MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los refugiados potosinos

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"Todos los días me levanto a la cuatro y media de la mañana para poder alcanzar el camión que me lleva a la General Motors a trabajar; de regreso, son otras dos horas; diariamente hago mucho tiempo en el camión y ya no me sobra tiempo para otras actividades". Nos comenta María del Carmen Pedroza Pérez, vecina de la cabecera municipal de Guadalcazar y obrera de la empresa automotriz, que gran parte de su vida se la pasa en el traslado de su hogar a al empleo.

Esta historia, es la de miles obreros que todos los días se tienen que trasladar desde lugares cada vez más alejados de la zona fabril para llegar a su fuente de empleo. Así vemos, que diariamente cientos de vehículos de transporte de personal traen trabajadores de municipios vecinos al de la capital, como son: Villa de Arriaga, Villa Hidalgo, Villa de Arista, Zaragoza, Tierra Nueva, Mexquitic, Ahualulco y ahora de más lejanos, como es Guadalcazar o de localidades de otras entidades, como Guanajuato. Total que el crecimiento y desarrollo industrial en la capital potosina necesita de mano de obra, de mucha mano de obra, pero barata. Fuerza de trabajo que los dueños de los centros fabriles ya no pueden encontrar en la ciudad de San Luis Potosí, por su escases y porque muchos desempleados prefieren dedicarse al empleo informal, (según datos de STPS federal en SLP más del 65% de potosinos en edad de trabajar tiene su fuente de empleo en la informalidad) antes que ocuparse en las fábricas por los bajos salarios.

Este recién fenómeno de gran absorción de mano de obra en la ciudad y por otra parte, la fuerte emigración de habitantes de poblados con vocación agrícola de antaño, por la falta de apoyo oficial; está generando una gran avalancha de obreros para la zona fabril, provenientes de localidades rurales vecinas a San Luis Potosí, mano de obra, que se hace acompañar de su familia, de sus vástagos para hospedarse aquí en la ciudad; porque ya le resulta incosteable destinar gran parte de su vida en su traslado a la fábrica, como el caso de María del Carmen.

DSA

La falta de apoyo oficial a los productores del campo potosino ha generado el problema de emigración hacia la ciudad. "Para saltar del sartén a la lumbre", porque acá en la zona urbana este fenómeno de expulsión de agricultores, en los últimos años, está desarrollando un nuevo problema social: la sobrepoblación en la ciudad y la falta de vivienda y servicios para los refugiados del campo. Así vemos grandes conglomerados humanos, centros de población cada vez más numerosos en la periferia de la ciudad. Colonias que se forman rápidamente en predios "irregulares" y sin el auxilio de la autoridad para proporcionarles servicios básicos, como el agua, la luz, drenaje; lugares, donde por doquier se respira a miseria y abandono.

Con la fuerte aspiración de mano de obra por el desarrollo industrial en la ciudad, ya autoridades de administraciones pasadas, habían previsto este posible fenómeno de migración a la capital, y por ello, junto con negociantes inmobiliarios impulsaron monumentales proyectos habitacionales, como fue Ciudad Satélite; que desde su creación resultó un fracaso, porque no se impulsó con un sentido social, sino de acumulación de capital; debido a los altos precios de venta de las viviendas, inalcanzable a la modesta economía de las familias proletarias, y allí están abandonadas miles de viviendas construidas y que deberían estar ocupadas por los nuevos obreros de la zona fabril. Hay viviendas, miles de viviendas; pero inalcanzables para la economía de los miles de potosinos sin hogar.

En San Luis Potosí, los mercachifles de la vivienda lucran con la necesidad y miseria de la clase laborante, el precio de la vivienda está por los cielos, la más modesta casa ya alcanza a cerca un millón de pesos, y a pagar a más de 30 años. La especulación de la tierra por parte de los dueños del dinero para la construcción de casas, es otro obstáculo para que los pobres tengan acceso a un modesto techo donde vivir. En contra parte, la iniciativa de los humildes organizados para alcanzar el derecho a la vivienda digna, para los especuladores de la tierra y autoridades venales, les resulta un delito y motivo de persecución, es el caso de mis compañeros antorchistas, vecinos de la colonia Margarita Morán, que hoy cumplen 10 años de haber adquirido de manera legal y de buena fe, un predio de 6 hectáreas a un particular al sur de la ciudad, pero como en años recientes se ha impulsado un fuerte desarrollo residencial en esa zona, ambiciosos inmobiliarios pretenden desalojar por la vía violenta a más de 400 familias que viven allí, bajo el argumento de que tal centro popular de población les disminuye la "plusvalía" de su zona residencial, y contando con el apoyo de las autoridades venales, a éstos humildes potosinos, se les niega la introducción del agua, energía eléctrica, drenaje y demás. Así han vivido más de 10 años, como desterrados o refugiados en su propio terruño. ¿El nuevo gobierno del doctor Juan Manuel Carreras, también los desconocerá como potosinos? Al tiempo.

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