asegurar la alimentación de los mexicanos.
No es casual que México haya sido evaluado como el país más corrupto entre los 38 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Todos estos hechos demuestran que quienes gobiernan están para servir a los poderosos, a cambio de que les dejen escamotear los recursos del erario público y cínicamente se defienden diciendo que los anteriores gobiernos robaban más. Pero, de lo que se trata, no es de que se les permita cometer actos ilícitos porque otros así lo hicieron; se trata de que nadie robe el dinero del erario de la nación. Pero para lograr eso hace falta que el pueblo trabajador forme su propio partido e inicie la lucha por la toma del poder político, cambiando a la élite gobernante por los trabajadores, obreros y campesinos, que son quienes producen la riqueza de este país. ¡He dicho!
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