Mucho polvo han levantado los nuevos libros de texto gratuitos, cuya distribución ya está en marcha en todo el país por parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP), pues las clases inician este lunes 28 para más de 24 millones de niños de educación básica (primaria y secundaria).
Los ataques a dichos libros para niños y adolescentes, provienen desde diferentes trincheras y posiciones políticas, ideológicas y jurídicas con cuestionamientos de todo tipo, desde errores tipográficos, ortográficos, matemáticos, literarios e históricos; manejo político-electoral porque ubica al peje lagarto (AMLO) como el mártir de 2006 y, a él mismo como el redentor de 2018, junto con su plaga de la 4T que ya están en plena campaña ilegal por la presidencia, en la elección del próximo año.
Pero el problema no empezó ahora que se anunció su inminente reparto a todas las escuelas. Desde febrero de 2022, la Unión Nacional de Padres de Familia y la Alianza de Maestros, protestaron porque la SEP no los tomó en cuenta ni para la elaboración de los planes y programas de estudio ni, mucho menos, para los libros de texto, a los que sólo un pequeño grupo de morenistas, encabezados por un tal Marx Arriaga y su amiga, Beatriz Gutiérrez Muller, actual esposa del presidente Obrador, decidieron sus contenidos.
Pasó el tiempo y ni los padres de familia ni los maestros fueron escuchados; procedieron jurídicamente, logrando, en septiembre de 2022, un amparo que ordena a la SEP suspender definitivamente la impresión de los libros de texto.
Pero, fiel a su vocación autoritaria y dictatorial, el actual habitante del Palacio Nacional (sí, en el mismo palacio que construyó -sobre las ruinas de la residencia del gran Moctezuma Xocoyotzín- el asesino conquistador de los pueblos originarios de Mesoamérica, Hernán Cortés, y que sirvió de residencia a todos los virreyes que oprimieron y explotaron a nuestros antepasados), como moderno virrey, AMLO desacató la ley y ordenó que se imprimieran y distribuyeran sus libros de texto, en los que el héroe es el mismo habitante del palacio virreinal.
Tan mal realizados están sus libros y tan fuera de la ley, que, hasta sus otrora aliados y apoyadores, pero ahora ignorados por él, los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se oponen y anuncian movilizaciones en contra de su distribución
María Luisa Olvera Trejo
Acostumbrado a que todo lo que envía a las cámaras de diputados y senadores se le apruebe, sin quitar “ni una coma”, no podía permitir que ningún mortal modificara sus libros. De nada sirvió que un juez le dijera que la Ley General de Educación establece que primero se deben elaborar y hacer públicos los programas de estudio, para de acuerdo con ellos diseñar los libros de texto; por sus pistolas, él lo hizo al revés. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó suspender la impresión de los libros hasta que se apeguen a la ley y garanticen la educación integral y de calidad, tomando en cuenta las opiniones de los involucrados, como los padres de familia, los profesores y expertos en la materia. Tampoco obedeció a la más alta autoridad judicial.
Ante la exigencia legal de que informara al pueblo de México, cuáles fueron los criterios, las razones para definir el contenido de los libros, las opiniones de padres de familia, docentes y expertos que participaron, así como el costo de su diseño e impresión, el virrey del palacio respondió con un decreto de la SEP, reservando la información hasta el año 2028 por razones de seguridad nacional.
Esto también ya es costumbre, lo mismo hizo con el informe de los multimillonarios gastos en sus obras inútiles para el pueblo, pero buenas para saquear el erario de todos los mexicanos, como el aeropuerto “Felipe Ángeles”, el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas que, por lo que se ha gastado, pareciera de mil bocas; cuando por Ley se le pide información, la niega y la oculta, reservándola por “seguridad nacional”.
Tan mal realizados están sus libros y tan fuera de la ley, que, hasta sus otrora aliados y apoyadores, pero ahora ignorados por él, los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se oponen y anuncian movilizaciones en contra de su distribución. Por ejemplo, la maestra de carrera, integrante de la Coordinadora y hoy diputada federal morenista por el distrito dos de Chiapas, Adela Ramos Juárez, publicó un video en redes sociales, informando que para el conocimiento de los libros sólo se convocó a diputados morenistas y los calificó de dogmáticos y oscurantistas.
En contrapartida, los líderes magisteriales que antes López Obrador denostaba como líderes “charros” corruptos y vividores, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) hoy los apapacha como buen ejemplo para el gremio porque apoyan incondicionalmente sus libros, aunque tampoco los han leído, pero son sus socios en la corrupción del sindicato más grande de México.
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