La ola de migrantes que cruzan por nuestro país, en caravanas integradas por personas provenientes de los países de Centroamérica y del Caribe, hace pensar en la situación parecida que sufren nuestros connacionales cuando se aventuran a cruzar la frontera del vecino país del norte. Aquí en México, causa admiración ver el desfile de hombres y mujeres, padres y madres que acompañados de sus hijos, arriesgan todo con tal de llegar a Estados Unidos, no solo en busca del sueño americano, sino como en el caso de los Haitianos, salvarse de los hechos violentos e inseguridad de su país; otros buscan mejores condiciones de vida, ya que en su patria no hay oportunidades de mejorarla por la falta de empleo y despreocupación de sus gobiernos en desarrollar políticas económicas que permitan una vida estable y próspera. La preocupación también se centra en el trato que estas personas reciben de los órganos mexicanos que a toda costa intentan detener el río de seres indefensos que arriesgando su integridad física rompen las barreras que el personal de la Guardia Nacional y Migración interponen en su recorrido. Es un trato inhumano al hacer uso de la fuerza y en ocasiones de las balas para detener lo imparable.
En Estados Unidos, según un reportaje publicado en el “Diario de Guerrero”, con fecha 3 de noviembre, viven alrededor de tres millones de Guerrerenses, la mayoría se encuentran en ocho estados, principalmente en California, Texas, Atlanta, Nebraska, Arizona, Oregón. Si bien es cierto que un 65% ha logrado regularizar su situación de residente, estos no pierden los lazos con sus familias que permanecen en nuestro país, es más, los padres, esposas e hijos de estos migrantes dependen de ellos económicamente, pero también es cierto que, al internarse a territorio estadounidense, pusieron en riesgo su vida al atravesar el rio y cruzar el desierto, soportando el cansancio, aguantando el frío o el calor infernal según sea la época del año. Estos paisanos cuentan que al cruzar la frontera, inician innumerables sacrificios que deben soportar para llegar a su destino final. Una vez llegando se enfrentan a la tarea difícil de encontrar empleo y aguantar las condiciones de trabajo, el trato de los patrones, las condiciones de hacinamiento, pago de altísimas rentas y a las privaciones que soportan con el afán de ahorrar hasta el último dólar para enviarlo a sus familias.
Sin embargo, estos trabajadores mexicanos en conjunto le dan un impulso importante a la economía nacional, pues según los datos del Banco de México, de enero a septiembre de este año, los mexicanos que viven en el extranjero enviaron 37 mil 334 millones de dólares, cifra que el presidente de la republica presumió como logro de su gobierno, pero todos sabemos que esa es una vil mentira, pues en el caso concreto de Guerrero, las políticas de “austeridad” de la 4T han cerrado en Estados Unidos las representaciones del gobierno estatal que funcionaron cerca de 20 años para proteger y defender a los trabajadores de los abusos del que son objetos en sus trabajos y eliminó los programas de ayuda conocidos como el “3x1” que con la participación estatal, federal y de los migrantes se ejecutaban obras en algunos municipios en el Estado. En el 2020 a todo México llegaron un total de 40 mil millones de dólares. Para la entidad, las remesas representan un respiro para la economía, ya que nuestros connacionales, según la misma fuente (Banxico) informó que en el 2020 fueron enviados a Guerrero mil 942 millones de dólares, (39 mil 62 millones 467 mil 760 pesos). Esta cifra comparada con la del 2019 representa un incremento del 9.5%. Si comparamos esta cantidad, es decir los 39 mil 62 millones de pesos de las remesas con el presupuesto aprobado por el congreso del estado de ese mismo año, que fue de 61 mil 800 millones, representa el 63.2%. los municipios que reciben mas dinero del extranjero son: Acapulco con 3 mil 257 millones de pesos, represento el 85% comparado con el presupuesto aprobado para ese municipio en el 2020. Le siguen Tlapa de Comonfort con 2 mil 978 millones, Iguala de la Independencia con 2 mil 92 millones, Chilpancingo de los Bravo con mil 886 millones, Pungarabato con mil 865 millones, Chilapa de Álvarez con mil 226 millones.
Estas cifras millonarias colocaron a Guerrero en el sexto lugar de las entidades que mayor cantidad de remesas reciben de Estados Unidos. Solo están por arriba Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Estado de México y Ciudad de México. Los migrantes pues, desempeñan un papel importante en la economía nacional, son hombres y mujeres humildes que ante la falta de oportunidades en su tierra natal dejan todo en busca de oportunidades en tierras muy lejanas porque aquí están desempleados y viven en extrema pobreza. Son mexicanos que, día a día van dejando parte de su vida; con su trabajo van agotando sus fuerzas, para fortalecer los bolsillos de los patrones, quienes les pagan una miseria en comparación de los salarios de los trabajadores norteamericanos para quienes están reservadas todas las garantías. En cambio, la mayoría de nuestros paisanos realizan trabajos denigrantes, sin ningún derecho laboral pero eso sí, los impuestos y los descuentos por el seguro se los aplican puntualmente en la nómina, pero nunca reciben el beneficio de acuerdo a la ley.
Es necesario luchar por un mejor país, que proteja a la clase trabajadora, el gobierno esta obligado a crear fuentes de empleo bien renumerados para evitar la fuga de la fuerza de trabajo al extranjero, el dinero que llega a nuestro país de nuestros paisanos es una prueba contundente que los mexicanos somos trabajadores y no es justo que la fuerza de trabajo, la energía productiva se vaya al extranjero a fortalecer otra economía. La esclavitud moderna debemos combatirla organizados y luchando, empezando por exigir al Estado Mexicano y a los dueños del dinero en este país, la creación de empleos para todos los mexicanos.
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