En la semana que concluyó se cumplieron 54 años del hecho más arbitrario y sangriento en contra de la comunidad estudiantil. Ha pasado poco más de medio siglo después de la matanza de los estudiantes, hecho que se debe recordar y celebrar ejerciendo una lucha enérgica, en la que se manifiesten los ideales de un movimiento estudiantil con conciencia de clase (inconforme, insatisfecho por las erradas políticas de la Cuarta Transformación afectando directamente al alumnado pobre) que esté dispuesto a defender los intereses estudiantiles que se abandonaron hace más de 50 años.
Como todos sabemos, el Paquete Económico 2023 ya se encuentra en discusión en la Cámara de Diputados, el cual no atiende temas fundamentales como la infraestructura municipal, la educación, ciencia, tecnología y salud. En lo referente al sector educativo, el mísero aumento sólo se destina a programas clientelares del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y no voltean a ver las necesidades reales de la educación mexicana: atender la deserción escolar, el rezago educativo y la infraestructura de las escuelas.
Veamos, a los programas prioritarios del presidente les han aumentado hasta el doble de lo programado en sus inicios. Hablando de las fricciones del actual secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, con el presidente López Obrador, el columnista de El Universal, Mario Maldonado, escribió: “Más recientemente, Ramírez de la O volvió a tener fricciones. A la titular de la Secretaría de Energía, Rocío Nahle, se le fue al cielo el costo de la refinería de Dos Bocas, calculó que costaría siete mil millones de dólares y va en 20 mil millones, en medio de la opacidad y presuntos actos de corrupción que estarían beneficiando a la familia y allegados de Nahle.
Lo mismo pasa con el presupuesto del Tren Maya, el cual se ha disparado 70 por ciento y se prevé que siga aumentando; se fue de los 11.8 mil millones de dólares a los 20 mil millones” (El Universal, 5 de septiembre). Esta es la otra parte de la explicación del exagerado incremento del presupuesto para los programas prioritarios del presidente, mientras se descobijan las necesidades de la población más vulnerable. (Texto copiado del artículo: “Presupuesto 2023: La verdadera pobreza franciscana”).
Atendiendo al artículo de Aquiles Córdova Morán, secretario general del Movimiento Antorchista, se manifiestan los datos de despilfarro brutal de dinero en las obras faraónicas del López Obrador. Se observa una arbitraria y pésima aplicación de los recursos. Si no hay propuestas de solución -para la sociedad en general- como salud, infraestructura, empleos, etc., menos para el sector educativo. Por ahorro de texto no creo conveniente expresar el fracaso rotundo que manifiestan los proyectos del presidente. Sigamos analizando el desastroso sistema educativo.
De acuerdo con una investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), el gasto educativo está por debajo de niveles pre-pandemia. Veamos: El incremento del gasto educativo equivale a 0.14 puntos del PIB. El 46.2 por ciento de este incremento se concentra en dos programas: La Escuela es Nuestra y Previsiones salariales del FONE (aumentos de salarios). Sin embargo, el gasto educativo se encuentra por debajo de los niveles de 2016, y se priorizan los programas de becas e incrementos salariales. Para educación básica no se identifica presupuesto para abatir los efectos de la pandemia por la covid-19. Para educación básica, no se identifica presupuesto para abatir los efectos de la pandemia por la Covid-19, este nivel concentra 73.1 por ciento de la matrícula escolar.
En los niveles de EMS y ES se identifican incrementos en programas que podrían contribuir a la recuperación del aprendizaje y evitar la deserción escolar. En EB, no se identifica presupuesto para abatir los efectos de la pandemia; el aumento se concentra en el PLEN (sin desagregar el presupuesto para infraestructura educativa y horario extendido), y en previsiones salariales. Tampoco, se identifica presupuesto para la priorización del bienestar psicosocial de docentes y de las y los alumnos.
Es importante que este aumento del gasto educativo se mantenga, ya que los recortes consecutivos del gasto educativo de 2016 a 2022 y la pandemia por la covid-19 han resultado en una disminución de la cobertura educativa de 65.4 por ciento en 2019 a 62.7 por ciento en 2022. Estos efectos no se sentirán solo a corto plazo, sino que sus consecuencias podrían reflejarse en una disminución de la calidad de vida de las generaciones futuras.
Aquí podemos ver una muestra clara de los verdaderos intereses del presidente. Queda claro que la educación no es prioridad de este gobierno. En primer lugar, de acuerdo al análisis del CIEP vemos que se priorizan los programas de Becas para los jóvenes y los incrementos salariales para los docentes. En ningún se manifiestan las medidas para atacar la deserción escolar, pésimas condiciones de infraestructura, que abarca la falta de aulas, techumbres, explanadas de recreación, módulos sanitarios, audiovisuales y químicos, comedores estudiantiles, y si le sumamos, no hay propuesta para atacar el cobro de pasajes, inscripciones, alimentos, uniformes y demás.
Entonces, ¿Ya notamos que para estudiar debemos contar con recursos económicos? ¿Queda claro que en México las familias humildes, aquellas que no tienen recursos para poder pagar pasajes de traslado de su hogar al centro escolar y viceversa? Esto, pues, manifiesta las pésimas condiciones educativas que históricamente ha presentado nuestro país.
Si bien sabemos que el recurso destinado para educación es intencionalmente mal calculado. Veamos que, nuevamente con el CIEP, afirma lo siguiente: “Para Educación Básica no se identifica presupuesto para abatir los efectos de la pandemia por la covid-19, este nivel concentra 73.1 por ciento de la matrícula escolar”. En primer lugar, en tiempos de pandemia, fue evidente el deterioro en la calidad de la infraestructura. No podemos darle la menor importancia al nivel educativo que más lo demanda, en este caso por su matrícula, se le destine el menor recurso posible. Inaceptable.
Hasta aquí vimos, por un lado, datos alarmantes, datos que manifiestan la crueldad y pobreza que impera en el sector educativo (y todos los datos, números, informes, alarmantes que por limite de texto, no plasmamos aquí). Y por otro, la ineptitud, la nula preocupación de las autoridades para combatir con seriedad este importante y sensible sector educativo.
Finalmente, analicemos lo preocupante del asunto. En nuestro país, sepan todos, que no hay y no habrá autoridades que respondan en primer lugar, a la clase trabajadora, a los humildes y emanado de ellos a los estudiantes populares que dependen de las condiciones necesarias para poder estudiar.
Eso no es lo preocupante, pues no esperamos que vengan estas figuras públicas a resolver nuestros problemas, el problema -y el cambio certero- se enfoca en la organización estudiantil, en la lucha enérgica que necesita nuestro país, pues urge que los jóvenes adheridos a la FNERRR dimensionen el peso que cae sobre sus hombros. La FNERRR va a ejercer una lucha en el que se necesita la participación de todos los jóvenes estudiantes, el cambio que pueda haber gracias a la lucha estudiantil será en favor de todos los estudiantes mexicanos.
Dice el poeta: “La creación de mi mundo pide brazos dispuestos, corazones sinceros y cerebros sin par”. Los fenerianos que tengan necesidad de resolver sus demandas, aquellos que tienen miserables condiciones educativas -y aunque no las tengan- unámonos al llamado que hace la FNERRR. La juventud siempre empuja, la juventud siempre vence y la salvación de México de su juventud depende.
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