Desde hace muchos años, los gobiernos han sido incapaces de generar las condiciones para crear empleos suficientes y bien remunerados para todos los mexicanos. La Población Económicamente Activa (PEA) está compuesta por 58.2 millones de trabajadores, esta enorme fuerza laboral se divide principalmente en dos grandes grupos; el primero, compuesto por 26.1 millones de trabajadores (44.6 por ciento), cuentan con un empleo formal y, por lo tanto, con prestaciones que le otorga la ley, y el segundo grupo de 32.4 millones de mexicanos (55.4 por ciento) se las han arreglado como pueden, son trabajadores que han caído en la informalidad, laboran sin contratos, sin horarios fijos, ni afiliación a la seguridad social, sin un ingreso fijo y seguro, además de la incertidumbre de sufrir un desalojo, una reubicación y ser víctimas de la extorsión de inspectores municipales y toda clase de autoridades.
Prácticamente seis de cada 10 trabajadores no tienen acceso a instituciones de salud, de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi.
El trabajo informal sigue siendo, junto con la migración a Estados Unidos (EE. UU.), la salida para todos aquellos trabajadores que no encuentran un lugar en el mercado laboral formal.
El cruce de migrantes mexicanos hacia EE. UU., ha llegado a cifras récord. De enero a marzo de 2022, fueron detenidos y expulsados 147 mil 394 mexicanos, esta cifra representa un incremento de 83 mil 114 en comparación con el mismo periodo de 2020, cuando fueron detenidos 64 mil 280 connacionales.
Lo mismo ocurrió con mexicanos menores de edad no acompañados, fueron detenidos 3 mil 506 (54 por ciento) en el mismo periodo de ese año, en comparación con los mil 890 del 2019.
Millones de familias se ven obligadas a separarse porque alguno o algunos de sus miembros tiene que emigrar en busca de empleos que no encuentra en su tierra oportunidades, que este gobierno lo mismo que los anteriores, no han sido capaces de generar, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador, sin empacho, celebra esta tragedia humana, presumiendo como un logro de su administración, el aumento de las remesas.
Ahora vamos a los salarios. A partir de este año, los trabajadores que perciban su ingreso en función de salarios mínimos tendrán un incremento de 20 por ciento en sus percepciones. En toda la franja fronteriza el salario mínimo pasará de 206.34 pesos a 312 pesos diarios, un incremento de 1,584 pesos al mes. En el resto del país el incremento será de 1,052 pesos mensuales, llegando el salario a 207 pesos al día.
La definición de salario mínimo en México dice que es la remuneración económica menor que debe recibir un trabajador por sus servicios profesionales, para que pueda cubrir las necesidades de una vida digna, como alimentación, vivienda y educación para los hijos.
Pero sabemos que esto es una absoluta mentira, ni con este nuevo aumento, se mejora sustancialmente la vida del trabajador y su familia, es toda una comedia armada entre el gobierno, los empresarios y los líderes obreros. Pues el aumento de los precios de la canasta básica hará polvo este aumento salarial.
Desde la década de los 80 del siglo pasado, el mundo capitalista, incluido México, cayó en las garras del modelo económico neoliberal, que consiste en mantener una política de austeridad (no aumentar a los gastos en salud, educación, tecnología), que no paguen impuestos los multimillonarios y mantener los salarios en el límite más bajo, todas estas medidas dirigidas a incrementar las ganancias de los poderosos.
Cuando un gobierno se preocupa de verdad por el bienestar de todos los mexicanos, las primeras dos acciones que debe cumplir son: aumentar los salarios lo suficiente para que los trabajadores y sus familias tengan una vida decorosa y generar los empleos necesarios para todos los mexicanos, además de educación gratuita y de calidad, servicios de salud dignos y un programa de vivienda accesible para todos los trabajadores.
Mientras esto no suceda, seguiremos bajo las reglas del neoliberalismo, el crecimiento escandaloso de las grandes fortunas a costa de las mayorías que seguirán siendo explotadas. El camino no es fácil, porque requiere de la voluntad de millones que se decidan a organizarse y luchar por una vida mejor, porque ningún gobierno por sí solo lo va a hacer.
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