Los asentamientos irregulares en Quintana Roo van en aumento ante la carencia e incertidumbre de un trabajo que garantice el acceso a los mecanismos crediticios para adquirir una vivienda, pues se han convertido en la opción única de miles de familias pobres para contar con un patrimonio y tener un lugar donde vivir, aunque ello signifique padecer la ausencia de obras, servicios públicos básicos y enfrentar la marginación social.