A casi un mes de la presentación del Plan Antiinflacionario en Palacio Nacional resulta que no es del todo cierto el control de precios de los 24 productos de la canasta básica, pues como ha registrado la prensa en las primeras tres semanas del pacto, la inflación se ha incrementado en 0.3% en promedio. En algunos casos como el jitomate el precio se elevó en más del 6% en el mismo período.
Como lo han señalado muchos especialistas, el problema del alza de precios se debe fundamentalmente a factores externos, como el conflicto entre Rusia y Ucrania, los efectos de la pandemia y los problemas para reactivar la economía mundial han encarecido las materias primas y granos básicos, lo cual hace inviable el control de precios por los gobiernos locales.
Aun cuando los bancos centrales disminuyeran la tasa de interés para incentivar la inversión y así facilitar el crédito, esta medida no será suficiente para contener la escalada de precios de los productos porque se excluyen los fuertes impactos de la economía global en las naciones emergentes como México.
Otras medidas adoptadas por el gobierno federal tienen que ver con el estímulo a la producción de alimentos, en otorgar fertilizante a los productores y ampliar el programa sembrando vida, sin embargo, estas medidas son limitadas puesto que la entrega del insumo sólo será en 9 estados y el impacto del segundo no será tan inmediato. Para el caso de Morelos incluido en esa lista, la titular de Sedagro ya salió a decir que no habrá fertilizante para todos y reconoció que no tienen actualizado el padrón de productores, entonces ¿A quién se elegirá y cuáles serán los criterios para la entrega del fertilizante? Nadie lo sabe.
Para evitar que los gobiernos dispongan a su antojo del presupuesto y sean quienes decidan a quien se darán los apoyos y excluyan a una gran parte de la población, en este caso productores de granos básicos, los campesinos deben organizarse, luchar por mejores y variados apoyos para el campo, porque al final el presupuesto público es producto de los impuestos que pagamos todos los mexicanos.
O bien, si realmente se quisiera evitar la carestía y que la inflación no impacte en el bolsillo de la mayoría de los mexicanos, la salida no es un plan emergente como el propuesto por el presidente López Obrador sino atacar de fondo el problema, y para esto se requiere de cambiar de modelo económico porque es el causante de la concentración de la riqueza en pocas manos mientras la inmensa mayoría se debate en la pobreza y la marginación. En consecuencia, se requiere de un modelo distinto que contemple empleo para todos, mejora sustantiva de los salarios, mayor recaudación fiscal bajo el principio de “quien gane más pague más”, entre otras medidas de política económica el gobierno contará con mayor presupuesto y le permitirá hacer obras de infraestructura que tengan impacto en el desarrollo nacional, además de atender las necesidades de obras y servicios de los mexicanos olvidados.
El único detalle está en que este modelo económico (que plantea el Movimiento Antorchista), sólo lo podrá llevar a cabo un gobierno verdaderamente comprometido con el pueblo, salido de sus entrañas y para conseguirlo es necesario contar con un pueblo educado y organizado el cual pueda enfrentar con posibilidades de éxito los retos que surjan de su implementación, pero es la única vía factible de que México pueda salir del hoyo en que nos encontramos por décadas.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario