Con asombro e indignación hemos escuchado las declaraciones del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, que acusa a los padres de familia con hijos que sufren cáncer de golpistas, por demandarle al gobierno federal medicinas para salvar la vida de sus pequeños hijos.
En esas declaraciones vemos reflejadas la vileza moral y política del gobierno de MORENA, al que no le importa salvaguardar la vida de sus gobernados aun tratándose de unos niños, justificando esta acción de la manera más infame, declarando que las protestas de los padres de familia están orquestadas desde fuera por grupos de derecha internacionales que buscan crear una ola de simpatía con la visión de dar un golpe de Estado.
Lo cierto, es que hay seres que están sufriendo en carne propia, como los niños y los padres, las malas políticas en salud del gobierno, y es que, según declaraciones de Luis Fernando Reyes Guzmán, miembro del Movimiento Nacional por la Salud Papás de Niños con Cáncer, afirmó que el problema de desabasto de estos fármacos comenzó a finales de 2018 y se ha agudizado durante el gobierno de López Obrador y las cifras dadas por organismos serios no contradicen lo anterior.
En el marco del Día Internacional de la lucha contra el Cáncer Infantil, celebrado cada 15 de febrero, se informó que en México cada cuatro horas muere un niño por cáncer y que cada año se registran más de cinco mil casos nuevos, convirtiéndose en la segunda causa de muerte infantil en el país, según datos de la Secretaría de Salud. Los cánceres más comunes son leucemias, linfomas y tumores del sistema nervioso central, y las muertes se incrementan por la falta de un diagnóstico oportuno, por lo que 65 por ciento de los casos se detecta en la etapa avanzada de la enfermedad, lo que habla a todas luces del mal sistema de salud del país, y que lejos está de cumplirse eso que dijo el Presidente, de que tendríamos un sistema de salud como el de Dinamarca.
Los mexicanos hemos visto ya en reiteradas ocasiones la política en salud que ha seguido este gobierno, y hemos comprobado la actuación del subsecretario de Salud durante más de un año, en cuyas manos quedó la dirección para el control y erradicación de la pandemia más grande que nos ha azotado en los últimos tiempos, y su política de la aplicación de la “inmunidad de rebaño”, que no es otra cosa que se salven los más fuertes y el resto que muera, ha traído consecuencias fatales en nuestro país.
Los más de 233 mil muertos por covid-19 en nuestro país, según las cifras oficiales, entre ellas, las de la Universidad de California o de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aseguran que van el doble o casi el triple de lo que reconoce el gobierno, son producto de la política instrumentada por el presidente de la República asesorado por López-Gatell, que desde que dio inicio el azote de esta enfermedad, vimos a un presidente que minimizó la pandemia, se negó a usar cubrebocas y se atrevió a sacar estampitas a la manera del más grosero charlatán; escuchamos a su asesor en salud que dijo que el presidente no tenía fuerza de contagio sino fuerza moral para justificar las acciones de su jefe, y a decir aquel 4 de junio de 2019 que nunca llegaríamos a un “escenario catastrófico” de más de 60 mil muertos, que hoy desgraciadamente la realidad ha superado en demasía.
Pero no satisfechos con esta política criminal, no sólo no han intervenido para salvar vidas por covid-19, sino que ahora ignoran que mil 608 niños han fallecido del 11 de septiembre de 2019 al 3 de septiembre de 2020, en casi un año, según la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC), de esta enfermedad, pero para MORENA esto no es suficiente, ahora se atreven a agredir a los que protestan para exigir el derecho constitucional a la salud y les lanzan a la cara el epíteto zahiriente de golpistas. ¿Qué podemos esperar los mexicanos a futuro, si queremos defender nuestros derechos?
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