Entender la estructura social de nuestro entorno más cercano y enlazarlo con una realidad concreta, aparentemente aislada, les permite a los hombres mejorar las condiciones primeras, basadas en la necesidad de un pueblo y de sus individuos; por tanto, es comprender que los sucesos o acontecimientos políticos, económicos, culturales y sociales convergen sobre un solo eje, la necesidad.
Es importante relacionar nuestro presente con un enfoque más científico, analizar las cosas a través de la línea del materialismo histórico, pues, no solo ayuda a quien lo estudia de manera rigurosa, sino también al entorno de quienes así lo estudian, “como línea de transformación”.
Cuando hablo de transformar, concerniendo esa tarea no como una obligación, sino como una necesidad y afirmando que tienen que ser todos los hombres quienes se encarguen de esta tarea, hay que analizar primero lo siguiente; ¿Qué se necesita transformar del hombre?, ¿Qué debe transformar el hombre?, y ¿Qué necesita esta sociedad para lograr el orden, la convivencia y bienestar común?
Respondiendo a mi primer cuestionamiento, es innegable que como individuos estamos llenos de defectos muy particulares, pero esos no son los que interesan a mi análisis, sino los que el sistema nos concibe, para su propósito de mantener activo su ejército de trabajadores al servicio del capital.
Dos cosas tienen que cambiar o, en su caso, mejorar el hombre, lo primero es su pensamiento; lo segundo es la aplicación de sus ideas, pero ¿qué debe pensar y qué debe hacer?, es difícil orientar el pensamiento al bienestar común, pero mucho más difícil es la aplicación. Marx lo dijo en su discurso de la Primera Internacional Comunista, “los Filósofos se han limitado a interpretar al mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo”. En conclusión, el hombre no puede concebirse como un individuo desinteresado de los problemas, tiene que volverse un agente de cambio, pero solo es posible a través de una formación integral, fomentando valores que pueden ser inculcados con la enseñanza de una filosofía Marxista y de las Bellas Artes.
Cuando nos formulamos la pregunta ¿qué debe transformar el hombre?, respondo afirmando la persistente necesidad histórica, de mejorar la sociedad, erradicando la explotación del hombre por el hombre. En nuestra sociedad actual y en las anteriores, ha sido evidente la relación de explotación, siempre unos mandan, y otros trabajan, pocos tienen mucho y muchos tienen que luchar por el sustento diario.
Analizando este desorden económico, en Quintana Roo vemos lo siguiente. Según el Coneval, en 2018, era de 7.1 por ciento la población con ingreso inferior a la línea de pobreza extrema; en 2020 actualiza la estadística con un aumento considerable, pasando al 23.1 por ciento, lo que en números absolutos rondaba en ese momento los 434 mil habitantes; aparentemente la tasa de desempleo ronda en el 3.01 por ciento hasta el año en curso, pero la tasa de informalidad está en el 46.2 por ciento.
Las autoridades deberían ser el primer órgano que ayude a moderar los excesos, pero pareciera como si esto fuera el “Nascar”, donde a la primera oportunidad que tienen, donde sea que estén, quieran estar en los primeros lugares, pero aquí no llegan los mejores ni los abnegados, sino los más mañosos y corrompidos. Para muestra un botón, Juan Vergara Fernández, secretario de Finanzas del Gobierno de Quintana Roo, destaca su imagen y reluce en los medios de comunicación, por saber hacer dinero, ¡sí!, pero dinero que embolsó persiguiendo sus intereses y los de unos cuantos, eso no lo digo yo, sino él mismo lo expuso, en su última declaración del 3de3, donde se ubica en el puesto número uno del Rankin, ¡vaya!, este señor nos resulta mejor que el mismo Checo Pérez, pero como él no es deportista y la única relación que pudiera tener con el Nascar o la Fórmula 1, en un supuesto, sería por intereses económicos. Es evidente el enriquecimiento de algunas gentes a costa de quienes sostienen el andamiaje económico de la sociedad.
Para finalizar mi análisis y dar respuesta a mi tercer pregunta, quisiera decir que el objetivo de transformar al hombre tiene entrañado los mecanismos para transformar nuestra sociedad, de una sociedad desigual a una más justa; es tarea de todos los hombres, pero tenemos que entender que solo los que entienden la necesidad de cambio pueden encaminar esta tan importante tarea, por eso me atrevo a afirmar, que solo un verdadero revolucionario tiene las herramientas ideológicas y, ellos pueden ser los agentes que marquen el orden social necesario, pero repito, solo los verdaderos revolucionarios, no aquellos que se quedan en el rollo, no aquel que prefiere tomar un fusil ignorando al libro, no aquellos que dicen una cosa y hacen lo contrario.
La lucha es de todos, pero no todos cobijan la lucha por mejorar nuestro mundo, mientras los gobiernos se duermen en su discurso, culpando a otros para ocultar su incapacidad, los verdaderos revolucionarios, los antorchistas, nos rompemos el lomo todos los días, por mejorar nuestro país, formando a hombres y mujeres con la capacidad de entender la realidad y formularse posibles soluciones para los problemas concretos del lugar donde estén.
Los antorchistas sabemos que todo pueblo tiene sus muy variados problemas, pero también sabemos, que un pueblo sin educación, sin cultura y que no se relaciona con la política, será un pueblo ignorante y gobernado por los intereses de unos pocos. Hay que transformar la mente del hombre, para que sea su conciencia la que haga la transformación del mundo.
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